
Imagen de Arzu Geybullayeva. Creada con Canva Pro.
La iniciativa de la agencia estatal de turismo de Azerbaiyán presentada en 2025 no sorprende. El Gobierno tiene un largo historial de gastos siderales realizados para mejorar su imagen. Por medio de organizar el concurso de canto de Eurovisión, las carreras de Fórmula 1, los Juegos Europeos, o el COP29, por nombrar solo algunos, el país lleva tiempo deseando mostrar su riqueza al mundo exterior.
Mientras tanto, quienes critican la forma de asignar los ingresos del presupuesto estatal o hacia dónde se canalizan los fondos se ven intimidados por tácticas que incluyen desde chantajes e intimidación física hasta sentencias de prisión.
La nueva ola de gastos de la agencia
La Agencia Estatal de Turismo de la República de Azerbaiyán lanzó su última iniciativa en febrero de 2025 como parte de una estrategia para promover internacionalmente al país y “contribuir” al desarrollo del turismo. Con este fin, anunció cuatro licitaciones en el portal estatal de adquisiciones. Los fondos totales asignados a estas licitaciones ascienden a 4.19 millones de manats (2.4 millones de dólares).
Las licitaciones abarcan tres continentes y tienen como objetivo atraer un total de 212 personas (periodistas, blogueros de turismo y representantes de agencias de viajes) a Azerbaiyán desde nueve países, incluidos Uzbekistán, Kazajistán, China, India, Corea del Sur, Israel, Rusia y Bielorrusia.
En abril, la agencia anunció tres licitaciones adicionales por un total de 1.83 millones de manats (1.07 millones de dólares), que abarcan Turquía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y países europeos, incluidos Italia, Polonia, República Checa, Hungría, Alemania, Austria, Suiza y Reino Unido.
Más recientemente, el 2 de junio, la agencia asignó 135 039.37 manats (79 000 dólares) a VATA, compañía de responsabilidad limitada, para cubrir los costos de servicios relacionados con la organización de viajes para 30 invitados, incluidos periodistas, blogueros y empresas turísticas de Corea del Sur e Israel.
¿Por qué tanta controversia?
Ofrecer viajes con todos los gastos pagados a visitantes extranjeros puede no ser un problema en otros países, pero en Azerbaiyán esta reciente ola de gastos ha acaparado la atención. Para empezar, las fronteras terrestres del país han estado cerradas desde el inicio de la pandemia de COVID en 2020.
En los años siguientes, las razones oficiales para mantener cerradas las fronteras estuvieron vinculadas a preocupaciones por el COVID, pero en marzo de 2024 la justificación cambió a motivos de seguridad nacional. Antes de la COP29 en abril de 2024,, el presidente Ilham Aliyev reiteró que, si bien las fronteras terrestres cerradas seguían considerándose una medida relacionada con el COVID, en ese momento la cuestión tenía más que ver con la seguridad.
Sin embargo, el cierre de las fronteras terrestres y la limitación del acceso a rutas regionales de bajo costo impiden efectivamente que los ciudadanos azerbaiyanos con ingresos medios accedan a opciones de turismo asequibles en el extranjero y, al bloquear las rutas de transporte terrestre, también se evita que turistas con presupuestos bajos visiten el país.
La asequibilidad es otro problema. Alojarse en complejos turísticos construidos para impulsar la industria turística puede resultar prohibitivo para muchos. Aunque los precios exactos varían según la ubicación, las comodidades y la temporada, una breve búsqueda en línea sugiere que una noche en un hotel de nivel medio puede costar entre 60 y 80 manats por noche (35-47 dólares), mientras que las casas de huéspedes económicas oscilan entre 30 y 40 manats (17-23 dólares).
Los complejos de lujo son significativamente más caros, a menudo en el rango de cientos de manats azerbaiyanos por noche. Para el ciudadano promedio de Azerbaiyán, que gana el salario medio de 571 manats al mes (335 dólares), gastar entre 60 y 80 manats por noche (35-47 dólares) en alojamiento para unas vacaciones familiares puede suponer una carga considerable. Por tanto, estos complejos son en gran medida inaccesibles para los turistas nacionales.
A partir del 1 de enero de 2025, el salario mínimo mensual en Azerbaiyán es de 400 manats (aproximadamente 235 dólares). El salario mensual promedio, en cambio, ronda los 1043 manats (613 dólares). Sin embargo, este promedio oculta una significativa desigualdad, con un ingreso mensual promedio de 1009 manats (594 dólares), lo que significa que una parte sustancial de la población gana menos que el promedio.
¿Qué más deberían saber los visitantes?
Los influenciadores internacionales que viajen a Azerbaiyán no verán estas desigualdades económicas en los folletos y anuncios que distribuyen la agencia estatal de turismo. Bajo las luces y el glamur que se exhiben al público, yacen quejas sociales, económicas y políticas que las autoridades prefieren que no aparezcan en los videos turísticos sobre el país.
Según informes de grupos locales de derechos humanos, la lista de presos políticos en Azerbaiyán ha alcanzado las 375 personas; la tortura, la intimidación y el abuso de derechos son desenfrenados; la corrupción ha penetrado en todas las capas del Gobierno y más allá. Además, Azerbaiyán tiene a muchos de sus propios periodistas en prisión o en el exilio.
Así, la posición del país en los índices de democracia y libertad ha sido consistentemente baja. Según Reporteros sin Fronteras, Azerbaiyán ocupó recientemente el puesto 167 de 180 países, mientras que el informe más reciente de Nations in Transit de Freedom House describió al país como un “régimen autoritario consolidado”.
No hay nada de malo en promocionar un país; sin embargo, cuando los líderes de ese país ha sofocado a gran parte de la sociedad civil y ha silenciado voces independientes, tales campañas de relaciones públicas pueden sonar vacías.