De destrozos a la resiliencia: Barbados refuerza su industria pesquera ante el impacto de los huracanes

Fishing vessels at the Bridgetown Fish Market, February 2025. Photo by Linton Arneaud, used with permission.

Barcos pesqueros en el mercado de pescado de Bridgetown, febrero de 2025. Fotografía de Linton Arneaud, utilizada con autorización.

Por Destini Cummings, Jared Koon Koon, Darius, Leacock, Alexia Lovell, Tyrie Oxley y Linton Arneaud.

El 1 de julio de 2024, el huracán Beryl llegó a Barbados. La tormenta de categoría 4 azotó la costa de la isla y volcó barcos, destruyó infraestructuras críticas y causó gran daño a uno de los sectores más relevantes de la isla: la industria pesquera. Más de un año después, los trabajadores de la pesca de Barbados siguen lidiando con la pérdida de su sustento y con la abrumadora tarea de reconstruir entre los escombros.

La pesca a pequeña escala tiene un rol fundamental en la sostenibilidad global y local, en el desarrollo económico, en el bienestar social y la nutrición. Para una isla caribeña semidesarrollada, como Barbados, que depende en gran parte de sus recursos marinos, esta industria es esencial, ya que es el medio de vida de muchos lugareños, además de que contribuye a la economía y es una importante fuente de empleo y seguridad alimentaria.

Más allá de su importancia a nivel económico, el sector pesquero de Barbados desempeña un papel crucial en mantener el equilibrio de los ecosistemas acuáticos y en conservar la biodiversidad. El pescado es vital en la dieta barbadense; es una rica fuente de proteínas que fortalece la seguridad alimentaria y reduce la dependencia de los alimentos importados. Desde el punto de vista social, la pesca está profundamente ligada al patrimonio y la identidad de la isla. Las aldeas pesqueras tradicionales, como Speightstown, Oistins y Holetown, no son solo centros económicos, sino también hitos culturales que celebran la historia marítima de la isla.

Ecos del huracán Beryl

Los efectos de la tormenta fueron inmediatos y siguen teniendo un gran impacto. En Oistins, la herida que Beryl le causó a una vendedora de pescado aún no ha cicatrizado. “No podía hablar —admitió— porque si hablaba, lloraba. Había perdido mi fuente de ingresos, los barcos se habían hundido y casi no había pescado para vender”. Otra vendedora, que también perdió su embarcación, se sentaba sin nada que hacer. Habló de su lucha por recuperarse, con pocos fondos y una criatura que mantener.

Large, reinforced concrete blocks are used to dissipate wave energy.

Los grandes bloques de hormigón armado se usan para disipar la energía de las olas. Fotografía tomada en el mercado de pescado de Bridgetown por Linton Arneaud, utilizada con autorización.

En Bridgetown, la capital, los daños eran evidentes. El rompeolas, reducido a una sombra de lo que fue, tenía gran parte de sus dolos (enormes bloques de hormigón armado que se utilizan para disipar la energía de las olas) volcados y hundidos. “Lo único que quieren los muchachos es volver a meter los barcos en el agua, sacarlos de tierra —explicó un pescador—, así que los están arreglando lo mejor que pueden, pero siguen sin poder pescar. Eso les da una sensación de esperanza”.

Hubo otros daños menos visibles. El capitán de un barco de Paynes Bay informó que se habían destruido la mayoría de los dispositivos de concentración de peces que utilizan para atraer a los peces, y que entonces sus capturas se habían afectado significativamente. Se hizo evidente que el impacto del cambio climático había superado lo que las infraestructuras actuales podían soportar.

Un llamado a la resiliencia

Fisherfolk with their catch at the Bridgetown Fish Market.

Trabajadores de la pesca en el mercado de pescado de Bridgetown. Fotografía de Linton Arneaud, utilizada con autorización.

En los meses que siguieron a la tormenta, para evaluar el impacto del huracán Beryl en el sector pesquero de Barbados y como parte práctica del curso de Cave Hill de Biología Pesquera de nivel 3 de la Universidad de las Indias Occidentales, impartido por la Facultad de Ciencia y Tecnología, se encuestó a 54 personas del sector pesquero de Barbados, entre los que había propietarios de barcos, pescadores, vendedores de pescado, procesadores y otros trabajadores afines en los principales puntos de desembarque de pescado (el mercado público de Bridgetown, el mercado de pescado de Oistins, Pile Bay, Conset Bay y Paynes Bay).

Más allá de las medidas de ingeniería convencionales, los resultados destacan la creciente necesidad de adoptar un planteamiento integral que incorpore a la gestión del riesgo de desastres soluciones basadas en la naturaleza. Estas, que utilizan los ecosistemas naturales para proteger a las comunidades y a la infraestructura, se consideran un componente crucial para una recuperación más sostenible. Los resultados de la encuesta revelaron un fuerte consenso entre los trabajadores de la pesca sobre varias mejoras fundamentales.

Trazar el rumbo hacia la recuperación

La principal conclusión de la encuesta reveló un fuerte consenso a favor de una infraestructura más sólida. Aunque los participantes reclamaron mejoras, como ampliar la altura, longitud y proximidad del rompeolas, también destacaron la importancia de soluciones naturales, como por ejemplo restaurar los arrecifes de coral, que pueden reducir la fuerza de las olas, a la vez que impulsan la biodiversidad marina. Planteamientos naturales como este pueden servir como complementos fundamentales de la ingeniería tradicional, en especial ahora que las medidas de protección vigentes no resultan adecuadas frente a tormentas cada vez más intensas.

The main facility at the Bridgetown Fish Market.

Las instalaciones principales del mercado de pescado de Bridgetown. Fotografía de Linton Arneaud, utilizada con autorización.

La necesidad de asistencia financiera, recursos y prácticas sostenibles está estrechamente ligada a los conceptos de gestión pesquera. Suministrar equipos y financiación puede ayudar a los trabajadores del sector a reconstruir y continuar sus operaciones, mientras se apoyan métodos sostenibles que protegen a largo plazo la salud de las poblaciones de peces y el entorno de procesamiento. Sin el apoyo adecuado, las comunidades que dependen de la pesca pueden tener dificultades para recuperarse, lo que derivaría en una disminución del empleo, la seguridad alimentaria y la biodiversidad.

Los trabajadores de la pesca también expresaron la necesidad de contar con embarcaciones de mayor resistencia, construidas con materiales más sólidos, como fibra de vidrio reforzada, Kevlar y aluminio de grado marino, que puedan resistir mejor las fuertes olas y los vientos. Guardar adecuadamente las embarcaciones también fue un tema recurrente. Según decían, tener un puerto más grande, con puntos de anclaje reforzados, permitiría tener más espacio y evitaría que las embarcaciones chocaran entre sí; el almacenamiento en seco —instalaciones en tierra diseñadas para soportar vientos huracanados— también se consideró como una medida de protección crucial.

Respuesta al llamado

En respuesta a estas necesidades urgentes, la División de Pesca de Barbados ha reconocido la necesidad de una mayor resiliencia. La directora de Pesca, Shelly-Ann Cox, afirmó que una de las prioridades del trabajo de la División de Pesca es comprender la importancia de contar con una infraestructura sólida que proteja los medios de subsistencia y garantice un suministro estable de pescado.

En la actualidad se está llevando a cabo el Proyecto Beryl de Respuesta a Emergencias y Recuperación (P507109), financiado por el Banco Mundial, que se complementa con un proyecto diseñado para mejorar la resiliencia del sector pesquero de la isla, con el apoyo del PNUD y el Gobierno de Japón.

Docked fishing vessels and a catch at the Bridgetown Fish Market.

Embarcaciones pesqueras atracadas y la pesca en el mercado de pescado de Bridgetown. Fotografía de Linton Arneaud, utilizada con autorización.

Los proyectos se centran en los aspectos más importantes del proceso de recuperación, que incluyen ayudas para reparar o sustituir embarcaciones, rehabilitar puertos y proteger las costas. También tienen como objetivo reforzar la resiliencia ante futuros acontecimientos mediante la mejora del Sistema Nacional de Gestión de Emergencias y el aumento de la preparación ante desastres. La División de Pesca de Barbados también está dando prioridad a la construcción de una grúa móvil marina y una instalación de izado, prevista para finales de 2025, a fin de mejorar aún más la capacidad de gestionar las embarcaciones de forma segura.

En última instancia, los resultados de la encuesta muestran la necesidad de combinar la preparación para desastres con la biología pesquera para garantizar que tanto los medios de subsistencia humanos como los ecosistemas marinos sean resilientes ante las amenazas ambientales, planteamiento clave para garantizar un futuro más sostenible para el vital sector pesquero de Barbados y su gente.

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