
Refugiados rohingya en un campamento de refugiados en Bangladesh. Imagen de Zlatica Hoke (VOA) vía Wikipedia. Captura de pantalla del video original de Voice of America. Dominio público.
La desinformación en torno a la crisis rohinyá no es reciente; las narrativas falsas con frecuencia comienzan en Myanmar y Bangladesh, cruzan las fronteras e influencian la opinión pública en el sur de Asia. Imágenes y grabaciones de campos de refugiados en Bangladesh y en zonas de conflicto en Myanmar se vuelven a usar en retórica contra los inmigrantes y propaganda estatal para crear un falso sentido de autenticidad, difundir miedo y fortalecer los sesgos que predominan contra los refugiados musulmanes apátridas.
La crisis rohinyá se desarrolla en el terreno, y también en la esfera digital, donde la desinformación viaja más rápido que la verdad. Un estudio reciente rastrea cómo la desinformación, la propaganda y las campañas de odio migran a través de las fronteras —desde Myanmar hasta Bangladesh, India y otros lugares—, y transforman el sufrimiento humanitario en ficción bajo escrutinio. En el corazón de este proceso yace un cambio estructural: los rohinyás son recategorizados, pasan de víctimas de la violencia a supuestas amenazas, un marco discursivo que legitima la exclusión y la hostilidad. Con poca capacidad para defenderse en la era digital, los rohinyás apátridas son doblemente silenciados: por el desplazamiento y por la distorsión.
De manera más significativa, este estudio identifica más de veinte informes verificados sobre desinformación contra los inmigrantes que tienen como blanco a los rohinyás y que han circulado ampliamente en medios sociales indios e incluso en algunos medios noticiosos. Estas verificaciones, realizadas por organizaciones indias de verificación de hechos entre 2017 y 2025, revelan cómo la identidad rohinyá se retrata de forma errónea como fuente de violencia o amenaza demográfica, alimentada por lenguaje comunitario y medios engañosos. Es típico que estas falsas narrativas retraten a los refugiados rohinyás como delincuentes, terroristas o una “amenaza” demográfica, y que con frecuencia se utilicen imágenes o videos manipulados, subtítulos engañosos o total falsificación.
¿Por qué es frecuente la desinformación contra los inmigrantes en India?
En India, una población de gran tamaño de refugiados rohinyás indocumentados, narrativas contra los musulmanes preexistentes, amplificación partidista de los medios y plataformas sociales altamente conectadas explican por qué la desinformación transnacional sobre los rohinyás es particularmente frecuente y potente.
Desde 2012, sucesivas oleadas de refugiados rohinyás —estimada entre 20,000 y 40,000— han entrado a India y viven en gran medida sin reconocimiento legal en Jammu y Cachemira, Hyderabad, Nueva Deli y otros estados. El discurso nacionalista hindú retrata a los rohinyás musulmanes como forasteros desleales y presenta a los rohinyás como amenazas a la seguridad y como agentes de “yihad demográfica”. Etiquetas como #SendRohingyasBack (devuelvan a los rohinyás) fueron tendencia en redes tales como Republic y Times Now, mientras que altos funcionarios del Gobierno calificaron a los refugiados rohinyás como “inmigrantes ilegales” y amenazas a la seguridad nacional. Grupos nacionalistas hindúes explotan la vulnerabilidad de los refugiados para movilizar un sentir mayoritario, y usan la desinformación como herramienta para demostrar «mano dura contra la inmigración ilegal«. Los rohinyás se han vuelto así un “otro” maleable en las disputas de la política doméstica.

Narrativa de «víctima a amenaza» contra los rohinyás. Denuncias de explosión demográfica
Desinformación transfronteriza contra los rohinyás
La desinformación sobre los rohinyás con frecuencia se origina en Myanmar y Bangladesh, luego migra a India a través de redes idiomáticas compartidas y canales de medios de las comunidades en el extranjero. Imágenes y videos tomados de campos de refugiados bangladesíes y zonas de conflicto de Myanmar se reutilizan en propaganda estatal y contra los inmigrante para hacerlos parecer auténticos, provocar miedo y reforzar los prejuicios existentes contra los refugiados musulmanes.
Por ejemplo, mensajes reenviados por WhatsApp aseguraban que pandillas «rohinyás musulmanas» merodeaban a la noche para secuestrar o matar niños. Otro video viral, escenificado con actores, se difundió con textos como “Estos son rohinyás musulmanes… miren cómo comen hindúes”. Los verificadores mostraron que eran videos sin relación alguna; el video caníbal se escenificó claramente en hindi y no se filmó en Myanmar. Una docena de claras tramas de odio, como secuestros, linchamientos y más, se han atribuido falsamente a los rohinyás, todas usaban lenguaje sensacionalista e ilustraciones falsas.
Este estudio identifica por lo menos cinco aspectos virales: mal uso de imágenes y videos antiguos con un falso contexto indio, cuya ubicación o fecha fue alterada. Por ejemplo, el video de un incendio en un campo de refugiados rohinyá en Bangladesh (marzo de 2021) fue circuló como evidencia de los disturbios de Tripura. En otro caso, grabaciones de la Policía bangladesí de un rohinyá detenido cerca de Cox’s Bazar se difundieron con el subtítulo «lo atraparon robando de una casa hindú en India”. Más generalmente, imágenes de niños y familias rohinyás de Myanmar y Bangladesh han circulado con pies de foto inventados.
Casi toda la desinformación explota su identidad religiosa, resalta repetidamente “musulmán” frente a “hindú” de formas sensacionalistas. Por ejemplo, lemas como #JaagoHinduJaago (despierta hindú) y referencias explícitas a los rohinyás como musulmanes extranjeros.
Muchas afirmaciones recalcan que los rohinyás musulmanes están atacando a hindúes inocentes aunque las grabaciones muestran otra cosa. Los rumores también reutilizan plantillas contra los musulmanes, como historias de pandillas secuestradoras y narrativas de violación infantil, simplemente insertan a los “rohinyás” como los culpables. Actores indios reutilizan estas narrativas para adaptarlas a agendas comunitarias locales y crean un círculo en el que el contenido transnacional refuerza la islamofobia nacional.
La desinformación a menudo viene de un pequeño grupo de páginas y cuentas habituales. Varias campañas de verificación mencionan que el contenido se origina en redes políticamente alineadas y se amplifican en mensajes reenviados de WhatsApp y Telegram. Por ejemplo, luego de viralizarse una historia falsa sobre un informe tributario del Gobierno, se la rastreó a páginas de redes sociales populares alineadas con el conservador Bharatiya Janata Party (BJP), partido gobernante de India. Estas páginas subrayan que la desinformación es sistemática: no solo unas pocas mentiras aisladas sino un flujo continuo de nuevas publicaciones.
Análisis del discurso sin voz sobre los refugiados en el ámbito digital
La crisis rohinyá se ha revisado constantemente en el ámbito digital, donde la desinformación, campañas de odio en línea y narrativas con motivación política interactúan para producir una realidad pública nueva y hostil. Al mismo tiempo, emisoras partidistas, actores políticos y redes sociales afines amplifican estas imágenes y afirmaciones reformuladas y les otorga un aura de autoridad que oculta su inexactitud.
De manera crucial, los mismos refugiados rohinyás casi no tienen voz en este discurso. Sin plataformas mediáticas ni representación política, no pueden corregir estos rumores. Es más, a los refugiados se les silencia dos veces: ya apátridas, son censurados en línea y culpados por problemas sociales.
La circulación encubierta de narrativas contra los inmigrantes que usa los espacios digitales opera como una tecnología deliberada del miedo: al reutilizar imágenes emocionalmente poderosas y reciclar estadísticas de manera selectiva, los actores convierten la compasión en ansiedad y entonces en presión para establecer políticas.
Los actores estatales y los medios partidistas amplifican imágenes descontextualizadas para reforzar narrativas de “inmigración ilegal” y «seguridad nacional«. Esta propaganda de odio no solo incita a la hostilidad sino que profundiza la marginalización digital de los refugiados.
Preocupaciones sobre gobernanza digital global
La desinformación contra los rohinyás en el sur de Asia refleja un fracaso más amplio en la gobernanza digital para los refugiados. ACNUR y otras agencias advierten que el discurso de odio descontrolado en línea tiene consecuencias en el mundo real. Por ejemplo una misión de Naciones Unidas de 2018 concluyó que el discurso de odio impulsado por Facebook ayudó a desencadenar la violencia en Rakáin, Myanmar.
En este contexto regional, plataformas y Gobiernos han hecho poco para contrarrestar las narrativas de victimismo de los refugiados. Observadores de Naciones Unidas enfatizan la necesidad de «vallas de protección y políticas de seguridad» más fuertes en las redes sociales para proteger a las personas desplazadas. En India, a pesar de las reglas de tecnologías de la información y de iniciativas de verificación de hechos, estos engaños sobre los rohinyás continúan sin freno, y destacan brechas en la moderación de contenido y la alfabetización mediática.
En conjunto, estas dinámicas muestran que la desinformación sobre los rohinyás no es un problema menor de los medios, sino un proceso estructural que transforma la realidad humana en ficción bajo la lupa de la seguridad. Por tanto, combatirla requiere más que desmentir: exige responsabilidad de los medios que limite la amplificación, intervenciones de plataformas que frenen la circulación de imágenes descontextualizadas y colaboración regional en verificación de hechos que rastree y neutralice los flujos transnacionales de imágenes y narrativas engañosas. Solo si se abordan en paralelo las dimensiones discursiva, de políticas y tecnológica puede interrumpirse el ciclo que convierte la apatridia en ausencia de voz digital.





