
Ilustración cortesía de Iran Open Data.
Iran vive una crisis doble: un déficit sin precedentes de electricidad que amenaza hogares y negocios y un agravamiento del deterioro nutricional que ha dejado a millones sin acceso a alimentos básicos. Mientras los apagones afectan al país y las temperaturas aumentan, las autoridades del sector energético aconsejan a los ciudadanos prepararse para el calor con herramientas de enfriamiento tradicionales como ventiladores de mano y jarras de agua. Al mismo tiempo, las familias tienen dificultades para comprar carne y lácteos, y el consumo se desploma en medio de un aumento en la pobreza.
La red eléctrica de Irán enfrenta un déficit histórico de 25 000 megavatios. Los apagones diarios se están convirtiendo en normales, y el inminente calor del verano amenaza con sobrecargar un sistema ya colapsado, según un reciente informe de Iran Open Data.
Esta no es ninguna dificultad estacional. La crisis deriva de más de una década de deterioro estructural. La demanda de energía ha superado consistentemente al suministro desde 2018, con déficits que alcanzaban máximos de un 25% en verano y un 15% en invierno. Mientras tanto, el número de clientes crece hasta un millón al año, mientras que el consumo eléctrico está duplicando el ritmo de generación de energía.

Comparación de producción proyectada y real en Irán.
El crecimiento de la producción de energía ha caído a un 2% anual. Aunque Irán importara toda la producción de países vecinos como Azerbaiyán, Armenia y Turkmenistán, el déficit continuaría. Los expertos estiman que cerrar la brecha requeriría quintuplicar el crecimiento de la generación de electricidad de manera sostenida en los próximos diez años.
¿Cuál es la causa del colapso?
Irán sufre una dependencia extrema de combustibles fósiles. Más del 90% de la electricidad de Irán proviene de centrales térmicas. Las energías renovables y nucleares solo son el 1% cada una, con la hidroeléctrica debilitada por sequías y bajos niveles de reservas.
Mientras tanto, aproximadamente el 13% de la electricidad se pierde en el transporte, casi el 40% del uso doméstico total. Además, alrededor del 14,5% de la electricidad se genera en centrales que operan debajo del 20% de su eficiencia. La eficiencia de las centrales térmicas está por debajo del 40%, y mejoran solo un 0,1% cada año.
A pesar de los apagones domésticos, Irán continúa exportando electricidad para tapar agujeros en el presupuesto.

Generación de energía y cifras de exportación para Irán.
En respuesta, el Gobierno ha ajustado el horario de atención al público y declaró los jueves libres en algunas provincias. Pero los críticos argumentan que estos son arreglos a corto plazo para un problema a largo plazo.
Mehdi Masaeli, líder del sindicato de la industria de energía de Irán, describió que la crisis está más allá de arreglos rápidos, la llama un «profundo caso quirúrgico» que no tiene una solución rápida. Su advertencia: prepárense para un verano muy duro.
Una crisis nutricional que empeora
En paralelo al colapso energético, otro informe de Iran Open Data muestra que Irán está atravesando una crisis nutricional severa. El consumo de carne roja ha caído un 40% durante la última década. En 2023, los iraníes consumieron solo 8,76 kg (19 lb) de carne roja por persona, comparado con los 39 kg (86 lbs) de Estados Unidos y los 29 kg (64 lb) de Turquía.

Ilustración cortesía de Iran Open Data.
Este cambio en la dieta es el reflejo de una crisis socioeconómica más amplia. Según el Centro de Investigación del Parlamento iraní, el 30% de los iraníes vive debajo de la línea de la pobreza, y la mitad de la población consume menos calorías de los estándares recomendados. El consumo calórico diario del país bajo de 2700 en 2011 a menos de 2200 en 2022.
Los datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) confirman una significativa regresión alimentaria: el iraní promedio ahora come un 50% menos de carne que un turco promedio.

Consumo por habitante de res y carnero en diferentes países.
A pesar de un aumento de un 133% en las importaciones de carne roja en 2024, el consumo por habitante sigue estando un 28% por debajo de los niveles de mediados de la década de 2010. El pollo ha reemplazado a la carne roja como la proteína animal predominante. En 1989, el consumo de carne roja era el doble que el de pollo; hoy, el pollo es tres veces más prevalente.
El consumo de lácteos también cayó un 30% desde 2010, por alzas en el precio y los cambios en las prioridades de exportación. El consumo de lácteos por habitante de Turquía es ahora 3,5 veces más alto que el de Irán, ayudado por sólidos programas públicos para las poblaciones vulnerables. Irán, en cambio, exporta cuatro veces más leche que hace una década, aunque las necesidades domésticas no sean satisfechas.
Panorama general: Un país bajo presión
Desde la electricidad a la nutrición, las señales de alarma están en todos lados. Las crisis de Irán están alimentadas por deficiencias estructurales, dificultades económicas, sanciones internacionales y estresores ambientales. Mientras los hogares conviven con apagones diarios y canastas alimentarias cada vez más pequeñas, la carga sobre la salud pública, la productividad y la estabilidad social va en aumento.
Frente a un verano sofocante, muchos iraníes no tienen más herramientas que ventiladores de mano, jarras de agua y platos vacíos.