Patriarca serbio pide una «Gran Serbia» con la bendición de Putin

Meeting of head of Serbian Orthodox Church, Patriarch Porfirije, with Russian President Vladimir Putin, joined by head of Russian Orthodox Church, Patriarch Kiril. Photo by Kremlin.ru.

Reunión del jefe de la Iglesia ortodoxa serbia, patriarca Porfirije, con el presidente ruso Vladimir Putin, con el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, Moscú, 22 de abril de 2025. Foto de Kremlin.ru, CC BY 4.0 Intl.

Esta historia se publicó originalmente en Sbunker como parte de la iniciativa regional Western Balkans Anti-Disinformation Hub. Global Voices publica una versión editada con autorización.

Durante una visita a Moscú el 23 de abril de 2025, en una reunión con el presidente ruso, Vladimir Putin, el patriarca de la Iglesia ortodoxa serbia, Porfirije, expresó una retorica con carga política y desestabilizadora referida a la región de los Balcanes occidentales.

A la reunión asistió el jefe de la Iglesia ortodoxa rusa, patriarca Kiril de Moscú, y los metropolitanos de la Iglesia ortodoxa serbia Irinej y Antonije.

Además de usar el históricamente discutido término para Kosovo, “Kosovo y Metohija”, designación oficial del tiempo en que Kosovo era una provincia de Serbia, lo que inmediatamente provocó reacciones en Pristina, el patriarca serbio propuso una reorganización geopolítica de Serbia junto con Rusia. Esta reorganización incluía a Kosovo, la República Srpska en Bosnia Herzegovina, y Montenegro, que forma una entidad conjunta en torno al concepto del «Mundo Serbio«, que es una nueva versión del concepto «Gran Serbia«, que está cerca del «Mundo Ruso», según él:

Our position regarding Kosovo, Republika Srpska and Montenegro, I believe and feel that it also depends on the position of the Russian state, the Russian Federation on a global level. My wish, and the wish of the majority in our Church, is that in the future, if there is a new geopolitical regrouping, we will be close to that Russian environment.

Nuestra posición respecto a Kosovo, República Srpska y Montenegro, creo y siento que también depende de la posición del Estado ruso, la Federación Rusa a nivel global. Mi deseo, y el deseo de la mayoría de nuestra Iglesia, es que en el futuro, si hay una nueva reagrupación geopolítica, estaremos más cerca de ese entorno ruso.

El metropolitano Irinej también se unió a la conversación, y agregó “…en el Mundo Ruso”, lo que Porfirije confirmó.

Según la transcripción de la reunión, el patriarca Porfirije describió estos territorios como partes integrales de la identidad serbia que debe reunificarse, supuestamente en nombre de la unidad espiritual y nacional, bajo los auspicios del nuevo orden geopolítico mundial dominado por Rusia.

Durante su conversación con Putin, Porfirije, que ya había visitado Kosovo, no solamente buscó apoyo para Serbia, sino también advirtió un claro plan revisionista y expansionista, que hizo recordar la retorica de la década de 1990.

Esto fue bien recibido por Putin, que enfatizó que Rusia siempre ha apoyado la postura de Serbia sobre Kosovo, y describió los vínculos con la Iglesia ortodoxa serbia como un fuerte puente espiritual e histórico entre los dos países. Putin expresó gratitud a Porfirije por su rol en defender valores tradicionales.

Esta propuesta refleja la duradera estrategia de Rusia en los Balcanes, como lo señaló un informe de 2023 del Consejo de Relaciones Exteriores, en el que Moscú apoya a los aliados serbios y ortodoxos, como Serbia, para enfrentar a la Unión Europea y la OTAN. Putin buscar implementar esto por medio de explotar la inestabilidad regional, lo que avivó narrativas falsas sobre la independencia de Kosovo, y de aprovechar la frágil situación en Bosnia Herzegovina.

Reacciones en Kosovo

Políticos, organizaciones de la sociedad civil y analistas políticos en Kosovo consideraron las declaraciones del patriarca como un intento de revivir las antiguas narrativas colonialistas de Belgrado. Según informes de Kosovo, que recibió mucha cobertura en los medios, esta retórica mina los esfuerzos por diálogo y paz en la región, y llega en un momento de duras tensiones entre Kosovo y Serbia, lo que colaboró más a la polarización.

Albin Kurti, primer ministro de Kosovo, respondió a las declaraciones en una publicación de X, y los llamó de peligrosos intentos de usar la religión en servicio de proyectos nacionalistas y geopolíticas. Kurti escribió:

This is not religious diplomacy, it's a strategic partnership of authoritarian regimes, placing the region at serious risk. Kosova, however, stands firm in its democratic principles and aspirations and unequivocally rejects revisionist agendas driven by authoritarian powers.

Esto no es diplomacia religiosa, es una asociación estratégica de regímenes autoritarios, pone a la región en grave riesgo. Sin embargo, Kosova, está firme en sus principios  y aspiraciones democráticos, e inequívocamente rechaza planes revisionistas impulsados por potencias autoritarias.

Posible consecuencias

La reunión del patriarca serbio con Putin y el apoyo que recibió del líder ruso reafirma los cercanos vínculos entre la Iglesia ortodoxa serbia y el Kremlin, que ubica a la Iglesia como actor político con aspiraciones hegemónicas y contra Occidente. Al mismo tiempo, la reunión destaca las dificultades que Kosovo sigue enfrentando en la escena internacional con respecto a la soberanía y la integridad territorial.

Esas declaraciones minan las iniciativas hacia la reconciliación y la creación de confianza en la región, que sigue siendo frágil, sobre todo cuando influyentes actores religiosos y políticos refuerzan narrativas que niegan las realidades políticas y legales de Kosovo y otros en la Estados región.

La narrativa del “Mundo Serbio” también se vincula con el extinto régimen de Slobodan Milošević y las sangrientas guerras de la década de 1990, un discurso contario a cualquier noción de reconciliación regional.

En un momento en que los Balcanes necesitan paz, cooperación y integración europea, por esas declaraciones de los líderes religiosos y políticos se corre el riesgo de los Balcanes occidentales hacia una nueva espiral de conflicto y aislamiento.

La región requiere una respuesta política y diplomática coordinada, con el apoyo de las democracias occidentales, para salvaguardar la soberanía de los Estados balcánicos de peligrosas ideologías que usan la religión como herramienta para dominación política.

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