Moldavia se queda vacía: Las cuatro olas de emigración de Moldavia

Mioritsa dancing group, filmed during YLE TV1's "Little Foal Dance" program in Moldova, June 19, 1983.

Foto de un grupo de bailarines Mioritsa de Takajarru, filmada en Moldavia durante el programa de televisión YLE TV1 “El baile del pequeño potro”, 19 de junio de 1983. Con licencia internacional Creative Commons de Wikimedia Commons (Attribution-Share Alike 4.0).

Este artículo del medio independiente moldavo de NewsMaker, se publicó originalmente como parte de su análisis sobre varias oleadas de emigración moldava. Global Voices reproduce una versión traducida y editada en virtud de un acuerdo de colaboración de contenido con NewsMaker.

Los primeros años de la independencia de Moldavia se vieron marcados por la disolución de la URSS, un conflicto militar en Transnistria y por complejas reformas económicas y políticas que provocaron inestabilidad e incertidumbre en el país. Este fue el entorno que desencadenó la primera ola de emigración masiva del país.

Primera ola (1990 -1995) – motivos étnicos y económicos

Esta ola fue principalmente de étnica, aunque los factores económicos no tardaron en ganar importancia. Durante este período, las salidas eran mayormente permanentes. Las minorías formaron gran parte de este flujo, aprovechaban las nuevas oportunidades de repatriarse o mudarse a países de origen étnico. El más notable fue el éxodos de la población judía: entre 1900 y 1996, alrededor de 40 000 judíos se repatriaron a Israel. Solo en 1992, según la Oficina Nacional de Estadística de Moldavia, 3441 personas emigraron, aunque fuentes internacionales sugieren que la cantidad fue mayor, alrededor de 4305.

Otros destinos claves en los que se llama «lejos en el extranjero” (que representó hasta el 97% de la emigración durante este período) fueron Alemania (29,9 %) y Estados Unidos (25,4 %), y con flujos significativos también a Rusia y Ucrania.

El doctor Alexander Makukhin, sociólogo y experto en emigración, señaló que desde 1987, la URSS permitió a las personas de etnia judía repatriarse a Israel:

Back then, it was extremely difficult. People could leave with no more than 40 dollars in foreign currency per person. But it had a significant impact on Moldova due to the substantial Jewish population. The first wave of emigration was primarily Jewish, followed later by other ethnic programs, such as late repatriation of ethnic Germans.

En ese entonces, era extremadamente difícil. Se podía ir con un máximo de 40 dólares en moneda extranjera por persona. Pero tuvo un impacto significativo en Moldavia por la considerable población judía. La primera ola de emigración fue principalmente judía, seguida posteriormente por otros programas étnicos, tales como repatriaciones tardías de personas de origen alemán.

Pese a que esta ola migratoria fue largamente moldeada por factores étnicos y oportunidades de repatriación, tuvo un rol importante, que provocó la salida de una porción significativa de la población y creó los primeros canales de migración y comunidades en el extranjero. Estas primeras redes y experiencias probablemente hicieron que futuras olas migratorias fueran motivadas más por motivos económicos, más fáciles y menos riesgosas. Entonces, la primera ola no solo sirvió como hecho aislado, sino como un preludio a la posterior emigración económica masiva.

Segunda ola (mediados de la década de 1990 -principios la década de 2000) – auge de la emigración laboral

A mediados de la década de 1990, Moldavia estaba hundida en una  profunda crisis socioeconómica. Los estándares de vida decayeron, se cerraron industrias, había mucho desempleo y inflación alta, y todo eso ocasionó condiciones intolerables para muchos. Para finales de la década de 1990, el país fue considerado el más pobre en la región.

Los patrones de emigración cambiaron significativamente. El factor étnico retrocedió y dio paso a una masiva emigración económica y laboral. El país empezó a perder a sus ciudadanos más activos y empleables, para quienes la emigración se convirtió en una inversión estratégica para escapar de la pobreza extrema. La emigración irregular incrementó, especialmente a países del sur de Europa, como Italia, Grecia, España y Portugal. La naturaleza ilegal de esta emigración hace difícil evaluarla totalmente —pero fue significativa— y aunque Rusia seguía siendo un destino clave, la atención empezó a para a Occidente.

Makukin observó que la integración también estaba empezando a darse:

By 1998–99, many realized they wanted to settle in a new country, not just work there.

Para 1998-1999, muchos se dieron cuenta de que querían establecerse en un nuevo país, y no solo trabajar ahí.

Este fue el comienzo de la fuga de talentos de la población moldava más activa. La emigración no se trataba tanto de buscar mejores oportunidades, sino de escapar de la absoluta falta de perspectivas en su país. La pérdida de este núcleo demográfico sentó la bases de algunos de los conflictos a largo plazo de Moldavia —la población envejeció y disminuyó la fuerza laboral—, que aún se sienten con intensidad. Esta ola puso a la emigración en la mente del público, no solo como una opción, sino como una necesidad para sobrevivir.

Tercera ola (principios de los años 2000-2014) – Rumania se une con la Unión Europea

A principios de la década de 2000, los patrones de emigración se volvieron más diversos. La emigración laboral aún dominaba, pero los países de destino se diversificaron. A pesar de que disminuyó de que Rusia endureció as normas de registro, Rusia siguió siendo un destino principal: había más de 190 000 moldavos allí para 2010. Italia se volvió el segundo mayor destino, con más de 58 000 moldavos para 2010. Turquía, Israel, Ucrania, Portugal y Alemania también fueron populares, y las amnistías de emigración en el sur de Europa permitieron la entrada de muchos para legalizar su situación.

Un factor clave fue que muchos moldavos adquirieron ciudadanía rumana, fueron más de 200 000 para 2010. Cuando Rumania integró la Unión Europea en 2007, lo que le dio acceso al mercado laboral de Unión Europea, dio a los inmigrantes moldavos de libre movimiento dentro de la Unión Europea mucho antes de que su país tomara medidas formales para la integración. También se reveló la disposición de los moldavos por aprovechar oportunidades de emigración legal a la Unión Europea, lo que confirma las proyecciones de un posible aumento de la emigración tras la adhesión.

Un nuevo tipo de patrón surgió pronto: emigración familiar. Los moldavos naturalizados empezaron a traer a sus hijos y familiares para que se les unieran en el extranjero, y ocurrió una notable feminización de la emigración, especialmente a Italia. Muchos inmigrantes provienen de zonas rurales, aunque después aumentó la representación urbana.

Cuarta ola (2014-presente) – Viaje sin visado

La confirmación del acuerdo de asociación de la Unión Europea y la aprobación de viajes sin visado en 2014 marcó un punto decisivo. En 2022, las estadísticas oficiales de fronteras demostraron que 241 448 personas dejaron Moldavia —cerca del doble que en 2014—. Entre 2014 y 2024, los residentes moldavos se redujeron en alrededor de 400 000 personas.

Makukin enfatizó en una marcada emigración “rejuvenecida”:

We are now losing our youngest and most active population. And there’s no longer the gender imbalance we saw earlier – both men and women are leaving.

Estamos perdiendo a nuestra población más joven y más activa. Ya no existe más el desbalance de género que notábamos antes: hombres y mujeres se están yendo.

Las disparidades económicas siguen siendo el problema principal. Los países que forman parte de la Unión Euroéa —especialmente Italia, Francia y Alemania— aún son los principales destinos, mientras que la emigración a Rusia se ha reducido de alrededor de 600 000 a menos de 80 000 en 2022.

Novedades externas marcaron este período. La pandemia del COVID-19 provocó un retorno temporal masivo (alrededor de 316,000 entre enero y septiembre de 2020), pero la mayoría se fue otra vez cuando las restricciones disminuyeron. La invasión rusa de Ucrania en 2022 llevó refugiados ucranianos a Moldavia, y algunos inmigrantes moldavos volvieron de Rusia y Ucrania, aunque las cantidades exactas no son claras.

Remesas vs. Fuga de cerebros

El impacto económico de la emigración es desigual. Por un lado. Las remesas son vitales: entre 1900 y 2000 millones de dólares anuales, que representan entre el 12% y el 16% del producto interior bruto de Moldavia. Apoyan el consumo y reducen la pobreza, especialmente en las zonas rurales, lo que ayuda a los hogares a sobrevivir.

No obstante, la fuga de cerebros sigue siendo un problema grave: No solo se trata de la salida de trabajadores calificados, sino también de de muchos profesionalmente calificados. Moldavia perdió a sus personas más calificadas y experimentadas, lo que afectó a sectores importantes, como educación y salud, pues faltan médicos.

¿Una nación en vías de desaparición?

El resultado más evidente y alarmante de las olas migratorias de Moldavia es su catastrófico descenso demográfico.

En las tres décadas transcurridas desde su independencia, Moldavia ha perdido cerca del 40% de su población: de 4,36 millones en 1991 a 2,3 millones a principios de 2024, sin contar Transnistria. En promedio, entre 35 000 y 40 000 personas abandonan el país cada año. Moldavia presenta actualmente un de las tasas de emigración y despoblación más altas del mundo.

La emigración de jóvenes disminuye las tasas de natalidad, lo que agrava los problemas económicos y potencialmente impulsa una mayor emigración, mientras que el envejecimiento de la población ejerce presión sobre las pensiones y la salud, mientras que la disminución de mano de obra reduce los ingresos fiscales.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.