El cambio de de Argelia hacia el inglés es más que solo una cuestión de idioma

Screenshot from video uploaded to YouTube by France 24 English, entitled ‘Sick of French: Algeria moves away from colonial past with increase in English at school.’

Captura de pantalla del video publicado en YouTube por France 24 English, titulado «Hartos del francés: Argelia se aleja de su pasado colonial con más presencia del inglés en las escuelas». Uso legítimo.

Por Nourredine Bessadi

El entorno lingüístico de Argelia está teniendo una transformación sutil pero significativa. Aunque desde hace mucho tiempo el francés se mantiene el idioma para asuntos administrativos, la educación superior y las comunicaciones internacionales, Argelia está viendo el ascenso sostenido del inglés.

Este avance no es solo una cuestión de preferencia lingüística, sino que está estrechamente relacionado con asuntos vinculados a la identidad cultura, a la reforma educativa y al posicionamiento mundial de Argelia.

¿Se desmantela el legado colonial?

El legado del dominio colonial francés dejó una huella duradera en la vida pública argelina. Durante décadas luego de la independencia, el idioma francés siguió siendo dominante en ámbitos importantes, como la academia, la prensa y el Gobierno. Se lo veía como una reliquia de la historia colonial y como una puerta al intercambio económico e intelectual. Sin embargo, el inglés, que tenía una presencia periférica, en los últimos años ganó impulso, en especial entre las generaciones más jóvenes.

Existen distintos factores que impulsan este cambio. Como la lingua franca que se utiliza en todo el mundo en el campo de los negocios, la ciencia y la tecnología, el inglés ofrece ventajas tangibles. Las aspiraciones que tiene Argelia con respecto a modernizar la economía, atraer inversiones extranjeras y expandir la cooperación internacional explican que todos los ojos estén en esta nueva realidad. Por su parte, las instituciones educativas se están adaptando, a menudo anticipadamente, ya que están ampliando la oferta académica en inglés.

Para Salah Eddine Salhi, investigador y director del Centro de Enseñanza Intensiva de Idiomas (CEIL) de la Universidad de Orán, el respaldo político a la educación en inglés surgió una vez que la tendencia ya se había hecho fuerte entre la juventud.

«En el CEIL, aproximadamente el 72% de los mil inscritos elige el inglés», destaca Salhi. «Luego del examen de nivelación, a la mayoría de los estudiantes jóvenes se la asigna directamente a los niveles avanzados. El resto de los niveles se compone de los estudiantes de más edad, algunos llegan a 75 años».

Por el contrario, el francés muestra una demanda significativamente menor.

«El inglés se convirtió en activo estratégico, en especial en las contrataciones. En la actualidad, los empleadores solicitan cada vez más que se domine el inglés y que no solo se lo comprenda. El propio mercado laboral está liderando este cambio», agrega Salhi.

¿Una lengua neutra?

Al conversar con los estudiantes de un centro privado de enseñanza de idiomas en Argelia, muchos mostraron preferencia por el inglés sobre el francés. Según ellos, una de las razones del creciente interés por el inglés radica en su percibida neutralidad. A diferencia del francés, que continúa estrechamente asociado al pasado colonial de Argelia, los estudiantes consideran el inglés como una lengua internacional sin carga histórica directa asociada al contexto local.

En otras palabras, se considera el inglés como una herramienta pragmática para la comunicación global en lugar de una imposición cultural. Esta percepción aleja el inglés de las connotaciones cargadas de tintes emocionales y políticos que siguen rodeando al francés, en especial entre la juventud argelina, que busca redefinir su identidad en el mundo poscolonial.

Sin embargo, el viraje hacia el inglés dista de ser sencillo. La transición plantea cuestiones estructurales profundas, en particular con respecto a la élite intelectual y académica de Argelia. Abderrezak Douraria, lingüista y especialista en Traductología, advierte sobre los riesgos de la sustitución lingüística abrupta a nivel nacional:

«Aunque se tratara de una decisión de soberanía, reemplazar un idioma por otro reconfigura la estructura y la actividad de las élites nacionales. Los académicos e investigadores que trabajan en francés o en árabe corren riesgo de perder la voz para una generación».

El desafío no solo radica en aprender un nuevo idioma sino también en reformular los marcos cognitivos y profesionales que tiene asociados.

Según Dourari, «no se puede simplemente pasar del francés al inglés en todos los niveles del discurso. El lenguaje utilizado por los educadores es más conceptual y más sutil que el de los estudiantes. Para los profesores y los investigadores, forjar un nuevo hábito lingüístico llevará años y esto provocará bajas en el rendimiento e interrupciones en la continuidad del conocimiento y de la contribución social».

Un futuro plurilingüe

La tensión entre la ambición mundial y estar preparado localmente se ubica en el corazón del dilema de la lengua de Argelia. Si bien el inglés pareciera prometer mayor acceso a las redes internacionales, a la colaboración en tareas de investigación y a la estabilidad económica, el reemplazo repentino del francés podría desestabilizar ecosistemas académicos y profesionales ya establecidos hace tiempo.

El impacto de estos cambios va más allá de las aulas. En los negocios, los medios e incluso en las conversaciones cotidianas, la competencia entre el francés y el inglés muestra cuestiones más profundas sobre la identidad poscolonial de Argelia y sobre su orientación en el mundo. El debate público sobre la política de la lengua nacional está ganando visibilidad, que a menudo se desarrolla alrededor de la idea de si Argelia debería buscar la integración completa a los circuitos mundiales anglófonos o si debería conservar la herencia francófona como ancla cultural e intelectual.

El debate no es solo sobre adquirir el idioma, sino que es sobre la manera en la que Argelia redefine la identidad, negocia la historia y prepara a los ciudadanos para el futuro. Para algunos encargados de elaborar políticas, un tema central es, por un lado, si Argelia puede acercarse al inglés sin perjudicar los vínculos con el francés y, por el otro, si ambos idiomas pueden convivir de manera tal que empodere y no divida.

Esta transformación continúa refleja patrones mundiales más amplios en los que los idiomas no solo coexisten sino que a menudo compiten al moldear el acceso, el poder y la pertenencia. Para Argelia, el desafío radica en gestionar este cambio con previsión e inclusión, y asegurar que adoptar el inglés no sea a costa de la cotinuidad, del patrimonio o de la profundidad cultural.

A medida que se suman más voces al debate, de educadores y lingüistas hasta estudiantes y empleadores, se concluye que no se trata de una elección binaria sino que se necesita encontrar una estrategia plurilingüe que refleje las complejidades de Argelia. No solo están en juego cuestiones relativas al lenguaje, sino el camino a futuro de ese país.

Nourredine Bessadi es investigador, consultor independiente y traductor. Se interesa por las causas de derechos humanos y de las minorías, de género, de la sociedad civil, la gobernanza de internet y las soluciones y problemas ambientales.

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