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Colombia: Atentado dirigido contra polémico exministro

Categorías: Latinoamérica, Colombia, Derecho, Guerra y conflicto, Medios ciudadanos, Periodismo y medios, Política

El martes 15 de mayo de 2012 fue un día tenso y pesado para la mayoría de los bogotanos. El día comenzó con un carro bomba, desactivado por las autoridades [1], en el barrio Eduardo Santos, a pocas cuadras de la sede de la Policía Metropolitana de Bogotá. Horas más tarde, mientras surgían protestas [2] (que dejaron 3 heridos) en la Universidad Nacional de Colombia por la entrada en vigencia del tratado de libre comercio con los Estados Unidos, una bomba explotaría [3] en la avenida Caracas con la calle 74 [4], al norte de Bogotá.

Inicialmente se informó que la bomba había explotado en un bus, pero a medida que llegaba más información, se confirmó [5] que una bomba magnética había sido dejada por un transeúnte en el capó de la camioneta del exministro del Interior Fernando Londoño Hoyos [6], un abogado y político conservador que desempeñó ese cargo durante los primeros años de la administración del expresidente Álvaro Uribe Vélez [7]. Dos de sus escoltas, el conductor de un bus (que luego aparecería en el hospital) y dos otras personas fueron reportadas como muertas [8], aunque fuentes oficiales aseguran que fueron 2 los muertos. Londoño fue llevado a un hospital donde sería sometido a una cirugía para extraerle un trozo de metal incrustado en el pecho.

Londoño ha sido polémico [9]: estuvo involucrado en un escándalo financiero respecto de unas acciones de una empresa de petróleos llamada Invercolsa y en 2004 fue inhabilitado para ejercer cargos públicos por 15 años debido a un conflicto de interés. Tras dejar el ministerio, inició un programa de radio en las mañanas, La hora de la verdad [10], dedicado a apoyar las políticas del expresidente Uribe y a atacar a las FARC y otras guerrillas izquierdistas. También escribía columnas para los periódicos El Tiempo y El Colombiano. Apoyó al actual presidente Juan Manuel Santos durante las elecciones, pero al igual que muchos partidarios acérrimos de Uribe, se sintió traicionado y ahora se opone a muchas de sus políticas. La Fundación para la Liberta de Prensa (FLIP) condenó [11] el ataque.

El atentado dio lugar a miles de reacciones.

[12]

Carro bomba en Bogotá, Colombia, dirigido al exministro del Interior Fernando Londoño. Foto de David Maiolo bajo licencia Creative Commons (CC BY-SA 3.0)

La periodista Carolina Ruiz (@CaroRuizG) tuitea [13]:

El terrorismo nos afecta a todos, independiente de las creencias políticas. Qué pendejada echarse culpas.

@JuliethBlues afirma [14]:

Lo peor que podría pasar es que a Londoño caiga en un atentado, su martirización le daría un poder impresionante a la ext.derecha

Dan Gamboa Bohórquez (@larepuvlica) se pregunta [15] por las posibles razones del atentado contra Londoño:

Fernando Londoño debe tener información peligrosa. Es la única explicación para atentar contra alguien irrelevante en la actualidad.

Richie (@MelisMatik) vincula el ataque a otros eventos del día [16]:

Muy sofisticado el atentado. Súmenle día de protestas y votación del Marco [Legal] para la Paz [17] en el Congreso… ¿Para quién será el mensaje?

(Londoño dedicó su último editorial en la radio [18] antes del atentado a esta reforma).

Muchos tuiteros criticaron [19] duramente [20] el cubrimiento [21] mediático [22] del atentado [23]: (Advertencia: Los siguientes tres enlaces llevan a sitios con imágenes fuertes) los periódicos [24] y los noticieros televisivos mostraron sangrientas imágenes [25] de los heridos, entre ellos Londoño [26], y la principal cadena de radio del país entrevistó en directo [27] a la madre del conductor de Londoño, lo cual fue tachado de sensacionalista [28]. @LaCaballero escribe [29]:

Los periodistas de medios masivos COLABORAN con el terrorismo. Ayudan a sembrar el miedo, la [z]ozobra, la confusión.

Andrés Guerra Hoyos (@andresguerraho) tuitea [30]:

Lo mas duro es entender que existe una parte del Pais que hoy esta Feliz con el atentado en Bogota, Infames

Roberto S (@manoloparis_) critica [31] algunas ‘teorías’ sobre el atentado:

Por eso es que nos va como nos va, no falta la mente torcida que ya esta diciendo que es un autoatentado, Por Dios, y los medio[s] harán eco.

Frustrada, Olga Cuartas (@Olpacu) tuitea [32]:

Ni para rechazar un acto terrorista somos capaces de unirnos como sociedad.

María (@lamarialeja) pregunta [33]:

No jodamos. ¿ Aún están usando esa falacia de «los buenos somos más»?.

Finalmente, @dianadaista reacciona a las reacciones (1 [34], 2 [35], 3 [36]):

1) Los atentados se han hecho en múltiples y muy diferentes gobiernos, vayan a culpar al mandato de su madre. 2) Londoño y los demás afectados son seres humanos, hacer chiste de ellos no te hace más irreverente ni interesante. 3) Quien se considere periodista, no puede estar arrojando juicios de valor y teorías así como así, para eso existen la taberna y la cerveza

En la blogosfera, Aleyda Rodríguez de Pulso Social escribe acerca del cubrimiento, más que de las reacciones, en las redes sociales [37], y Javier Moreno comparte su reflexión sobre el tema [38]:

Promover la confusión es preferible. Lo que importa es sostener la guerra activa en todos sus frentes. El juego de acusaciones subsiguiente es útil a los asesinos pues genera polarización, desconfianza y agresividad. (…) El mensaje de la explosión es abierto pero al mismo tiempo llega a quien debe llegar: cada cual lo interpreta a su conveniencia y cualquier interpretación es válida en tanto que no hay cómo refutarla. La amenaza es más efectiva y amplia cuando no se sabe de dónde proviene. Una amenaza sin firma es una amenaza contra todos.