La crisis costera de Somalia: Voces desde la orilla del mar

This photograph captures the coastal area of Mogadishu, Somalia, offering a view of the shoreline and water. The scene highlights the region's natural environment and coastal geography.

Esta fotografía muestra la zona costera de Mogadiscio, Somalia, con una vista de la costa y del agua. La escena resalta el entorno natural y la geografía costera de la región. Imagen de NMIUM de Alamy. Dominio Público.

Por Vladyslav Bondarenko, especialista en seguridad marítima y colaborador de Global Voices.

Durante mucho tiempo, las miles de familias que viven en la costa de Somalia dependían enteramente de la pesca para su sustento. Hoy en día, sus embarcaciones regresan a menudo vacías. Barcos de arrastre industriales extranjeros, muchos operan de manera ilegal, han agotado las aguas somalíes de atún, caballa y langosta. Según la Oficina de las Naciones Unidas contras las Drogas y el Delito (UNODC), Somalia pierde hasta 300 millones de dólares anuales por la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

Muchos de los barcos de arrastre extranjeros que saquean las aguas somalíes provienen de los mismos países que ofrecen ayuda marítima y asistencia para el desarrollo. Esta contradicción socava los esfuerzos de vigilancia, y también erosiona la confianza de las comunidades locales.

Cuando la ayuda extranjera va acompañada de explotación económica, las promesas de paz, sostenibilidad y recuperación se perciben como falsas. Esta dualidad sigue debilitando la credibilidad de los actores internacionales en las regiones costeras de Somalia y complica los esfuerzos por establecer un sistema verdaderamente inclusivo de gobernanza marítima basado en la confianza y la participación local. El tema se analiza en detalle en el artículo de Frontiers in Marine Science (Fronteras en Ciencia Marina): «La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada extranjera en aguas somalíes perpetúa el conflicto».

Se pierden medios de vida, aumentan la piratería y migración generalizada

«Traíamos pescado a casa todas las mañanas. Ahora no traemos nada», dice Abdi, pescador de Puntland. Su voz refleja la frustración de muchas familias somalíes cuyos medios de vida tradicionales han desaparecido.

Para muchos pescadores somalíes, la piratería surgió como una respuesta desesperada al colapso de los medios de subsistencia tradicionales. Tras el debilitamiento de la gobernanza marítima nacional en la década de 1990, embarcaciones industriales extranjeras, que a menudo operan ilegalmente, comenzaron a explotar las aguas somalíes, que agotaron las poblaciones locales de peces. Como resultado, muchos pescadores desplazados tomaron las armas en un esfuerzo por defender su sobrevivencia económica, lo que a la larga originó la piratería organizada. Sin acceso a protección legal ni a fuentes alternativas de ingresos, comunidades costeras enteras se hundieron en una pobreza e inestabilidad aún mayores.

El desempleo está aumentando en las regiones costeras de Somalia, y deja a los jóvenes con pocas oportunidades viables de trabajo o educación. Sin programas estatales de apoyo o desarrollo económico, muchos recurren a la migración como último recurso. Los desplazamientos internos y los movimientos transfronterizos se han intensificado, especialmente entre los jóvenes de las zonas costeras. Miles se están trasladando a otras regiones o intentando entrar a Europa y a los Estados del Golfo, en su mayoría por medios peligrosos e irregulares, con el riesgo de caer en explotación, trata o de morir en el trayecto.

Posibles soluciones

Las patrullas militares en el golfo de Adén, la masa de agua que separa Somalia de Yemen, pueden ayudar a disuadir la piratería, pero hacen poco para restaurar los medios de vida perdidos. Las comunidades costeras no piden buques de guerra, piden soluciones civiles a largo plazo: sistemas de vigilancia costera, licencias de pesca equitativas y capacitación en seguridad marítima con apoyo de donaciones.

Existe un precedente mundial para revitalizar comunidades costeras en declive. En Sri Lanka, después del conflicto, estas iniciativas comunitarias contribuyeron a reactivar las economías costeras mediante la gestión sostenible de los recursos y la participación local. En la región de Sabah, en Malasia, gracias a la integración de vigilancia por radar y patrullas comunitarias se redujo significativamente la pesca ilegal. Por ejemplo, en la Zona de Conservación Marina de las islas Sugud, la pesca ilegal diurna prácticamente se eliminó en 2008 gracias a estrategias conjuntas de control.

Para contribuir con la capacidad marítima de Sri Lanka, Japón también ha donado dos patrulleras rápidas de 30 metros equipadas para respuesta a derrames de petróleo y vigilancia costera. Estas embarcaciones se entregaron bajo una subvención de 1800 millones de yenes (1,3 millones de dólares) y fueron acompañadas de formación de oficiales de guardacostas y asistencia técnica para la protección marina.

Abordar las causas profundas de la desesperación económica

Photo of Vladyslav Bondarenko.

Foto de Vladyslav Bondarenko, por cortesía suya. Usada con autorización.

Apoyar a las comunidades costeras mediante asistencia legal, tecnologías de pesca sostenible y programas de empleo juvenil no es caridad, es una inversión estratégica en la estabilidad regional a largo plazo y en la seguridad marítima, según los expertos en la materia. Estas medidas abordan las causas profundas de la desesperación económica, reducen el atractivo de las actividades ilegales, fortalecen la resiliencia local y sientan las bases para un crecimiento inclusivo y para generar confianza en los sistemas de gobernanza.

Un ejemplo claro de este planteamiento es el proyecto Badweyn, que traza mapas de los recursos costeros de Somalia con una herramienta de datos interactiva. Esta iniciativa identifica zonas de pesca, rutas de navegación y zonas de posible conflicto, y da información transparente y fundada en evidencia a las comunidades locales, instituciones gubernamentales y socios internacionales. El proyecto apoya la gestión sostenible de los recursos marinos y fomenta la participación comunitaria en la toma de decisiones.

Estas iniciativas demuestran que invertir en comunidades costeras no solo se trata de restauración ambiental, sino también de promover el desarrollo social y económico, de reducir los riesgos de conflicto y de fortalecer la estabilidad en el cuerno de África.

En Somalia, estas soluciones siguen estando fuera de alcance, aunque no son imposibles de implementar. Con el financiamiento adecuado y participación de los más afectados, la protección marítima podría servir al comercio global, y también la sobrevivencia de las comunidades locales. Iniciativas prometedoras como el proyecto Comunidades Costeras contra la Piratería demuestran que inversiones específicas en infraestructura pesquera y costera pueden ofrecer alternativas reales a la piratería, la migración y la desesperanza.

Las comunidades costeras de Somalia no necesitan compasión, necesitan apoyo constante e inclusivo, sobre la base de un diálogo genuino, proyectos de inversión y la restauración de la confianza que hace mucho tiempo se perdió. Por ahora, miles de personas continúan luchando por su futuro entre redes vacías, desempleo, hambre y una esperanza que se desvanece.

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