Cuarenta y dos años después del asesinato de Maurice Bishop de Granada, ¿puede el Caribe seguir siendo una “zona de paz”?

Chalk drawing of the dove of peace holding a more solid olive branch.

Imagen destacada vía Canva Pro.

El 19 de octubre se cumplieron 42 años del asesinato de Maurice Bishop, que se convirtió en primer ministro de Granada en una revolución popular incruenta que derrocó al gobierno de Eric Gairy en 1979. Junto con otras siete personas, Bishop fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en un acto de usurpación orquestado por su cercano aliado político Bernard Coard, que desencadeno una invasión de la isla liderada por Estados Unidos.

La serie de pódcast de investigación del Washington Post «The Empty Grave of Comrade Bishop» (La tumba vacía del camarada Bishop). iniciada en 2023 cuando se cumplieron 40 años de los asesinatos, es cautivadora, ya que ofrece contexto histórico, incluido el ascenso de Bishop al poder, las persistentes tensiones de la Guerra Fría y la participación de Estados Unidos a través de la Operación Furia Urgente, y explora el interrogante que lleva largo tiempo sin respuesta «¿Dónde están los cuerpos?».

Es una pregunta que ha inquietado al país durante décadas, y hay una base empírica para argumentar que Estados Unidos sabe más sobre el paradero de los cuerpos de lo que ha dicho. Sea este el caso o no, como muchos creen que es, los críticos lo consideran una manifestación del neocolonialismo que destaca la invasión de la operación militar de Estados Unidos sobre los derechos de una nación pequeña pero soberana.

Avancemos rápidamente a 2008: Las aguas del Caribe se han convertido en un corredor estratégico para los ataques militares estadunidenses contra presuntos narcotraficantes de Latinoamérica en general, y Venezuela en particular. Desde el ataque inicial con drones contra un buque en el que murieron 11 personas el 2 de septiembre, 27 personas han muerto en los ataques actuales en aguas regionales. El presidente estadunidense, Donald Trump, sostiene que todos los buques afectados han sido asociados con «carteles del tráfico de drogas y narcoterroristas».

En sus tratos con Venezuela, que en los últimos años han llevado a la Comunidad del Caribe (CARICOM) a tomar posición frente a los desafíos a la presidencia de Maduro y una disputa fronteriza con Guyana, ha asegurado el compromiso de respetar el derecho internacional y mantener la región como “zona de paz”.

El origen del termino puede rastrearse hasta la ideología del obispo de Granada. En un discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas poco después de asumir el poder en 1979, Bishop dijo: “Nos unimos a nuestras naciones hermanas del Caribe para reiterar nuestra determinación de preservar el Caribe como una zona de paz, sin intimidación militar. Exigimos el derecho de construir nuestros propios procesos a nuestra manera, sin interferencia externa, sin intimidaciones ni amenazas de la fuerza”.

En su discurso, agregó que, si bien el país deseaba “mantener relaciones amistosas habituales con el Gobierno de Estados Unidos (…), debe quedar manifiestamente claro que nuestras relaciones deben basarse en los principios fundamentales del respeto mutuo por la soberanía, la igualdad y la no injerencia en los asuntos internos de cada uno, una posición que se aplica a todos los demás Estados”.

En 2014, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), grupo que promueve a definición propia sin la influencia de Washington, declaró formalmente la región del Caribe como zona de paz.

En este contexto, en un comunicado publicado el 18 de octubre, la comunidad del Caribe; excepto por Trinidad y Tobago 8que “reservó su posición”), afirmó que el bloque regional se mantuvo firme en su compromiso con el principio de zona de paz y destacó la importancia del diálogo para resolver conflictos. Si bien reafirmó su “compromiso continuo en la lucha contra el narcotráfico y el comercio ilegal de armas pequeñas y ligeras que afectan negativamente a la región”, los miembros sostuvieron que “los esfuerzos para superar estas dificultades deben realizarse mediante la cooperación internacional permanente y dentro del marco del derecho internacional”.

El comunicado finalizó con una declaración del “apoyo inequívoco” de la comunidad del Caribe a la soberanía, la integridad territorial de los Estados regionales y la seguridad, y los medios de subsistencia de sus ciudadanos. Si bien varias organizaciones regionales de la sociedad civil han respaldado el concepto de la región como zona de paz, al menos un ciudadano de la región consideró que el comunicado del CARICOM era “la declaración más neutral en la historia de las declaraciones neutrales”.

Al expresar su opinión sobre el apoyo del Gobierno de Trinidad y Tobago a Estados Unidos en el asunto de Venezuela, el académico Richard Drayton recordó cómo los líderes regionales, encabezados por la república insular, se opusieron en su momento al acceso de las fuerzas armadas estadounidenses a la región: “Trinidad lideró ese bloque de naciones caribeñas que, a diferencia de Barbados, Jamaica y Dominica, se opuso a la invasión estadounidense de Granada en 1983, que buscaba una solución regional interna a la crisis. Hubo un tiempo en que las naciones caribeñas estaban unidas en la defensa de la soberanía de Venezuela y rechazaron unánimemente el intento de Estados Unidos, Reino Unido y otros de obligarnos a apoyar el golpe de Estado de Guaidó”.

“Sigue siendo cierto”, continuó, “que la mayoría de los líderes caribeños, como Ralph Gonsalves de San Vicente y las Granadinas y Mia Mottley de Barbados, continúan pidiendo que disminuya la amenaza de intervención estadounidense en Venezuela y la defensa del Caribe como zona de paz. La postura de la primera ministra trinitense  Kamla Persad-Bissessar no es simplemente a gavor de Estados Unidos ni contra Maduro, sino que, seamos claros, es abiertamente, incluso groseramente, contra el CARICOM”.

Mientras tanto, Estados Unidos ha solicitado a Granada autorización para instalar un sistema de radar temporal y personal en el aeropuerto internacional Maurice Bishop. Hacia finales de octubre, el Gobierno aún no había dado una respuesta oficial, pero los comentaristas sugieren que su decisión podría constituir “una de las decisiones de soberanía más trascendentales de los tiempos modernos”.

Dada la tensa historia que rodea el asesinato de Bishop y sus colegas, el sentir público sobre el tema se ha opuesto decididamente al acuerdo. Un artículo de opinión de Donovan Martin, de TDS News, sugería que, oculta tras la “frase diplomática” de la solicitud, “se esconde una verdad incómoda sobre el poder, la soberanía y la fe mal depositada en la protección estadounidense”.

Según explicó, las alianzas entre Estados Unidos y naciones más pequeñas “rara vez comienzan con un conflicto, pero casi siempre terminan con el control”. También señaló que la invasión estadounidense de la isla “sigue siendo un momento decisivo en la historia moderna de Granada, que puso de manifiesto la rapidez con la que las potencias extranjeras pueden pasar por alto la soberanía de una nación pequeña cuando favorece a sus intereses”. Martin argumentó, que el hecho de que Granada aceptara la instalación de equipo militar perteneciente a su antiguo invasor, nada menos que en el aeropuerto que lleva el nombre de Bishop, devaluaría efectivamente el legado de Bishop: “En efecto, significaría que las lecciones de 1983 se han olvidado”.

El presidente Trump ya ha confirmado la presencia de la CIA en Venezuela, y el 18 de octubre, la embajada de Estados Unidos emitió una alerta de seguridad en la que advertía a los ciudadanos estadounidenses que “se abstuvieran de visitar todas las instalaciones del Gobierno estadounidense en Trinidad y Tobago durante el fin de semana festivo”. El país insular disfruta de un fin de semana largo por la celebración de Divali. El comisionado interino de Policía de Trinidad y Tobago, Junior Benjamin, con el argumento de lo delicado de la información de inteligencia, no confirmo si el aviso de la embajada estaba relacionado con las crecientes tensiones en torno a Venezuela.

El sitio de noticias NOW Grenada, al referirse a un discurso de Maurice Bishop titulado «En el patio trasero de nadie», una respuesta a la designación de Theodore Roosevelt del Caribe y Latinoamérica como el “patio trasero” de Estados Unidos (y secundada por Ronald Reagan, bajo cuyo mandato Estados Unidos invadió Granada), resumió la situación cuando sugirió: “Mientras Granada y la región de CARICOM conmemoran el aniversario de su trágica muerte y el fin de la Revolución de Granada de 1979, es un conmovedor recordatorio de que la lucha por la integración y la unidad regional como baluarte contra las imposiciones y agresiones neoimperialistas continúa hoy en día, en 2025”.

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