De la guerra a la esperanza y a la desesperanza: La crisis de la deportación afgana

Afghan refugees at the crossing point between Afghanistan and Pakistan. Screenshot from the video ’Why are so many Afghans being kicked out of Pakistan? | Start Here’ from the Al Jazeera English YouTube channel. Fair use.

Refugiados afganos en el punto de cruce entre Afganistán y Pakistán. Captura de pantalla del video «¿Por qué están expulsando a tantos afganos de Pakistán? | Empezar acá» del canal de YouTube de Al Jazeera English. Uso legítimo.

Tras las recientes crisis mundiales y los cambios en la dinámica geopolítica, la gran mayoría de los países han reorientado rápidamente sus políticas para alinearlas con sus prioridades nacionales, que han puesto por encima de todos los problemas. Este giro no podría haber llegado en un peor momento para los refugiados afganos en el extranjero.

Después de décadas de conflicto constante, inestabilidad política y prolongada recesión en la economía, muchos afganos se vieron obligados a abandonar sus hogares en busca de seguridad en otros lugares.

Los han dispersado de las tierras de su juventud a las costas de países vecinos, Pakistán, Irán y países lejanos de Europa, América y más allá. A pesar de enfrentar varias situaciones que amenazan sus vidas, no han alcanzado el futuro seguro y estable que esperaban.

Muchos enfrentan una nueva y cruel realidad. Enfrentan detenciones, rechazo e inminente amenaza de deportación masiva de los mismos países a los que huyeron con la esperanza de que se les concediera refugio o de que pudieran, finalmente, tomar un respiro en paz.

A medida que nacionalistas y agendas de derecha toman impulso en todo el mundo, la solidaridad y la compasión por los refugiados afganos están disminuyendo. A los afganos vulnerables se les presenta como amenazas a la seguridad o una carga financiera, y los envían de regreso a Afganistán bajo un pretexto legal y político.

El impacto en los derechos humanos y las consecuencias de estas deportaciones son devastadores, especialmente cuando se considera el rápido deterioro de las condiciones de hambre, pobreza, sequía y apartheid de género en Afganistán.

Del asilo a la expulsión

Tras el reciente conflicto iraní-israelí, Irán ha desatado una represión de gran envergadura contra los refugiados afganos y ha iniciado una campaña represiva para deportar a muchos refugiados afganos. Tan solo en 2025, más de 1,5 millones han sido expulsados, casi 600,000 solamente desde junio. Según los informes, las autoridades iraníes planean deportar hasta cuatro millones de afganos para fines de 2025.

Las deportaciones son diarias, a menudo se alcanza la enorme cantidad de 50,000 personas en un solo día. Los refugiados son capturados sin notificación, se les expulsa a la fuerza de sus hogares y lugares de trabajo, se les niegan sus pertenencias y documentos, y los arrastran a la frontera sin el debido proceso.

En cruces como Islam Qala, los deportados, incluidos mujeres, niños y ancianos, quedan abandonados en el desierto, donde la temperatura supera los 50 °C (122 °F), sin refugio, agua ni atención médica. Los voluntariados informan de crecientes casos de deshidratación, enfermedades y traumas psicológicos. Una crisis humanitaria se desarrolla en silencio.

Pakistán también ha aumentado las deportaciones de refugiados afganos desde abril de 2025. Más de un millón de afganos han sido expulsados de Pakistán. En solo dos semanas, casi 60,000 fueron enviados a través de los puntos de cruce de Torkham y Spin Boldak. Ahí hay muchas mujeres, niños y personas con tarjetas de ciudadanía afganas válidas que les permiten vivir legalmente en Pakistán.

Este video de YouTube muestra la deportación de refugiados afganos de Pakistán.

Las deportaciones han causado separaciones familiares, violencia policial y abusos. Los grupos de derechos humanos lo consideran una clara violación del principio de no expulsión, que prohíbe que un país envíe refugiados, solicitantes de asilo y otras personas en riesgo a un país donde su vida o libertad puede verse amenazada.

Además, Tayikistán también ha deportado por la fuerza a algunos refugiados afganos desde mediados de julio de 2025, incluidos los que esperan ser reubicados en un tercer país.

Después del colapso del gobierno democrático en Afganistán, Estados Unidos evacuó a miles de afganos a instalaciones temporales en Emiratos Árabes Unidos y Catar, con la expectativa de que sus documentos fueran procesados para reinstalarse en Estados Unidos.

En mayo, la administración de Trump dio a conocer un plan para terminar con el Estatus de Protección Temporal (TPS). Esto no solo ensombreció el futuro de los afganos en Estados Unidos, también generó incertidumbre para los afganos varados en el extranjero en un tercer país, a la espera de que se procesen sus documentos.

A pesar de la grave situación en Afganistán, algunos han sido deportados porque Estados Unidos no aclaró su estado migratorio. Los grupos de defensa lo califican de traición a los compromisos de Estados Unidos con los afganos que arriesgaron sus vidas al asociarse con las misiones estadounidenses.

También, en julio, Alemania y otros cinco países de la Unión Europea —Francia, Polonia, Austria, República Checa y Dinamarca— acordaron endurecer las leyes de asilo y reiniciar las deportaciones, incluso a Afganistán. Han limitado las reuniones familiares y han tratado de establecer procedimientos de asilo en Estados no pertenecientes a la Unión Europea.

Igualmente, en el marco de un programa coordinado con el Talibán, Alemania ha retornado recientemente a 81 afganos, lo que podría indicar futuras relaciones diplomáticas para más retornos. Los talibanes, desesperados por ganar legitimidad, pueden usar esta cooperación para reforzar su posición política.

Para agravar la crisis, el Ministerio de Defensa del Reino Unido filtró accidentalmente un correo electrónico que puso las vidas de más de 250 traductores afganos en peligro de represalias del Talibán. A pesar de la gravedad de esta infracción y la presencia del Reino Unido durante dos décadas en Afganistán, miles de compañeros afganos siguen varados, aún en espera de ser reubicados a través de programas como la Política de Asistencia y Reubicación de Afganistán (ARAP).

Para los afganos que habían ayudado al Reino Unido en Afganistán a enfrentar serias amenazas en el país y la incertidumbre en el extranjero, la garantía de que el Reino Unido ofrezca refugio se vuelve más frágil y difícil de alcanzar. La situación empeoró aún más con las políticas de inmigración cada vez más restrictivas del Reino Unido, y se intensificó la presión de la derecha para frenar y limitar los casos de asilo.

Además de violar el principio de no expulsión, estas acciones equivalen a la expulsión colectiva, que incumple el artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y empeoran la crisis humanitaria y socioeconómica de Afganistán al devolver a las personas a condiciones de extrema pobreza, inseguridad y falta de apoyo.

Hambre y sequía

Después de décadas de guerra implacable, colapso socioeconómico cada vez más profundo e inestabilidad política, Afganistán ahora enfrenta una amenaza aún mayor en forma de crisis climática, marcada por severas sequías, recursos hídricos desaparecidos y limitados, y clima extremo, lo que obliga a los afganos a abandonar su tierra natal para sobrevivir.

Hay más de 15 millones de afganos en situación de inseguridad alimentaria, que en su gran mayoría corren el riesgo de caer en la inanición.

Este es un video de YouTube sobre temas relacionados con el cambio climático en Afganistán.

Prácticamente no existen atención médica, educación ni acceso al trabajo. Con la inflación, la devaluación de la moneda y la pobreza descontrolada, la economía está completamente devastada.

Se espera que más provincias experimenten una sequía severa. Los medios de subsistencia de las personas se deteriorarán aún más, especialmente para quienes viven en zonas rurales.

El momento de decidir y actuar

Abordar el dilema de los refugiados y solicitantes de asilo afganos requiere una acción rápida y coordinada en múltiples frentes. Los Gobiernos deben reducir las demoras burocráticas, acelerar los programas de reasentamiento y cumplir sus compromisos para alcanzar los objetivos de reubicación.

Los países involucrados, como Estados Unidos, Reino Unido, los miembros de la Unión Europea, Canadá y Australia deben acordar un enfoque multilateral para compartir la responsabilidad de reubicar a los afganos.

Fundamentalmente, las deportaciones a Afganistán deben detenerse de inmediato. Los refugiados afganos son sobrevivientes de la guerra, académicos, trabajadores de derechos humanos y madres, no peones políticos. Los Gobiernos de todo el mundo no deben cerrar sus puertas y deportarlos a una tierra donde reinan el miedo, el hambre y el apartheid.

Respetando el principio de no expulsión, el Estatus de Protección Temporal y las visas humanitarias deben extenderse o establecerse para brindar vías legales para grupos vulnerables.

La decisión moral es fácil: ¿los Gobiernos defienden la dignidad humana y las normas internacionales, o las intercambian por beneficios políticos? Ha llegado el momento de decidir si apoyar a los necesitados o rechazarlos.

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