
Una vista de la ciudad de Trípoli de 1766 de la Biblioteca del Museo de Historia Natural y del Acuario Municipal de Milán en Wikimedia Commons. Dominio público.
Por Osama Qatrani
Para comprender la crisis actual de Libia, primero hay que tener en cuenta los fundamentos históricos, geográficos y étnicos que preceden al Estado moderno. Antes de 1951, no existía una entidad unificada llamada Libia. En cambio, el territorio consistía en tres regiones definidas: Barqa (Cirenaica) al este, Tarabulus al-Gharb (Tripolitania) en el oeste y Fazzan al sur, cada una caracterizada por su propia composición étnica, experiencia colonial y desarrollo político.
Cirenaica (Barqa): El ancla oriental
Cirenaica, cuya capital es Bengasi, ha sido históricamente la región más árabe y más tribal de Libia. Su población mantiene profundos vínculos culturales y lingüísticos con Sudan y Egipto. Durante la Segunda Guerra Mundial, la región quedó bajo la administración militar británica después de que las fuerzas italianas perdieron el control frente a las potencias aliadas.
En junio de 1949, tras la derrota de la Alemania nazi y la Italia fascista, Gran Bretaña reconoció formalmente la independencia de Cirenaica bajo el Emir Idris al-Senussi, líder espiritual de la orden Senussi Sufi order. Esto convirtió a Cirenaica en la primera y única región del norte de África en lograr independencia reconocida antes de la ola de descolonización de las décadas de 1950 y 1960. Después, Cirenaica se unió a la Liga Árabe como su octavo miembro y mantuvo fuertes lazos diplomáticos con el Reino Unido.
Fezzan: El sur olvidado
Fezzan, con capital en Sabha, es una región desértica con gran diversidad étnica. Su población incluye Tuareg, Tebu, minorías árabes y descendientes de comunidades africanas subsaharianas. Históricamente, fue administrada por los franceses tras la Segunda Guerra Mundial, aunque Italia había reclamado algunas zonas en el marco de su proyecto colonial.
La geografía de Fezzan se le vincula más estrechamente con el Sahel que con el Mediterráneo, con fronteras que limitan con Níger, Chad y Argelia. The region was often neglected by centralized rulers in Tripoli, La región fue descuidada a menudo por los gobernantes centralizados de Trípoli, y aún hoy sufre de subdesarrollo, tráfico de personas e interferencia extranjera.
Tripolitania: Poder costero y legado colonial
Tripolitania, con Trípoli como capital, es la región mas pequeña de Libia en superficie, pero la más densamente poblada.
Durante el periodo colonial italiano, Tripolitania estuvo estrechamente alineada con Roma. Se convirtió en una base para los colonos italianos y colaboró para la Italia fascista en la represión de la resistencia anticolonial.
Los registros históricos, incluidos los archivos italianos y los testimonios de testigos presenciales, indican que durante las décadas de 1920 y 1930, los lideres y clérigos tripolitanos emitieron dictámenes religiosos (fatuas) que animaban a los combatientes locales a unirse a las milicias italianas. Estas fuerzas, conocidas como las bandas tripolitanas, participaron en operaciones contra la resistencia cirenaica, lo que condujo al arresto, exilio y ejecución de destacadas figuras anticolonialistas.
En 1937, el líder fascista italiano Benito Mussolini recibió una delegación libia entre las que encontraban renombradas figuras religiosas de Trípoli como el jeque Taher al-Qarmali y el jeque al-Dhibani, que representaban al liderazgo islámico de Tripolitania.
Este acontecimiento formaba parte de una campaña de propaganda fascista más amplia diseñada para generar apoyo local al dominio colonial y contrarrestar la creciente influencia de la resistencia senussi en Cirenaica. Uno de los actos más simbólicos fue la ceremonia celebrada en Trípoli en 1937, en la que Mussolini recibió el titulo de Espada del islam» con el respaldo de notables libios. Estas ceremonias escenificadas sirvieron como espectáculo colonial y como herramientas ideológicas para socavar los movimientos anticolonialistas del este.

Yusuf Krish sostiene la espada del islam entregada a Mussolini en Trípoli, 1937, Wikimedia Commons, domino público.
La unión de 1951 e identidad controvertida
Tras la derrota de Italia y Alemania en la Segunda Guerra Mundial, Tripolitania se encontró políticamente aislada. Mientras tanto, Cirenaica había obtenido un prematuro reconocimiento internacional. En 1951, con el apoyo de Naciones Unidas, se estableció una unión federal bajo el reinado de Idris I, que unió las tres regiones bajo el nombre de “Libia”. El nombre de Libia se había adoptado oficialmente en 1934 tras la unificación administrativa de Tripolitania y Cirenaica bajo el dominio colonial italiano. Este se promulgó mediante real decreto n° 2012
Abolición de federalismo e inicio de la centralización (1963–1969)
De 1951 a 1963, Libia funcionó como una monarquía federal. Cada región tenía su propio parlamento y presupuesto. Sin embargo, el Gobierno central, dominado por las élites tripolitanas, abolió el federalismo en 1963, lo que consolidó el poder en Trípoli. Este cambio provocó un profundo resentimiento, especialmente en el este.
En 1969, el coronel Muamar Gadafi tomó el poder mediante un golpe militar, tras derrocar a la monarquía. Su régimen afianzó la autoridad centralizada, desmanteló la autonomía tribal y redistribuyó los ingresos del petróleo a través de un sistema de favoritismo poco transparente. Tanto Cirenaica como Fezzan fueron sistemáticamente marginadas, tanto política como económicamente.
Revolución de 2011 y resurgimiento de viejas heridas
La revolución de 2011, inspirada en la Primavera Árabe, provocó la caída de Gadafi. Pero en lugar de traer la unidad, reavivó viejos rencores históricos. El panorama posterior a Gadafi vio el surgimiento de gobiernos rivales, inicialmente entre el Congreso Nacional de Trípoli y la Cámara de Representantes de Tobruk, y después entre facciones alienadas con Khalifa Haftar, destacada figura militar libia que alguna vez sirvió como oficial en el ejército de Gadafi, antes de desertar, en el este y las autoridades respaldadas por Naciones Unidas en el oeste.
Este colapso institucional no solo intensificó la guerra civil, también allanó el camino para el resurgimiento de las identidades regionales históricas de Libia. A medida que la autoridad central se debilitaba, cada una de las tres regiones históricas del país comenzó a reivindicar aspiraciones políticas y culturales distintas.
Cirenaica (Barqa), con su legado de federalismo primitivo (1951–1963), pidió la restauración de una estructura federal que le otorgara autonomía legislativa y financiera. Fezzan, marginada durante mucho tiempo del desarrollo nacional, exigió un mayor control sobre sus recursos y la gobernación local. Tripolitania, por el contrario, permaneció fragmentada, plagada de milicias rivales, centros de poder superpuestos y redes de favoritismo arraigadas.
Recientes enfrentamientos y la cuestión de la unidad
En 2024 y 2025, hubo nuevos enfrentamientos en Trípoli entre grupos armados rivales que competían por el control de las instituciones estatales y los recursos económicos. A pesar de los esfuerzos de Naciones Unidas, Libia aún no ha celebrado elecciones nacionales.
Muchos expertos sostienen ahora que ignorar la historia de Libia anterior a 1951 —su regionalismo, diversidad y compleja identidad— es la causa fundamental de la crisis.
Esta fragmentación no fue solo producto de la rivalidad política, es reflejo más profundo de la legitimidad cuestionada y las visiones divergentes sobre el futuro de Libia. El colapso del Estado central se convirtió así en el catalizador del resurgimiento de la conciencia regional, que transformó el conflicto libio en una lucha multidimensional, no solo por el poder, sino también por la identidad, la gobernabilidad y la justicia histórica.