
Fotografía de Adnadin Jašarević que retrata a los participantes de la Escuela de Cómics de Zenica en 1997, utilizada con autorización de Balkan Diskurs.
Este artículo de Adin Kadrić se publicó originalmente en Balkan Diskurs el 12 de septiembre de 2025. Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo de colaboración en materia de contenidos con el Post-Conflict Research Center (PCRC, Centro de Investigación de la Posguerra).
Nota del editor: Zenica es una ciudad ubicada en el centro de Bosnia y Herzegovina, y tiene unos 100,000 habitantes. Se la conoce por su industria siderúrgica y por albergar una de las prisiones más grandes de la antigua Yugoslavia, que fue descrita en Zenica Blues, canción de rock de culto. No se la suele reconocer cuando se habla de arte, lo que hace todavía más extraordinaria la importancia de esta iniciativa, que comenzó durante la guerra de 1992-1995 y sigue en la actualidad.
Durante más de 30 años, la Escuela de Cómics de Zenica ha sido un lugar donde aprender ilustración, y un símbolo de perseverancia, resistencia cultural y constante dedicación al arte. En un principio, la escuela fue concebida como una forma de escape a la represión de la guerra de 1992-95 en Bosnia y Herzegovina, y después como un espacio para la expresión y la creatividad donde se formaron unos doscientos jóvenes artistas. Alrededor de 70 de ellos se convirtieron en autores destacados y sus obras causaron un impacto en el panorama del cómic nacional y regional.
Varios de sus graduados son aclamados, incluso más allá de las fronteras de su país. Entre ellos se destacan Kenan Halilović, Biljana Šafaražik y Zdravko Cvjetković. Si bien durante años la escuela ha sido sinónimo de calidad y creatividad dentro de la escena nacional del cómic, el reconocimiento internacional de la obra de estos artistas resalta el hecho de que Zenica mantiene una posición consolidada en este medio visual.
Al recordar sus inicios, Adnadin Jašarević, fundador de la escuela y director del Museo de la Ciudad de Zenica, dijo que su objetivo principal era ofrecer a los niños un escape creativo de la dura realidad de la guerra. En esas condiciones, los cómics eran como Alicia en el País de las Maravillas: ofrecían un refugio ante el hambre, el miedo y los bombardeos. Cada año aún pasan por la escuela un promedio de diez alumnos que aprenden a traducir sus pensamientos, sus miedos y sus esperanzas en secuencias dinámicas de viñetas y viñetas con diálogo.
Algunos nombres más recientes, como Filip Andronik, Milorad Vicanović, Senad Mavrić y Enis Čišić representan la generación contemporánea de artistas del cómic de Bosnia Herzegovina y colaboran activamente con editoriales de renombre de Estados Unidos y Europa, lo que demuestra que, a pesar de su infraestructura poco desarrollada, en el país hay creadores a la altura de los mejores talentos del género.

Primera escuela de cómics en la historia de Bosnia y Herzegovina. Foto: Adnadin Jašarević, utilizada con autorización de Balkan Diskurs.
En la Escuela de Zenica se crearon publicaciones como Horostop, ZE strip, EKO strip y SUV – Steps in Time, lo que evidencia su longevidad y su dedicación a la cultura del cómic. Jašarević aclaró que son los alumnos quienes eligen los temas en los que trabajan de acuerdo con sus intereses, y además señaló que nunca ha “dejado de trabajar” para garantizar que los cómics sigan siendo una herramienta de expresión y liberación creativa.
Con respecto al impacto de la tecnología en la industria del cómic, Jašarević explicó que, mientras antes cómics estaban al alcance del gran público, ahora se estaban convirtiendo en un producto más exclusivo, con costosas ediciones integrales y álbumes destinados a un público reducido pero fiel. Aunque se siga manteniendo la idea subyacente de los cómics como medio liberador, el desarrollo de la tecnología ha abierto un nuevo rumbo en la producción de cómics de hoy.
Zdravko Cvjetković, dibujante y exalumno de Zenica, habla sobre el impacto de la tecnología, y destacó que las tabletas inteligentes han hecho que dibujar sea mucho más fácil y rápido para muchos, sin que se comprometa la calidad del trabajo. Sin embargo, advirtió que las herramientas de inteligencia artificial, como las que se utilizan para generar texto e imágenes, plantean serios interrogantes a nivel ético y estético.
Este autor cree que la disponibilidad masiva de herramientas que producen en segundos imágenes e historias amenaza con trivializar el arte y difuminar la línea entre la creatividad y la automatización: “Si todos nos convertimos en artistas solo porque tenemos una herramienta en el bolsillo, entonces nadie es realmente artista”.
Según Cvjetković, varios aspectos relacionados con los cómics actuales distan mucho de cómo eran antes de la guerra: “Los cómics dejaron de ser accesibles para un público amplio, en especial para los niños. Son demasiado caros y apenas se los puede encontrar en los quioscos”.
La floreciente escena del cómic bosnio
Al señalar que los niños hoy en día prefieren las pantallas antes que los medios impresos, como los cómics o los libros, Cvjetković dijo que entonces las editoriales apuntan a las generaciones mayores que crecieron con los cómics.
Un efecto positivo de esta situación es el creciente número de festivales de cómics en la región que promueven la cultura de la lectura y el dibujo. “Los talleres y concursos de cómics para niños [son] una parte casi obligatoria de todo festival serio —subrayó Cvjetković— y esto es fundamental ante la falta de escuelas de cómics como la de Zenica”.

Ilustraciones de Zdravko Cvjetković. Foto: Escuela de Cómics de Zenica en Facebook, utilizada con autorización a través de Balkan Diskurs.
La cultura del cómic en Bosnia Herzegovina perdura a pesar de su modesto ecosistema, en el que casi no hay apoyo institucional y hay pocas editoriales importantes o festivales especializados. Sin embargo, gracias al entusiasmo de algunos, no está desapareciendo, y hasta crece de forma silenciosa pero constante.
Algunos autores como Berin Tuzlić y Enis Čišić han representado a Bosnia Herzegovina en la escena regional e internacional del cómic durante años. Tuzlić, conocido por su perspectiva experimental y sus proyectos multimedia, combina el cómic con la música y la animación. Čišić, que también ha trabajado en producciones de Marvel, representa una forma de expresión más contemporánea y técnicamente precisa. El trabajo de ambos artistas demuestra que el país tiene talentos capaces de competir a nivel mundial.
Ismet Erdić también ocupa un lugar especial en el panorama del cómic de Bosnia y Herzegovina, gracias a su singular combinación de narración histórica y narrativa visual en cómics sobre Kulin Ban y la Bosnia medieval. Su obra tiene valor educativo y se utiliza a menudo en las aulas, lo que le convierte en uno de los pocos autores cuyos cómics llegan al público en general.
A pesar de las condiciones desfavorables para distribuir, publicitar y comercializar los cómics, la cultura de este género en Bosnia Herzegovina todavía se mantiene como un interés minoritario y especializado, preservado por entusiastas. Las redes sociales, los sitios web de cómics y la cooperación regional con autores de Serbia, Croacia y Eslovenia hoy son esenciales para su sobrevivencia. Es así que, a pesar de ser relativamente pequeña, la escena del cómic en Bosnia Herzegovina tiene un estilo auténtico y un gran potencial, y está a la espera de tiempos mejores.






