Imagen por Arzu Geybullayeva, realizada con Canva Pro.

En 2025, Turquía celebra el «Año de la Familia». En ese marco, el 18 de septiembre, el regulador Consejo Superior de Radio y Televisión (RTÜK), impuso multas a varias grandes plataformas de videos, como Netflix, Disney+, HBO Max, Prime Video y Mubi, por violar los valores familiares.

Las películas que provocaron esta medida fueron «Azul Cobalto» (Netflix), «Those About to Die» (Prime Video), «Benedetta» (Mubi), «Todos somos extraños» (Disney+) y “Looking: La película” (HBO Max), que fueron retiradas de las plataformas en Turquía. La RTÜK sostiene que estas películas «promueven la homosexualidad», «desprecian los valores familiares» y «entran en conflicto con los valores compartidos de la sociedad».

Los defensores de derechos afirman que estas medidas forman parte de una campaña más amplia contra la visibilidad del colectivo LGBTQ+ en Turquía. Desde 2015, el Orgullo de Estambul ha sido prohibido rutinariamente, y la Policía ha dispersado a los manifestantes con gases lacrimógenos y los ha detenido. Los funcionarios públicos han calificado cada vez más las identidades LGBTQ+ como una «amenaza a los valores familiares», y repetido el lenguaje que usa la RTÜK en sus resoluciones contra las plataformas de transmisión de video.

Tuncay Keser, integrante del Consejo de la RTÜK, criticó la decisión: «Aunque la institución de la familia se ve socavada casi a diario en los programas diurnos en beneficio de los índices de audiencia, la afirmación de la RTÜK de que ‘protegen a la sociedad’ con contenido ficticio hábilmente etiquetado en plataformas encriptadas y por suscripción, a las que los adultos acceden a cambio de una cuota, representa una grave contradicción y un doble rasero».

No es la primera vez que la RTÜK multa a las plataformas de videos. En 2023, Netflix, Prime, Disney+, Mubi, Bein y Blu TV fueron multadas por presuntamente promover la homosexualidad y socavar los valores morales en Turquía. En ese momento, Keser dijo a VoA en una entrevista, «La RTÜK no tiene la obligación de imponer un modelo familiar para adultos. Al establecer la agenda a través de debates políticos a diario, todos los medios se están viendo intimidados».

En 2022, la RTÜK inició una investigación sobre “Mundo jurásico: Campo cretáceo”, serie animada de Netflix. «Estamos decididos a no permitir contenido que pueda afectar a nuestros niños y jóvenes de manera negativa, y sin tener en cuenta nuestros valores», tuiteó Ebubekir Sahin, entonces director de la RTÜK. Al parecer, el programa incluía personajes LGBTQ+.

En diciembre de 2021, otra película de Netflix fue objeto de multas. Según la RTÜK, “Cuantos más, mejor” se «basaba en un relato ficticio en el que había intensas experiencias de homosexualidad, relaciones incestuosas e intercambio de parejas». Se le ordenó a la plataforma retirar la película de su servicio en Turquía.

En mayo de ese mismo año, se ordenó a Spotify que eliminara «contenido inapropiado» de su sitio web. En 2022, la Fiscalía General de Estambul inició una investigación contra la plataforma con el argumento de que incluía listas de reproducción que «insultaban los valores religiosos y a los funcionarios del Estado». Sin embargo, el problema no estaba tanto en las canciones como en los nombres de las listas, ya que las normas de Spotify dan derechos a los usuarios que crean listas de reproducción sin aprobación ni supervisión de la plataforma.

El poder concedido a la RTÜK para supervisar las plataformas de digitales se deriva de un cambio normativo introducido en 2018, aprobado en 2019, que facultó a la agencia a imponer medidas administrativas, como advertencias, suspensión de programación, prohibiciones temporales de emisión, revocación de licencias de emisión y, en el caso más reciente, multas. En ese momento, reconocidos expertos turcos en libertad de expresión señalaron el riesgo de la decisión de extender la censura a todas las plataformas en un país donde la censura ya era común.

En 2023, la RTÜK impuso el requisito de obtener licencias de radiodifusión —que normalmente no se exige a los medios progubernamentales en línea— en las plataformas de medios digitales de DW, Euronews y VoA; cuando se negaron a cumplirlas, las plataformas quedaron bloqueadas en Turquía. Una organización impugnó las amplias facultades de la RTÜK en concesión de licencias, pero perdió el caso con el argumento de que ese poder no constituía una restricción de la libertad de los medios. La RTÜK anunció que para 2024, los programas de YouTube que produzcan noticias también deberán obtener licencias de emisión.

Las medidas de la RTÜK también se extienden a las emisoras locales. En un informe de diciembre de 2024, la Asociación de Medios y Estudios Legales calculó que el organismo supervisor impuso multas por valor de 4.5 millones de dólares entre el 1 de enero de 2023 y el 30 de junio de 2024, y dictó 1357 suspensiones de emisiones en el mismo período. Según el informe, se impusieron multas a los medios que criticaban al Gobierno, pero también a temas que incluían sectas religiosas, cuestiones sociales, asuntos kurdas y contenido LGBTQ+. Ni las entrevistas callejeras se han librado.

Moralidad y obscenidad bajo el escrutinio

Los artistas turcos también han sido objeto de escrutinio. En septiembre, la popular banda femenina Manifest fue investigada por los atuendos de sus conciertos. El 6 de septiembre, tras su concierto en Estambul, la Fiscalía General de Estambul inició una investigación con el argumento de que las cantantes habían incurrido en «comportamiento obsceno» y «exhibicionismo» con sus bailes y actuaciones.

Oktay Saral, asesor principal del presidente, llegó incluso a acusar a las cantantes de ser «criaturas inmorales, sinvergüenzas e indecentes», y pidió que fueran procesadas para «evitar que vuelvan a participar en ese exhibicionismo». Como resultado de las investigaciones, a las cantantes se les prohibió viajar y deberán presentarse periódicamente en la comisaría.

Los defensores de los derechos de la mujer advierten que este tipo de intervenciones refuerzan un mayor retroceso en igualdad de género. En 2021, el retiro de Turquía del Convenio de Estambul —histórico tratado para combatir la violencia contra la mujer— fue un punto de inflexión. Desde entonces, organizaciones feministas y activistas han enfrentado campañas difamatorias, investigaciones y restricciones cada vez mayores a las manifestaciones públicas.

Mientras tanto, la violencia doméstica sigue siendo una crisis persistente. Según We Will Stop Femicide, al menos 394 mujeres fueron asesinadas en Turquía en 2024, la mayoría a manos de sus parejas o familiares. En los primeros seis meses de 2025, 136 mujeres fueron víctimas de feminicidio, mientras que 145 murieron bajo circunstancias sospechosas.

En la época en que se investigaba Manifest, la canción recién publicada del cantante y compositor Mabel Matiz quedó bloqueada en diversas plataformas pues el Ministerio de Familia y Servicios Sociales la consideró una amenaza para «el orden público y la salud general» y «contraria a las tradiciones y costumbres de la vida familiar turca». Según informa Bianet, este incidente fue «la primera vez que las autoridades solicitaron formalmente a un tribunal que bloqueara el acceso a una canción específica».

Matiz ha sido objeto de críticas. En 2022, estrenó una canción romántica el último día del mes del Orgullo, en la que cuenta una historia de amor entre personas del mismo sexo. La respuesta de la RTÜK no tardó en llegar: llamaron a los canales de televisión musicales y los amenazaron con graves consecuencias si estrenaban la canción.

En enero de 2022, la icónica cantante y compositora Sezen Aksu también recibió la atención del organismo supervisor de los medios, que advirtieron a los canales de televisión que no emitieran su canción «It is a Wonderful Thing to Live» (Es maravilloso estar vivo), pues dijeron que degradaba los valores religiosos por una frase de la canción que decía: «Saluda de mi parte a los ignorantes Adán y Eva». Aksu respondió con una canción titulada «El cazador», que en una estrofa dice: «No puedes matarme, tengo mi voz, mi música y mi trabajo. Cuando digo yo, yo somos todos».

Los cargos contra la obscenidad también se han utilizado contra creadores de contenido en línea. En diciembre de 2023, Gizem Bağdaçiçek, creadora de contenido para adultos, fue detenida acusada de obscenidad. En noviembre de 2023, otro creador de contenido en TikTok fue detenido por cargos similares; ambos quedaron luego en libertad.

En enero de 2024, se tomaron medidas similares contra otro productor de contenido digital, y los fiscales dijeron que las imágenes «de semidesnudos» fueron el motivo de la detención. El creador de contenido fue arrestado por «facilitar la publicación de contenido obsceno». La mayoría del contenido para adultos en línea ha sido bloqueado en Turquía.

Solo seis meses después, en julio de 2025, la modelo y activista Melisa Aydınalp fue detenida tras publicar una presentación en la que criticaba las políticas impuestas por el Estado acerca del parto natural. Fue acusada por presunta indecencia pública y promoción de contenido obsceno, pero fue liberada después de pasar una noche en la comisaría por no pruebas, y se le prohibió viajar.

Según el artículo 226 del Código Penal de Turquía, queda prohibido distribuir contenido obsceno a través de los medios y se sanciona con prisión. Sin embargo, no existe una definición clara de qué significa obscenidad. Según Keser, la RTÜK «no tiene la obligación» de imponer un «modelo familiar a los adultos».

La censura de la expresión LGBTQ+, las representaciones artísticas y las voces de las mujeres no solo refleja una vigilancia moral, sino también una mayor estrategia para silenciar la disidencia. Al calificar las identidades diversas y el arte crítico como «obscenidad», las autoridades refuerzan su control sobre la vida pública y reducen el espacio para la libre expresión en Turquía.