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Ecuador: A tres años de la tragedia de Factory

Categorías: Latinoamérica, Ecuador, Derechos humanos, Desastres, Juventud, Protesta
Factory nunca más [1]

Factory nunca más. Imagen: Juan Arellano

El día 19 del pasado mes de abril se cumplieron tres años [2] de la tragedia conocida como el Caso Factory [3], o el incendio de la discoteca Factory en Quito, el año 2008, mientras se realizaba en ella un festival de rock gótico [4]. Como resultado del incendio hubo 19 muertos y 24 heridos. Entre los muertos se encontraron la totalidad de miembros de la banda de rock Zelestial [5], y hasta ahora algunos de los sobrevivientes [6] sufren las secuelas de la tragedia.

Aunque hubo un juicio y sentenciados [7] por el caso, el colectivo de familiares y amigos [8] de los fallecidos sigue reuniéndose [9] para pedir justicia y sobre todo la no exclusión de los rockeros de diversas tendencias, permitiéndoles reunirse y presentarse en cualquier parte de la ciudad y no solo en lugares alejados y de dudosa seguridad.

En su momento varios blogueros ecuatorianos se ocuparon del asunto, como Sick boy en Wildchild's Journal quien denunciaba [10] el sensacionalismo y el prejuicio de la sociedad hacia los que gustan del rock gótico:

El contexto de “un show publico cualquiera que terminó en tragedia” se ha trastocado hacia “una secta que buscaba la muerte”, o “jóvenes confundidos q adoraban a Satán”, o hasta “piromaniaticos terroristas”, bla bla bla… […] Un simple gusto musical pasa a ser prejuicio de unos cuantos que nos creen dementes, y que sin una “ayuda profesional” quizás terminemos matándonos entre nosotros o haciéndole daños a terceros… así el rockero retratado como antisocial capaz de cometer atrocidades cobra fuerza…

Alexis Cuzme de Ciudad Hecatombe incidió en el mismo tema y además señaló [11] las dificultades que enfrentan quienes organizan este tipo de espectáculos:

Muchos de los organizadores de conciertos rockeros prefieren hacerlos subterráneos, en salas más o menos acondicionadas para albergar a cien o hasta doscientos espectadores, no buscan los permisos legales porque es un trámite donde la burocracia deja ver su poder, y sobre todo porque siempre habrán interminables y absurdos peros para que se evite un concierto de rock (el prejuicio en su mejor forma).

Este último 19 de abril se realizó en la Plaza Grande [12] de Quito un homenaje y labor de toma de conciencia contra todas estas cosas por parte del colectivo de familiares y amigos [8] de los fallecidos:

Uno de los activistas del colectivo tuvo a bien contarnos algo al respecto:

Como parte de las actividades por los tres años del penoso suceso, se realizó también un festival de rock: Factory nunca más 2011 [13] y un foro [14] de discusión. Además de los homenajes [15] en blogs, o en video [16].

Este caso [17], al igual que el de la discoteca República Cromañón [18] en Buenos Aires, Argentina, el de la discoteca Utopía [19] en Lima, Perú, y otros más, evidencia la informalidad e irresponsabilidad en la que se desenvuelven muchas veces los espectáculos y lugares de entretenimiento para los jóvenes en América Latina, sin importar el extracto social al cual pertenecen.

Post originalmente publicado en Globalizado [20], el blog de Juan Arellano.