Dependencia de los combustibles fósiles mantiene a los nigerianos a oscuras

The Lethaba Power Station outside Sasolburg in the Free State in South Africa.

Central hidroeléctrica de Lethaba, en las afueras de Sasolburg, provincia del Estado Libre, en Sudáfrica. Imagen de Flickr (licencia CC BY-NC-ND 2.0).

A pesar de contar con 37,000 millones de barriles de reservas probadas de petróleo y ocupar el sexto lugar entre los mayores exportadores de gas natural licuado del mundo en 2021, Nigeria tiene una de las tasas de consumo de electricidad per cápita más bajas del mundo. Su economía y su sólido sector empresarial hacen que millones de negocios comercialmente viables se alimenten de una energía cara o poco fiable.

La potencia eléctrica de África occidental solo genera entre 4000 y 5000 megavatios de energía la mayoría de los días para sus más de 200 millones de ciudadanos. Este déficit obliga a los hogares y las empresas a depender de generadores diésel y de gasolina, o a instalar paneles solares para poder mantener las luces encendidas.

En 2023, los nigerianos gastaron 16,500 billones de nairas (unos 10,300 millones de dólares) en energía fuera de la red, casi dos tercios del presupuesto total del Gobierno para el año siguiente. Sin embargo, eso solo aumentó el suministro de electricidad a unos 20 gigavatios, lo que cubre poco más de la mitad de la demanda estimada del país.

Más de cuatro de cada cinco hogares y empresas urbanos dependen de generadores de combustibles fósiles, y el país consume cada año combustible por valor de unos 22,000 millones de dólares, dinero que según los analistas, podría haberse destinado a sistemas de energía renovable o a ampliar la red eléctrica.

Exportaciones en medio de la escasez

Nigeria tiene más de 200 billones de pies cúbicos de reservas probadas de gas natural, las mayores de África y las novenas del mundo. Sin embargo, millones de personas siguen sufriendo apagones diarios. Esto se debe a que las deficiencias en las infraestructuras y la mala gestión impiden un uso eficaz.

Irónicamente, Nigeria suministra electricidad a sus vecinos, Benín, Togo y Níger, a través de su empresa de transmisión eléctrica. En mayo de 2024, la Comisión Reguladora de la Electricidad de Nigeria (NERC) limitó las exportaciones a no más del 6% del suministro de su red para dar prioridad a la demanda local. En 2022, el Banco Central de Nigeria (CBN) informó de unos ingresos de 155.60 millones de dólares estadounidenses por las exportaciones de electricidad.

La capacidad de generación de energía de Nigeria es actualmente de unos 13,625 megavatios, pero solo se utiliza efectivamente un tercio, ya que el consumo diario medio es de 4500 megavatios.

Entre 2011 y 2021, se quemaron en Nigeria unos 22,900 millones de dólares en gas que puede abastecer de energía a millones de hogares, según la Agencia Nigeriana de Detección y Respuesta a Derrames de Petróleo (NOSDRA). La quema de gas, es decir, la combustión de gas natural durante la producción de petróleo, existe en todo el mundo desde hace más de 160 años y persiste en Nigeria desde la década de 1950. Nigerian Gas Flare Tracker, tecnología que usa satélites creada por NOSDRA, registró 301 millones de pies cúbicos estándar (Mscf) de gas quemado en Nigeria en 2024, suficiente para generar 30,100 gigavatios horas de energía para hasta 684 millones de personas (entre el 40 y el 50% de todo el continente africano).

Nigeria sigue siendo el segundo país del mundo en quema de gases.

Más allá del desperdicio, quemar gas agrava el cambio climático. Aunque África contribuye con menos del 4% a las emisiones globales de CO2, quemar gas contribuye al calentamiento global. En 2022, la BBC informó de millones de toneladas de emisiones no declaradas en los yacimientos petrolíferos donde trabajan BP, Eni, ExxonMobil, Chevron y Shell. Estas organizaciones, las mayores empresas extractoras de petróleo y gas que operan en África, suelen citarse como importantes contribuyentes al cambio climático y se han comprometido, en el marco de una iniciativa del Banco Mundial de 2015, a poner fin a la quema rutinaria de gases para 2030. Shell se ha fijado 2025 como objetivo.

Por qué Nigeria exporta electricidad a los países vecinos

Los usuarios de las redes sociales nigerianas suelen preguntarse por qué el país exporta energía cuando no logra satisfacer las necesidades internas. Un usuario señaló en X:

Nigeria provee de energía a Togo, Níger y Benín.
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Mientras que los países vecinos se benefician de un suministro eléctrico constante, muchos nigerianos reciben un servicio limitado, y los clientes de la «Banda A» disfrutan de entre 20 a 22 horas diarias.
(theradar .ng)

Otro se preguntó:

Nigeria provee de energía a Togo, Níger y Benín.
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¿No es extraño que Nigeria proporcione electricidad constante a estos países, pero que el país no tenga electricidad?

Sin embargo, el Gobierno nigeriano reveló en 2020 que la exportación de energía a Níger, Benín y Togo se hacía en virtud de acuerdos bilaterales según los cuales estos países no construirían presas en las aguas esenciales del río Níger, que alimenta las principales centrales hidroeléctricas de Nigeria (Kainji, Shiroro y Jebba). El acuerdo toma las disputas sobre el Nilo entre Etiopía, Sudán y Egipto.

Dependencia de Nigeria de los combustibles fósiles

Nigeria descubrió petróleo en Oloibiri en 1956. Como mayor productor de petróleo y gas de África, los sucesivos gobiernos nigerianos han defendido los combustibles fósiles como la columna vertebral del desarrollo nacional. La riqueza petrolera se ha consolidado entre pocas familias y ha encerrado al país en una monocultura energética.

Por su ubicación geográfica, Nigeria goza de un clima favorable, con mucho sol y condiciones climáticas suaves, y numerosos estudios demuestran que el país podría generar mucha más electricidad de la que necesita a partir de la energía solar.

En un intento por descentralizar su sector eléctrico, Nigeria promulgó la ley de electricidad de 2023, que permite a Estados, empresas y particulares generar y gestionar su energía independientemente. El sistema de tarifas por servicio introducido en 2020 clasifica a los clientes en bandas de la A a la E, y ofrece 20 horas de energía o más a los hogares de la banda A con tarifas más altas, mientras que muchos ciudadanos de la banda E reciben tan solo cuatro horas al día. Los críticos dicen que el sistema afianza la desigualdad, y convierte la electricidad de un servicio público en un lujo para quienes pueden pagarlo.

A nivel nacional, casi la mitad de la electricidad que se consume es autogenerada, principalmente a través de generadores. Según la Oficina Nacional de Estadística, los generadores representan el 48,6% del consumo eléctrico en Nigeria, lo que supone un costo anual de más de 5000 millones de dólares en combustible para los hogares y las empresas. El informe sobre la fabricación de paneles solares en Nigeria indica que, en julio de 2024, alrededor de 500,000 hogares utilizaban sistemas solares domésticos.

Comparaciones regionales

África en su conjunto es un mercado privilegiado para las tecnologías solares y ya tiene el 30% de los minerales críticos necesarios para fabricar tecnologías bajas en carbono. En 2021, el 55,5% del consumo final de energía de África procedía de fuentes renovables, por encima de Europa, Norteamérica o Asia. Marruecos, por ejemplo, ha logrado acceso total a la electricidad con energía eólica, solar y algunos combustibles fósiles. Túnez ha logrado un alcance similar, aunque genera su electricidad principalmente a partir del gas natural. Kenia está ampliando el acceso a la electricidad mediante un programa solar de pago por uso, mientras que Gabón registra tasas de acceso a la electricidad superiores al 90%, principalmente en las zonas urbanas.

En febrero de 2025, Nigeria obtuvo 950 millones de dólares de financiación para su programa de acceso distribuido mediante ampliación de las energías renovables (DARES), cuyo objetivo es suministrar energía a 17,5 millones de personas. La Agencia de Electrificación Rural también recibió 100,000 millones de nairas (65 millones de dólares) para solarizar las instituciones públicas.

Entrance of the University College Hospital (UCH), Nigeria’s first teaching hospital. August 2025.

Entrada del Hospital Universitario, primer hospital universitario de Nigeria, agosto de 2025. Imagen de Adesewa Olofinko. Usada con autorización.

El costo de los apagones

La crisis energética de Nigeria tiene graves consecuencias humanas. En agosto de 2025, Global Voices visitó el Hospital Universitario de Ibadán, donde los cortes de electricidad obligaron al personal a depender de generadores durante las cirugías. En 2024, el hospital estuvo desconectado de la red eléctrica durante más de cien días debido a una deuda de 400 millones de nairas (260,000 dólares).

«Las cirugías se suspendieron. Los pacientes morían. Fue una experiencia terrible», contó una enfermera que pidió permanecer en el anonimato.

A section of the University College Hospital premises in Ibadan, Nigeria. August 2025.

Sección de las instalaciones del Hospital Universitario de Ibadán, Nigeria, agosto de 2025. Imagen de Adesewa Olofinko. Usada con autorización.

El Fondo Monetario Internacional estima que Nigeria pierde 29,000 millones de dólares al año por tener un suministro eléctrico poco fiable, lo que supone alrededor del 5,8% de su PIB. Los hogares y las empresas gastan 14,000 millones de dólares al año en generadores y combustible, y los fabricantes pierden hasta 10.1 billones de nairas al año, según el Banco Africano de Desarrollo. Estos costos elevan los precios, alimentan la inflación y frenan la productividad, especialmente en la creciente economía de trabajos eventuales de Nigeria.

La paradoja de la crisis energética de Nigeria es evidente. Con un promedio de 6,25 horas de sol al día y un potencial solar de 5,5 kWh/m² diarios, el país tiene el potencial renovable necesario para sustentar una infraestructura solar a gran escala. Sin embargo, dado que se prevé que la población joven de Nigeria alcance los 392 millones de personas en 2050 y siga creciendo, el país sigue siendo especialmente vulnerable a los efectos del cambio climático. Una red de energía limpia será esencial para combatir estos efectos.

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