
Protesta de mujeres en Kerala. Crédito de la imagen: Asociación de Trabajadores de la Salud ASHA de Kerala (KAHWA). Usada con autorización.
La huelga indefinida liderada por la Asociación de Trabajadoras de la Salud ASHA (KAHWA) en el estado indio de Kerala, en curso desde el 10 de febrero de 2025, superó los cien días. Este hito coincide con una huelga nacional organizada por la mayoría de los sindicatos que exigen condiciones laborales decentes y salarios justos para trabajadoras acreditadas de salud comunitaria (ASHA), trabajadoras de cuidado infantil rural (Anganwadi) y del programa de comedores escolares. También marca el noveno año del gobierno del Frente Democrático de Izquierda (LDF) en el poder. Durante estos cien días, las mujeres en huelga soportaron calor extremo y lluvias intensas mientras acampaban día y noche en un refugio temporal fuera del edificio de la Secretaría en la ciudad de Thiruvananthapuram. Hubo diversas formas de protesta, incluidos actos simbólicos como cortarse el cabello, organizar reuniones públicas y realizar una huelga de hambre de 41 días.
Cobran menos que trabajadores no calificados
Las trabajadoras ASHA dan atención médica voluntaria a comunidades rurales y actúan como un puente entre estas y un sistema de salud más formal a través de un programa patrocinado por el Gobierno.
La Asociación de Trabajadoras de la Salud ASHA de Kerala (KAHWA) exige que el Gobierno estatal aumente su honorario mensual para que se iguale al salario mínimo diario aprobado por el gobierno, 710 rupias (8.30 dólares). «Nuestra demanda es simple», declaró el presidente de KAHWA, V.K. Sadanandan:
An honorarium of Rs 21,000 (USD 245) per month — Rs 700 (USD 8.17) per day. This is not an impossible ask. If migrant labourers can be paid an average of Rs 700, why not ASHA workers?
Un honorario de 21 000 rupias (245 dólares) al mes, 700 rupiase(8.17 dólares) al día. Esto no es un pedido imposible. Si los trabajadores migrantes pueden recibir un promedio de 700 rupias, ¿por qué no a las trabajadoras ASHA?
KAHWA también pide otras medidas: un beneficio de jubilación único de medio millón de rupias (5844 dólares), eliminación de la edad de jubilación obligatoria de 62 años (actualmente congelada por el Gobierno estatal), pago puntual de salarios (antes del quinto día de cada mes) y una carga laboral diaria justa, pues actualmente, muchas empleadas ASHA trabajan entre 12 y 16 horas por día.
Voluntarias vs. trabajadoras a tiempo completo
Aunque la Misión Nacional de Salud (NHM) califica a las trabajadoras ASHA como activistas comunitarias de salud o «voluntarias honorarias» en lugar de trabajadoras formales, establece de manera explícita que su carga laboral debe ser voluntaria y no debe interferir con otros trabajos remunerados ni con su vida cotidiana. Las directrices del NHM sugieren un compromiso de solo una o dos horas diarias. Desde 2024, las trabajadoras ASHA en Kerala reciben un honorario mensual fijo de 7000 rupias (alrededor de 82 dólares), financiado en su totalidad por el presupuesto estatal.
Según una orden del Departamento de Salud y Bienestar Familiar del estado de Kerala, las responsabilidades de las trabajadoras ASHA se ampliaron más allá de las previstas por el NHM. Es importante señalar que esta orden, además, les prohíbe tener otro trabajo a tiempo parcial o completo que interfiera con las funciones estipuladas. El NHM asigna cien tareas mensuales a las ASHA, y el Estado agregó diez más a nivel de distrito, con tareas intensivas de recopilar datos. En efecto, estas funciones ampliadas ocupan casi todas las horas laborales, lo que las obliga a depender de sus ingresos como ASHA, a pesar de que oficialmente son consideradas voluntarias.
Negociaciones fallidas
Tres rondas de negociaciones entre el Gobierno estatal de Kerala y la Asociación de Trabajadoras de la Salud ASHA de Kerala (KAHWA) no lograron una solución. El Gobierno formó un comité compuesto por cinco funcionarios de los departamentos de Salud, Mujer y Desarrollo Infantil, Trabajo, Finanzas y la Misión Nacional de Salud (NHM), encargado de presentar una propuesta en un plazo de tres meses. El primer ministro de Kerala, Pinarayi Vijayan, afirmó que el Gobierno no entablará más negociaciones con las trabajadoras en huelga.
KAHWA rechazó la formación del comité, lo calificó como una táctica dilatoria. También prometieron no levantar la huelga a menos que el Gobierno accediera a aumentar el salario diario al menos en cien rupias (alrededor de 1.17 dólares) y pagara todas las deudas pendientes.
Desde el comienzo de la huelga organizada por la Asociación de Trabajadores de Salud ASHA de Kerala (KAHWA), con apoyo de organizaciones políticas de izquierda como el Centro de Unidad Socialista de India, la Organización Democrática de Estudiantes de toda India y diversos grupos de la sociedad civil, el sector dominante de la izquierda, incluidos simpatizantes y líderes del gobernante Frente Democrático de Izquierda, desestimó el movimiento y lo calificó como «motivaciones políticas«. Alegan que la huelga está respaldada por partidos opositores como el Congreso Nacional Indio y el Partido Popular Indio, en un intento de desestabilizar al Gobierno estatal. Este también ha intentado culpar al Gobierno central.
La huelga de KAHWA no es un caso aislado en la lucha por el derecho a un trabajo digno y salarios justos. En los últimos años, Kerala ha sido escenario de protestas similares por parte de pescadores, mujeres policías civiles, agricultores y comunidades indígenas, entre otros.
El silencio de la sociedad civil
Cada vez más, académicos y activistas impugnan la narrativa dominante del modelo de desarrollo de Kerala, antes celebrado por su perspectiva centrada en las personas y el ambiente, y argumentan que sus ideales fundacionales peligran.
J. Devika, académica feminista de Kerala, señala el silencio de la sociedad civil ante este asunto:
There are no more public intellectuals, like V R Krishna Iyer or B R P Bhaskar, who could bridge political society and civil society. [..] Our writers, include those who have made a career out of selling women’s pain in middlebrow modernist and other kinds of aesthetic packaging — do not want to displease their consumer-bases, mostly Communist Party (CPM) supporters. Our film-makers are also of the same ilk — they produce really good cinema, crafted from the pain of ordinary people, but will be mostly silent when they cry out in pain. Thiruvananthapuram boasts of the first independent union of women workers, SEWA Kerala, who are, alas, among the silent.
Ya no hay intelectuales públicos, como V. R. Krishna Iyer o B. R. P. Bhaskar, que pudieran conectar la sociedad política y la sociedad civil. […] Nuestros escritores, incluidos los que hicieron carrera al comercializar el dolor de las mujeres en envoltorios estéticos modernistas de clase media, no quieren disgustar a los consumidores, en su mayoría simpatizantes del Partido Comunista. Nuestros cineastas son de la misma calaña: producen un cine excelente, creado a partir del dolor del pueblo, pero permanecen en su mayoría en silencio cuando estas personas claman en dolor. Thiruvananthapuram se jacta de tener el primer sindicato independiente de trabajadoras, SEWA Kerala, que, por desgracia, también guarda silencio.
Atrapadas en el fuego cruzado entre los Gobiernos estatal y central, en medio de una creciente inestabilidad regional impulsada por el cambio climático, las tensiones geopolíticas y un capitalismo desenfrenado, las trabajadoras ASHA en Kerala y en toda India enfrentan condiciones cada vez más difíciles. La inflación y un sistema de endeudamiento creciente las han vuelto bastante vulnerables, con escasa protección institucional para estas cuidadoras comunitarias esenciales.
Manifestantes resilientes
Las miembros de KAHWA argumentan que sus demandas son razonables y necesarias, en especial si se considera el gasto considerable del Estado en celebraciones públicas y aumentos salariales para otros sectores, como las trabajadoras del programa Kudumbashree (reducción de la pobreza y empoderamiento de las mujeres). Aunque al principio se sintieron heridas y conmocionadas por la indiferencia del Gobierno y los ataques públicos, las trabajadoras ASHA encontraron fuerza en los meses de organización colectiva y en la solidaridad de sindicatos globales, organizaciones de la sociedad civil, movimientos populares nacionales, sindicatos de mujeres, profesionales de la salud y medios independientes. Este apoyo renovó su determinación de continuar con la resistencia.
En las negociaciones fallidas a nivel ministerial, las organizadoras de la huelga se mantienen firmes en sus demandas, pese a que los principales sindicatos de izquierda, liderados por hombres, como el Centro de Sindicatos de India y el Congreso de todos los Sindicatos de India, se alinearon con el Gobierno y presionan para que la huelga se disuelva. A pesar de los esfuerzos del sindicato por tender puentes, la opinión pública sigue dividida, y los discursos populares aún cuestionan los motivos de KAHWA y la legitimidad de los reclamos.
El 17 de junio, el sindicato concluirá su marcha de protesta estatal de 45 días en Thiruvananthapuram. Desde el 5 de mayo, organizaron más de cien reuniones públicas en todo Kerala, movilizaron a miles de simpatizantes y mantuvieron una presencia visible en espacios públicos con campamentos de protesta continuos.
A pesar de las reiteradas afirmaciones de que el sindicato es corrupto o tiene motivaciones políticas, no se ha presentado ninguna prueba que sustente tales acusaciones desde febrero de 2025. La huelga de las trabajadoras ASHA expuso profundos fallos en el marco ideológico y el enfoque de gobernanza del Estado, lo que funciona como una señal de advertencia para la izquierda. Como señaló la reconocida autora y activista Arundhati Roy en un comunicado de solidaridad:
Today, as governments all over the world swing to the far right… I hope that in my Kerala the people as well as the government will support the demand of the ASHA workers. I stand with them.
Hoy, mientras los Gobiernos de todo el mundo giran hacia la extrema derecha… espero que en mi Kerala, tanto el pueblo como el Gobierno, apoyen la demanda de las trabajadoras ASHA. Estoy con ellas.