«Por qué decidí trasladarme a Ucrania, al frente de Járkov»: Entrevista a la periodista checa Adéla Knapová

Screenshot from video “Ukraine: Massive destruction in Kharkiv after Russian bombardment” on the Al Jazeera English YouTube channel.

Captura de pantalla del video “Ucrania: Destrucción masiva en Járkov en después de bombardeo ruso», en el canal de YouTube de Al Jazeera en inglés. Uso legítimo.

Kharkiv, la segunda mayor ciudad de Ucrania al este del país, está a solo 30 kilómetros de la frontera con Rusia, que ahora está en la primera línea. Antes de la invasión rusa a gran escala de febrero, vivían ahí cerca de 1.5 millones de personas y servía como centro económico y cultural del país. Como muestra el video a continuación, la ciudad y su región continúan sufriendo constantes bombardeos y destrucción, pero los ciudadanos están trabajando para mantener una apariencia de normalidad en la vida civil:

Es a Járkov a donde la periodista y escritora checa Adéla Knapová decidió mudarse casi permanentemente en 2024, pese al hecho de que más de que los rusos han matado a más de una docena de periodistas ucranianos y extranjeros en Ucrania desde febrero de 2022, incluida Viktoriia Roshchyna, cuyo cadáver torturado y mutilado fue llevado de vuelta a Ucrania recientemente. La República Checa tuvo una participación activa en la respuesta humanitaria, pues alojó a más de medio millón refugiados ucranianos y envió suministros militares a Kiev.

Por tanto, Ucrania aparece mencionada con frecuencia en los medios checos, país del que Knapová informó en sus primeros días como reportera, cuando trabajó para diversas importantes revistas checas, trabajo que a la larga la hicieron merecedora de un premio. Después de una reunión presencial en Lviv, al oeste de Ucrania, aceptó responderle algunas preguntas a Global Voices por correo electrónico sobre su carrera, tradiciones del periodismo en Europa Central, sus opiniones muy personales sobre Rusia formadas por su vida en una ciudad en la primera línea, y su decisión de mudarse a una ciudad que está constantemente bajo asedio, pero que la inspira. Esta entrevista fue editada en aras de la claridad y la brevedad.

Adéla Knapová, foto usada con autorización.

Filip Noubel (FN): Has hecho tu carrera principalmente en medios checos. ¿Cómo comparas las diferentes facultades de periodismo, por ejemplo, entre Polonia, conocida por su facultad de periodismo que se funda en sus reportajes, que mezcla periodismo y algunos aspectos de escritura de ficción, y República Checa?

Adéla Knapová (AK): V Česku žádná taková tradice bohužel není. Kdysi dávno byla. Dokonce zbytky zůstaly, ještě když jsem jako novinářka před víc než 25 lety začínala. Tehdy byli reportéři nejdůležitější v redakci. Ale dnes je reportáž opomíjenou a ignorovanou
Popelkou. Je naopak čím dál těžší najít médium, které o poctivou reportáž stojí a publikuje ji. Často slyším, že práce reportéra je s ohledem na čas a náklady na jeho cesty příliš drahá. Je to nesmysl. A hlavně je to nesmírná škoda. Ale bohužel vedení českých médií neuvažuje koncepčně, nýbrž jde čistě s trendy – vše by mělo být co nejkratší, nejprimitivnější, zkrátka žurnalistický fastfood. Dobrá reportáž je přitom základ kvalitní žurnalistiky. Podle mě je vlastně totiž naopak každý dobrý román v podstatě fikční reportáží. Číst opravdu silnou a poctivou reportáž je nesmírně silný zážitek. V tom má Polsko oproti nám náskok.

Bohužel Česko je příliš malý trh a já sleduju, jak v průběhu posledních 20 let postupně kvalita české žurnalistiky upadá. A nejen té psané, ale i rozhlasové a televizní. Dobrého novináře se nikomu v Česku nechce platit. A tak si dokonce lidé myslí, že moderátor, kterého vidí číst zprávy, je novinář. Mnozí absolutně netuší, co novinářská práce obnáší. Jak je náročná a současně krásná. Myslím si, že právě žurnalistika a psaní reportáží mi umožnilo objevit skutečnou sílu a krásu fikční beletrie. Když jsem začínala jako novinářka, bála jsem se, že to poškodí mé “spisovatelství”. Dnes bych řekla, že mu to pomohlo.

Adéla Knapová (AK): Lamentablemente, esa tradición no existe en República Checa, aunque antes la había. Sus rezagos eran visibles aún cuando empecé en el periodismo hace más de 25 años. En ese entonces, los reporteros eran los más importantes en cualquier sala de redacción. Pero ahora, los reportajes quedan descuidados e ignorados como la Cenicienta en ese cuento de hadas. Es más, cada vez es más difícil encontrar medios que valoren y publiquen reportajes honestos. A menudo escucho que el trabajo de un reportero es demasiado caro, considerando el tiempo y los costos de su recorrido. Eso no tiene sentido, ¡y es una lástima!

Lamentablemente, los equipos de gestión en los medios checos no piensan conceptualmente, simplemente siguen tendencias: todo debe ser tan corto, tan primitivo como sea posible, en pocas palabras, comida rápida periodística. Y hacer buenos reportajes es la base del periodismo de calidad. En mi opinión, toda buena novela es esencialmente una forma de reportaje de ficción. Leer un informe muy fuerte y honesto es una experiencia extremadamente poderosa. Con respecto a esto, Polonia tiene ventaja sobre nosotros.

Lamentablemente, República Checa es un mercado demasiado pequeño, y he visto que la calidad del periodismo checo se ha deteriorado gradualmente en los últimos 20 años. No solo en prensa impresa, también en radio y televisión. La gente ahora piensa que el presentador de noticias que ven es un periodista. Muchos no tienen absolutamente ninguna idea de lo que conlleva el trabajo periodístico, lo exigente y hermoso que es a la vez. Creo que el periodismo y escribir reportajes me permitieron descubrir el verdadero poder y la belleza de la ficción. Cuando empecé como periodista, temía que eso perjudicaría mi ‘escritura’ como autora. Hoy diría que en verdad me ayudó.

FN:  ¿Cómo decidiste mudarte de República Checa a Járkov, una ciudad en Ucrania que está muy cerca de la primera línea? ¿Cómo es tu vida diaria ahí ahora? 

AK: Za to, že žiju velkou část roku v Charkově, může můj partner, kultovní ukrajinský výtvarný umělec Kostiantyn Zorkin, který je hrdý Charkovan do morku kostí. Před tím, než jsme se do sebe zamilovali, jsem v Charkově byla primárně coby spisovatelka na literární rezidenci v Domě Slovo několikrát. Od prvního dne mě Charkov uchvátil. Ale pozor – není to rozhodně krásné a pohodové město, ovšem je nesmírně silné a výjimečné. Pro mě je Charkov unikátní stav mysli. Proto jsem se tam vracela a dnes tu žiju, i když se tady samozřejmě stále občas bojím, protože Rusové na nás ze vzduchu útočí opravdu každý den a vraždí nevinné civilisty. Loni v létě jsem pak v Literárním muzeu v Charkově na výstavě, která mi svou silou vyrazila dech, potkala autora – Zorkina. A celý život se mi obrátil vzhůru nohama.

Proto nyní žiju větší část roku v Charkově. Se Zorkinem spolu navíc i pracujeme – poslední knihu, která mi právě vyšla, ilustroval. Jsou to povídky z Charkova a okolí a kniha se jmenuje Krvavý kompot.

AK: La razón por la que vivo en Járkov la mayor parte del año es que mi pareja, la icónica artista visual ucraniana Kostiantyn Zorkin, que es una orgullosa jarkoviana hasta la médula. Antes de enamorarnos, estaba en Járkov principalmente como autora residente en el edificio Slovo [literalmente la Casa de la Palabra, en ucraniano: Будинок ‘Слово’], residencia de la era soviética para escritores. Járkov me cautivó desde el primer día. Pero dejemos algo en claro, definitivamente no es una ciudad hermosa ni relajada, pero es extremadamente poderosa y excepcional. Para mí, Járkov es un estado de mente único. Es por eso que sigo regresando, y ahora vivo acá, aunque por supuesto que, a veces me da miedo, porque los rusos nos atacan desde el aire todos los días, y matan a civiles inocentes. Entonces, a mediados del año pasado, en el Museo Literario de Járkov, en una exhibición que me quitó el aliento con su fuerza. conocí al artista Zorkin. Y toda mi vida dio un vuelco.

Por eso ahora vivo en Járkov la mayor parte del año. Zorkin y yo y trabajamos juntos, ilustró mi último libro, que se acaba de publicar. Es una colección de historias cortas de Járkov y las zonas circundantes. El libro de llama ‘Krvavý kompot’ (Compota sangrienta).

Este es un avance de una película ucraniana que cuenta la historia de la Casa de la Palabra:

FN: ¿Qué es lo más difícil de explicarle a la audiencia checa sobre Ucrania? 

AK: Nejtěžší je ukázat každodenní realitu života ve válce. Pro nás v bezpečí za hranicemi Ukrajiny je to prostě nepředstavitelné. Pochopitelně. Myslím si, že v tom pomáhá právě fikce. Zprávy a reportáže něco ukážou, ale pod kůži se vám může spíš dostat dobrá povídka nebo novela. Také se snažím ukázat českým čtenářům to, že Ukrajinci nejsou Rusové, ale jsou do morku kostí Evropani.  Možná ještě víc než my, Češi, protože pro ně jsou hodnoty jako svoboda, demokracie, rovná práva tak zásadní, že za ně umírají. Trpí a bojují i za to, abychom my ve zbytku Evropy mohli být svobodní a žít v demokracii a bezpečí. Zatím, dodávám se smutkem a velkou obavou z budoucího vývoje. Rusko je zemí smrti, totality a zla. Jeho náboženstvím je smrt a utrpení. To tady zažívám na vlastní kůži každý den.

Jímá mne z toho nekonečný žal. Ukrajina je pravý opak Ruska. A možná proto se ho Rusko snaží za každou cenu zničit. Ukrajinci lpí na své svobodě. Nikde jinde na světě jsem necítila tolik naděje, života a lásky, jako na Ukrajině. Válce, krvi, žalu a bolesti navzdory.

AK: Lo más difícil es mostrar la realidad cotidiana en la guerra. Para quienes viven con seguridad más allá de las fronteras de Ucrania, es simplemente inimaginable. Comprensiblemente, creo que la ficción ayuda con eso: las noticias y los reportajes muestran algo, pero un buen cuento o una novela puede meterse en tu piel. También trato de mostrar a los lectores checos que los ucranianos no son rusos, sino europeos hasta la médula. Tal vez más que los checos, porque para ellos, valores como libertad, democracia, igualdad de derechos son tan fundamentales que mueren por eso. Sufren y luchan para que, en el resto de Europa podamos ser libres y vivir en democracia y seguridad. Al menos hasta ahora. debo agregar que con mucha tristeza y temor por el futuro. Rusia es un país de muerte, totalitarismo y maldad. Su religión es la muerte y el sufrimiento. Vivo esto yo misma todos los días.

Me supera la tristeza infinita. Ucrania es exactamente opuesta a Rusia. Y tal vez es por eso que Rusia está tratando de destruirlo a toda costa. Los ucranianas se aferran a su libertad. En ninguna otra parte del mundo he sentido tanta esperanza, vida y amor como en Ucrania, pese a la guerra, sangre, dolor y sufrimiento.

FN:  ¿Qué te da esperanza para Ucrania? 

AK: Ukrajinci. Ne ukrajinská vláda a samozvané ekonomické a mocenské elity, jež si během války upevňují své pozice, ale občanská ukrajinská společnost. To takzvaní «obyčejní» Ukrajinci – od vojáků přes umělce po maminky s dětmi – drží Ukrajinu na nohou. Díky nim a jejich každodennímu hrdinství a obětavosti ještě vůbec Ukrajina existuje. Jsou to nesmírně silní a láskyplní lidé. A právě láska a soucit nakonec mohou porazit smrt a zlo, tedy Rusko. Chci tomu věřit. A vidím to každý den právě v Charkově a okolí. Nechápu, odkud lidé na východě Ukrajiny berou sílu žít a bojovat. Já bych to nezvládla. A nemyslím tím jen boje s Rusy přímo na frontě.
Každý nádech a výdech, každý nový den každého civilisty na východě země je vlastně aktem od/boje. Rusové se snaží Ukrajinu zničit, zlomit jejího ducha, vymazat a bagatelizovat její identitu, historii, vůbec právo na existenci. Snažili se o to už dávno ruští carové, potom neúspěšně masový vrah Stalin, dnes jde v jeho stopách maniak Putin. Ale Ukrajinci se nenechali nikdy zlomit. Dokonce ani Stalinovým umělým hladomorem, kdy kvůli ukrajinské vzpurnosti neváhal utýrat hlady na šest milionů lidí. A centrem ukrajinského odporu, kvůli kterému to celé vzniklo, byl právě i Charkovský kraj. Ta hrdost a nepopsatelná touha po svobodě v Ukrajincích je i dnes. Pro nás v Česku je to těžko pochopitelné. My takovou sílu a ochotu obětovat se pro svobodu většinově nemáme. Naopak se dost podezíravě díváme na těch pár “šílenců”, kteří se kdy postavili komunistickému teroru. Až zpětně jsme ochotni uznat jejich hrdinství a oběť. A i to v posledních letech začíná čím dál víc lidí zpochybňovat. Ukrajinci jsou nám v mnohém podobní, sdílíme podobné kulturní vzorce a stereotypy. Mají stejné chyby jako my, koneckonců všichni jsme lidé. Ale v osobní odvaze nás převyšují, mohu-li trochu zobecňovat.

AK: Los propios ucranianos. No el Gobierno ucraniano ni las autoproclamadas élites económicas y de poder que están consolidando sus posiciones durante la guerra, sino la sociedad civil ucraniana. Los llamados ucranianos ‘comunes y corrientes’ —desde soldados a artistas a madres con niños— que mantienen a Ucrania de pie. Gracias a ellos y su heroísmo y dedicación diarios, Ucrania aún existe. Son un pueblo extremadamente fuerte y cariñoso. Y es el amor y la compasión los que a la larga pueden derrotar a la muerte y al mal, es decir, a Rusia. Quiero creerlo. Y lo veo todos los días en Járkov y las zonas circundantes. Y no entiendo de dónde saca la fuerza la gente en el este de Ucrania para vivir y luchar. Yo no podría manejarlo, y no me refiero solo a combatir a los rusos en el frente.

Cada respiración, cada nuevo día para los civiles que viven en el este del país es un acto de lucha y resistencia. Los rusos están tratando de destrozar Ucrania, para romper su espíritu, borrar y trivializar su identidad, historia, hasta su derecho a existir. Los zares rusos trataron de hacerlo hace tiempo, luego Stalin, el asesino de masas, pero fracasó, y ahora Putin el energúmeno sigue sus pasos. Pero los ucranianos nunca se dejaron quebrar. Ni siquiera por la hambruna artificial de Stalin [Holodomor, 1932–1933], cuando no dudó en matar de hambre a seis millones por el rebelde espíritu ucraniano. El centro de esa resistencia ucraniana fue la región de Járkov. Ese orgullo e indescriptible deseo de libertad en los ucranianos sigue ahí.

Es difícil para nosotros en República Checa entenderlo. La mayor parte del tiempo no tenemos esa fortaleza y disposición a sacrificarnos por la libertad. Por el contrario, vemos con suspicacia es esos pocos ‘locos’ que alguna vez enfrentaron al terror comunista. Solo en retrospectiva estamos dispuestos a reconocer su heroísmo y sacrificio. Y hasta eso lo cuestiona más y más personas en años recientes. Los ucranianos se nos parecen en muchos modos, compartimos patrones y estereotipos culturales similares, cometen los mismos errores que nosotros. Después de todo, todos somos humanos. Pero en coraje personal, nos superan, su puedo generalizar un poco.

Para saber más, leer la categoría especial de Global Voices: Guerra en Ucrania abarca cuatro continentes

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.