Regresa el kokpar como deporte nacional moderno en Kazajistán

A kokpar play during a scrimmage.

Partida de kokpar en un enfrentamiento. Foto de Albert Otkjaer, via Vlast.kz. Usada con autorizqción.

Este artículo de Albert Otkjaer se publicó originalmente en Vlast.kz el 18 de septiembre de 2025. Global Voices reproduce esta versión editada como parte de un acuerdo de colaboración de contenido.

Al atardecer en las afueras de Almaty, diez hombres montados en caballos karabai se alinean en un hipódromo. Al llamado del árbitro, se lanzan a la carga a través del campo de juego hacia un saco de cuero relleno, que tiene el tamaño aproximado de una cabra. Los caballos chocan, mientras que los jinetes empujan y dan latigazos para ganar posición. El juego nómada de kokpar acaba de empezar.

El kokpar de Kazajistán, una vez popular a través de Asia central, es esencialmente similar al buzkashi de Afganistán o al kok-boru de Kirguistán. Sin embargo, esta versión ha sido modificada para cumplir con normas modernas: un campo de juego más pequeño, anotaciones más suaves y una cabra falsa.

Para Daniyar Daukey, que dirige un club local de kokpar, se trata de cambios para ganar popularidad, pero se están tomando medidas similares en toda la región para alinear la herencia nómada del juego con las normas modernas de ética y seguridad.

Una tradición peligrosa

Tras un breve enfrentamiento, un jinete arremete contra la zona de anotación con la cabra falsa de 25 kilos colgada a su lado. Hace saltar a su caballo hacia el arco con forma de doma denominado “tai kazan”, una maniobra común, pero arriesgada.

“La dinámica del juego ha cambiado desde la época soviética, hoy es más agresivo”, declaró Ulan Bigozhin, antropólogo de la Universidad de Nazarbayev. Señaló que hoy en día se juega con caballos más grandes, y añadió que el kokpar sigue siendo un deporte físico que requiere de mucha fuerza.

Este peligro es evidente en Kirguistán, donde un jugador murió este año tras ser aplastado por un caballo (la tercera muerte que ocurre en siete años). Si bien no es común que quienes juegan este juego sufran heridas mortales, las conmociones cerebrales, los pisotones y los choques a alta velocidad son habituales.

A pesar de las heridas frecuentes, Bigozhin explicó que los kirguisos han sido reacios a incorporar medidas se seguridad.

“Fue precisamente por mantener estos aspectos peligrosos del juego, como un tai kazan hecho de concreto, que el juego ganó popularidad hoy en día”, dijo a Vlast.

A tai kazan made of hay and covered in a tap.

Tai kazan hecho de heno y cubierto con una lona. Foto de Albert Otkjaer, via Vlast.kz. Usada con autorización.

Daukey también reconoce los peligros del tai kazan y lo reemplazó por una versión más suave.

«En lugar de la zona de anotación de concreto que usan en Kirguistán, peligroso para jugadores y para caballos, nosotros hacemos los nuestros de heno”, explicó. “En cambio, en la versión de Kazajistán, dibujan un círculo en el campo de juego, por lo que es fácil anotar. En cambio, en nuestra versión, si intentas anotar en una zona de heno, debes detenerte y levantarte, entonces la defensa tiene tiempo de hacer una maniobra”.

También acortó el campo de juego para limitar colisiones peligrosas, disminuyó el tamaño de los equipos a tres participantes en lugar de cuatro y reemplazó el tradicional cadáver de una cabra por una falsa. Si bien algunos cambios causaron controversias, la cabra falsa ha sido uno de los más aceptados, incluso entre los jugadores de kok-buru de Kirguistán.

Un deporte con legado

Los orígenes exactos del kokpar son desconocidos, pero se han jugado versiones del juego por varios siglos a través de Asia central. A veces con cientos de jinetes en cada equipo, pues es un deporte que es competencia y también ritual en comunidad.

«Si miramos al siglo XIX y comienzos del siglo XX, el kokpar, incluso durante la época soviética, no era tanto un deporte, sino más bien un juego popular», explicó Bigozhin.

Bajo el mandato soviético, el kokpar estuvo cerca de desaparecer. La colectivización limitó el número de caballos privados y varios nómadas se volvieron a asentar  en ciudades y pueblos.

“Si tienes un caballo, lo puedes entrenar para que juegue kokpar. Sin embargo, ya que la mayoría de los caballos se convirtieron en propiedad del Estado, se utilizaron mayormente en el sector agrícola. Aún se podía jugar, pero por las granjas comunitarias y a que la mayoría se establecía en las ciudades, el tradicional juego casi muere”, dijo Bigozhinl a Vlast.

Si bien nunca quedó prohibido oficialmente, muchos olvidaron el kokpar, sobre todo en el norte de Kazajistán, donde los colonos rusos no tenían ninguna conexión cultural con el deporte.

Daniyar Daukey overseeing the scrimmage.

Daniyar Daukey supervisa el partido. Foto de Albert Otkjaer, via Vlast.kz. Usada con autorización.

Resurge la cultura nómada

Los juegos, financiados por Gobiernos locales, han atraído a participantes de regiones tan lejanas como Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.

Las redes sociales también fueron una herramienta útil para promover el regreso del kokpar. El club de Daukey publica los mejores momentos en sus redes, que ya tienen más de 50,000 seguidores.

“No podemos vivir sin redes sociales. Para nosotros es una manera de transmitir el juego y asegurarnos de que en Kazajistán, la gente sepa lo emocionante que es”, declaró.

A su vez, han surgido aldeas tradicionales a través de Kazajistán, por lo que los visitantes tienen un vistazo a cómo era el estilo de vida. “Puedes jugar kokpar, practicar arquería a caballo, tomar té de un samovar y comer plov en las afueras de la ciudad. Al volver, publicas todos estos videos y fotos”, dijo Bigozhin.

Los hombres siguen siendo mayoría entre los jugadores, que demuestran su fuerza y deben recaudar fondos para su deporte dentro de la comunidad local de élites empresariales.

“Algunos empresarios locales pueden querer forjarse una reputación y auspiciar el juego. Esto crea un sistema de patrocinio. Puedes ser un jugador de kokpar, pero aún así necesitas dinero para poder hacer lo que te apasiona”, dijo Bigozhin.

Ambiciones globales

Para Daukey, la meta no es únicamente revivir el kokpar localmente, sino llevarlo a escala global. La idea surgió en 2017, cuando los jugadores extranjeros de polo que visitaron Almaty jugaron kokpar por primera vez en vez y elogiaron su potencial.

Dos años después, Daukey y otros diez compañeros de equipo hicieron una demostración del deporte en un festival de caza en Fontainebleau, Francia, frente a 17,000 espectadores. Era una oportunidad de hacer una demostración del deporte a un nuevo grupo de posibles jugadores.

“Todo deporte necesita aficionados, son el motor central para el desarrollo de un deporte, porque tienen un punto de vista diferente del juego”, dijo Daukey.

La demostración les valió más invitaciones a espectáculos ecuestres en el extranjero, pero el financiamiento seguía siendo un obstáculo. “Todos los años recibimos invitaciones al festival de caza en Francia y también nos llaman de Estados Unidos, por lo que básicamente, necesitamos un buen auspiciador para llegar hasta allí con nuestros caballos”, explicó Daukey.

Otros tienen ideas diferentes sobre cómo volver a popularizar el kokpar, mantenerlo lo más cerca posible de la versión nómada que se jugaba antes y durante la época soviética.

Aidarbek Khodzhanazarov, parlamentario y presidente de la Federación de Kokpar, dijo que quiere volver a popularizar el deporte y que también desea iniciar una nueva liga de kokpar en el país.

Khodzhanazarov hizo algunos comentarios polémicos en 2024. Fue criticado por Kirguistán tras la final de los juegos nómadas entre Kirguistán y Kazajistán.

“Hace algunos años, a nuestro jugador de Kazajistán lo llevaron a terapia intensiva después de que los jugadores kirguisos lo sujetaron. No hicimos un escándalo al respecto porque esto es kokpar, no ballet. Si quieres jugar, no te quejes si sufres un latigazo”, dijo el parlamentario.

Dejando de lado toda la retórica sobre fuerza, valor y audacia, Bigozhin advierte que la seguridad debe ser la prioridad. Daukey, que tiene confianza en su formato más seguro, ya piensa a largo plazo: “En cinco años ya debería ser popular en Kazajistán, y en diez años debería llegar hasta Kirguistán, pero para que llegue a ser conocido a escala global necesitas 15 años”, explicó.

Tras dejar la cabra falsa en el tai kazan, un jinete con una camisa ajustada y un gorro de pelo rojo claro trota al borde del campo de juego, saca su teléfono y su rostro brilla por la luz de la pantalla. Una voz de mujer responde del otro lado: es momento de celebrar la anotación con tus seres queridos.

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