
Montaje de los destacados del Bocas Lit Fest 2025, cortesia de Bocas List Fest, usada con permiso.
Este artículo sobre el Bocas Lit Fest por la fundadora y presidenta Marina Salandy-Brown se publicó originalmente en el Daily Express de Trinidad y Tobago el 17 de septiembre de 2025. Global Voices reproduce una versión editada con autorización.
Recientemente, en Trinidad y Tobago hubo alarma cuando la Empresa Nacional de Gas (conocida como NGC) retiró financiamiento a las prósperas bandas de tambor de acero en sus comunidades “fronterizas”, sumada a la vergüenza nacional cuando Barbados –país cuyo PIB equivale a una quinta parte del PIB de Trinidad y Tobago– adquirió el archivo de videos de Banyan, de gran valor cultural. Esto ocurrió porque la NGC no logró asegurarlo, lo que destaca un problema mucho mayor en relación con la cultura de Trinidad y Tobago y el valor que se le da.
En Trinidad y Tobago nos jactamos de nuestro exceso de talento, pero hablar es fácil. Nunca nos han enseñado bien a apreciar, cuidar ni preservar ese talento, ni hemos buscado alinear nuestro desarrollo cultural con las prioridades nacionales seriamente. En consecuencia, todos los sectores de arte y expresión cultural se han visto muy afectados. El carnaval de arte es un gran ejemplo: el claro valor comercial de nuestro festival nacional ha llevado a sobreexplotar formas artísticas fundamentales con fines estrictamente lucrativos, y a impulsar un turismo que llena habitaciones de hotel solo por algunos días al año. Nos encanta el tambor de acero, pero no lo suficiente para que reciba apoyo financiero y estructural, y el resto va de la boca para afuera.
Iniciativas culturales como el pionero Festival de Cine de Trinidad y Tobago, el recién inaugurado Festival de Cine Caribeño, Pantalla Verde y el Festival de Cine Africano luchan por obtener apoyo financiero, junto con otros festivales emergentes y más especializados en todo el país. Un vistazo a sus páginas web revelan que su mayor apoyo viene de sectores privados. El carnaval y el tambor metálico se llevan la mayor parte del financiamiento cultural del Estado, y pequeñas iniciativas quedan batallando por migajas después de aprovechar las subvenciones relativamente pequeñas que ofrece cualquier ofrecimiento del Ministerio de Cultura.
El festival Boca Lit es otra de las principales víctimas del cambio en las prioridades de responsabilidad social corporativa de NGC, que ahora sabemos que está orientado al deporte. En 2011, cuando NGC decidió financiar el propuesto nuevo festival de literatura, NGC no tenía una política de financiación de las artes bien formulada. Las iniciativas se financiaban por mérito, y el festival Boca Lit se convirtió en su mayor proyecto. Afortunadamente, el entonces director del Departamento de Comunicaciones había sido maestro de escuela que vio el valor de un festival de literario. NGC ya había contestado el pedido del Festival de Cine de Trinidad y Tobago, en el que entonces me desempeñaba como directora ejecutiva, de financiar el mayor evento de premiaciones del país. También había cubierto los gastos de publicar el magnífico diccionario ingles – criollo de Trinidad y Tobago de Lisa Winer.
El festival Bocas Lit está en deuda con NGC, sin su apoyo desde el principio, el ahora famoso festival literario anual de Trinidad y Tobago hubiera quedado como un proyecto fallido. Durante 12 años –entre 2012 y 2023–, NGC fue el principal patrocinador del mayor evento literario del Caribe. El festival es conocido como el Festival NGC Bocas Lit, y causó un cambio radical en el mundo de la literatura caribeña y de NGC, lo que le valió muy buena reputación y promoción adicional a su marca y logotipo en el país y el extranjero.
En ese momento, la financiación de NGC quedó asegurada por tres años, lo que permitió planear, desarrollar, alimentar el talento y promover el festival local, regional e internacionalmente. Esto conllevó a que aparecieran y surgieran muchos nuevos escritores que se posicionaron en el país y la región, ganaron premios y galardones internacionales, y ejercer su influencia en la campo mundial de las ideas, como ya hicieron VS Naipaul y Derek Walcott. Los escritores caribeños que viven fuera de la región también se beneficiaron, lograron acceder a la comunidad internacional de escritores caribeños que rodea al festival y al trabajo para el festival Bocas Lit que se hace todo el año.
En 2024, NGC financió el festival literario parcialmente y no contribuyó en lo absoluto en el festival de 2025. El festival de 2025 se hizo con poco presupuesto, se recurrió a favores mayormente de socios extranjeros y a la financiación de muchos patrocinadores locales más pequeños. Hasta el momento, el festival tiene un solo patrocinador confirmado para 2026. Si las varias propuestas ahora en manos del Departamento de Comunicaciones de varias empresas no logran atraer a quienes toman decisiones, tendremos que replantear seriamente el alcance y formato del festival de 2026.
Dirigir una NGC dedicada al arte no es una tarea fácil. Todas las responsabilidades que conlleva dirigir una compañía, desde gestión legal a contabilidad, hasta la gestión de recursos humanos. Los patrocinadores exigen buena gobernanza, pero están reacios a cubrir el costo anual de auditorías y cumplimiento normativo. El festival de Boca Lit gasta mas del 10% de sus ingresos para esos gastos administrativos obligatorios, que luego deben recuperarse de manera ingeniosa. ¿Dónde está el Gobierno en todo esto?, te preguntarás. El Gobierno hasta ahora no ha remitido su subvención anual al festival Boca List para 2025, aunque se comprometió a enviarlo. Ese dinero ya se había gastado en abril para el festival. La contribución del Estado es de menos del 3% de nuestro presupuesto operativo anual.
La Junta Nacional de Control de Loterías (NLCB) tiene el mandato de financiar las artes y la cultura, pero no parece tener una política general ni un proceso de postulación accesible a potenciales candidatos. Es un misterio cómo funciona el NLCB, y si lo lograste y tuviste buen resultado, tu subvención tendría poca relación con el tamaño de tu proyecto. El NLCB da pequeños cortes de salami, es decir, todos tienen un pedacito del pastel.
Trinidad y Tobago no puede construir un nivel exitoso de artes de esta manera. Esta no es una situación sostenible ni estable. A una organización de arte en Trinidad y Tobago solamente le va bien o es viable si la persona mal pagada encargada de dirigirla puede procurar apoyo, atraer y retener patrocinadores. Es por eso que el arte continúa luchando. Además, hay otra dificultad para las artes literarias, el impensable impuesto sobre el valor añadido completo (IVA) sobre los libros no académicos, que a la autoridad aduanera y fiscal les es muy difícil definir, por lo que sus recaudaciones son aleatorias. Esperamos que el Gobierno se dé cuenta de que no tiene sentido penalizar a personas que leen y escriben libros y eliminen el impuesto.
Es hora de que el Estado y el sector privado, juntos, establezcan una agencia de financiación para las artes que no sea un objeto político y esté propiamente constituido, con estrictas reglas de financiación para evitar nepotismo y otras formas de corrupción. Debería contar con un presupuesto anual indexado y una política artística que busque construir nuestra cultura de acuerdo con un conjunto de prioridades nacionales, y no limitarse a conceder pequeñas subvenciones del mismo valor a todos los emprendedores artísticos entusiastas. No es complicado; otro países ya lo han hecho. Un Consejo de Artes, creado por una ley parlamentaria, no impediría que empresas del sector privado financiaran otras actividades culturales, pero permitiría que que las empresas recibieran generosas exoneraciones fiscales por su contribución al Consejo de Artes, que apoyarían el núcleo del sector artístico del país.
Sin una política nacional sostenible para financiación, el festival Bocas Lit adoptó una política de contar con más de un patrocinador ilustrado y a largo plazo. El medio OCM sigue siendo uno de nuestros socios claves, nuestro socio mediático y el fundador del mayor premio grande de literatura caribeña, que ha impulsado carreras literarias y a catalizado la industria. First Citizens es el patrocinador de la competencia de poesía más exitoso de la región, ha invertido en el talento joven y también apoyado al trabajo del festival Bocas Lit.
Además somos afortunados de contar con dos pequeños patrocinadores desde el inicio, que siguen contribuyendo con el festival año tras año. Nuestro importante trabajo de desarrollo anual ha sido posible a través de corporaciones individuales. El festival –y el sector de artes en general– necesita apoyo urgentemente.







