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Cómo las nuevas generaciones reinventan el antifascismo en Bosnia y Herzegovina

Categorías: Europa Central y del Este, Bosnia y Herzegovina, Activismo digital, Arte y cultura, Derechos humanos, Historia, Ideas, Medios ciudadanos, Política, The Bridge
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Autoadhesivos con simbología antifascista de la marca Partyzan Clothing. Foto de Balkan Diskurs, usada con autorización.

Este artículo de Aurora Pinelli se publicó originalmente en Balkan Diskurs [2], proyecto del Centro de Investigación Post-Conflicto [3] (PCRC). Global Voices reproduce  una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenidos.

Setenta y seis años después de la lucha entre los partisanos yugoslavos [4] y la Alemania nazi, las nuevas generaciones de Bosnia y Herzegovina están reinventando los conceptos de fascismo y antifascismo a la luz de los problemas contemporáneos.

El antifascismo suele definirse como lo que no es, o mejor dicho, en función de la ideología que ha intentado combatir. Apareció en Italia a mediados de la década de 1920, cuando los fuertes opositores al régimen instituido por Benito Mussolini [5] acuñaron el término para expresar su desacuerdo con una ideología empapada de nacionalismo, discriminación, jerarquía, militarismo y autoritarismo, cuya naturaleza violenta y antiigualitaria provocaría el peor conflicto del siglo XX.

A medida que las teorías raciales nazis y las ideologías fascistas se extendían por toda Europa, influyeron en las ideologías de los ustashas croatas y los chetnik serbios en el Reino de Yugoslavia. Esto dio lugar a una sistemática y amplia cooperación con los nazis en sus campañas de terror [6] en Yugoslavia y exacerbó las divisiones y antagonismos étnicos. En Yugoslavia, la lucha antifascista fue dirigida por el Partido Comunista de Yugoslavia (KPJ), liderado por Josip Broz Tito, principalmente contra los chetniks, los ustachas, los nazis y otros fascistas. Dio origen al movimiento de resistencia armada compuesto por los conocidos partisanos yugoslavos.

En cierto modo, las ideologías fascistas generaron la existencia del antifascismo. En las sociedades altamente militarizadas, los bandos se definen por la guerra, la vida significa sobrevivencia y lucha por el derecho a tener derechos. En estos contextos, reconocer la manifestación del fascismo y del antifascismo es más fácil y sencillo.

Hoy las cosas han cambiado. ¿Cómo podemos reconocer realmente las manifestaciones del fascismo y el antifascismo en sociedades sin conflictos físicos directos, donde la definición del «otro bando» es cada vez más borrosa y más complicada de entender?

Ahora, en Bosnia Herzegovina, las nuevas generaciones de activistas se dedican a luchar contra diferentes formas de fascismo y renuevan el antifascismo en consecuencia. Trabajan para reinventar conceptos que parecen estar demasiado entrelazados con un pasado controvertido cuyo significado se ha perdido.

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Exposición Antifa 2.0 – Panel sobre feminismo. Foto de Balkan Diskurs, usada con autorizacion.

¿Su estrategia? Comprender los valores del antifascismo y los rasgos preocupantes del fascismo a la luz de los problemas contemporáneos, sin perder de vista el progreso y el bienestar social. Los jóvenes inspiradores que entrevisté proceden de diversas organizaciones e iniciativas de todo Bosnia Herzegovina, como Omladinski Pokret Revolt [8] (Tuzla), Ostra Nula [9] (Banjaluka), Bh. Povorka ponosa [10] (comité organizador de la marcha del orgullo de Bosnia Herzegovina), Antifa 2.0 [11], Ciudadanos contra el Terrorismo [12] (CAT), y Partyzan Clothing [13].

Nuevas manifestaciones de fascismo

En la actualidad, el fascismo se manifiesta en Bosnia Herzegovina a través de narrativas nacionalistas y divisorias sobre la guerra librada entre 1992 y 1995 [14]. Esto incluye el discurso de odio, violaciones de derechos humanos y revisionismo histórico. Este último se define como reinterpretación de hechos históricamente establecidos, como la negación [15] del genocidio de Srebrenica, la glorificación de los criminales de guerra y la difusión de narrativas que describen a los chetniks y a los ustachas como antifascistas y no como cooperadores nazis. Como mencionó la presidenta de Ostra Nula, Milica Pralica, estas dinámicas revisionistas son más preocupantes en Republika Srpska [16], donde a generaciones de niños y universitarios se les cuentan falsas narrativas sobre lo ocurrido entre 1992 y 1995 y el papel de los chetniks en la Segunda Guerra Mundial.

Cuando se les preguntó qué es el fascismo hoy en día, todos los entrevistados coincidieron sorprendentemente en la misma definición. Según ellos, el fascismo es la estigmatización y la discriminación de los grupos minoritarios y la violación de sus derechos humanos solo por su supuesta diferencia. Defienden una versión no nacionalizada de esta perspectiva, pues creen que no hay que centrarse solo en los serbios, croatas y bosnios, sino también en los derechos de los inmigrantes, los LGBTQ+, los romaníes, las personas con discapacidad, las mujeres y otras identidades marginadas.

«Solo hablamos de los derechos de serbios, bosnios y croatas y pretendemos que sean los únicos que merecen derechos, y para mí esto es fascismo», dice Pralica.

Como directora ejecutiva de Antifa 2.0, Irena Petrovic habla de cómo la organización se vio conmovida por los preocupantes acontecimientos en Bosnia Herzegovina, que están contribuyendo a que los jóvenes simpaticen con soluciones políticas totalitarias y antidemocráticas. La reticencia del público hacia el concepto de antifascismo reside en su visión del comunismo y del régimen de Tito.

«Así que el problema está aquí: mucha gente, sobre todo en Bosnia Herzegovina, tiene sentimientos muy negativos hacia el comunismo por su represión de la libertad de religión y su abandono de las nacionalidades e identidades nacionales», explica Petrovic. Dice que la única manera de trabajar con las nuevas generaciones que nacieron durante o después de la guerra de 1992-1995 es presionar a las instituciones para que fomenten la justicia transicional, algo que actualmente no existe.

Estos jóvenes activistas cuentan su experiencia de despertar por la mañana y verse abrumados por la simbología fascista y nacionalista, el discurso de odio y la propaganda de los tres bandos, ya sea en las calles en autoadhesivos y camisetas o en las redes sociales. Esta retórica incluye referencias a los ustachas, los chetniks y el Ejército bosnio y la glorificación de las «grandes naciones».

El nacionalismo puede contribuir fácilmente a otras formas de extremismo. A partir de 2012, Bosnia Herzegovina ha sido considerada como un punto de activismo yihadista y de reclutamiento para el ISIS y el Frente Al-Nusra, lo que provocó la salida de ciudadanos bosnios hacia Siria e Irak. Esto también ocurrió en 2016 cuando estalló la guerra en Ucrania. Los ciudadanos bosnios partieron para luchar en el bando ruso y en el ucraniano.

Slobodan Blagovčanin, de CAT, comenta al respecto: «Nos dimos cuenta de que nuestro entorno está muy radicalizado. Decidimos fundar CAT en 2017, mientras muchos de nuestros compañeros abandonaban Bosnia Herzegovina para luchar por el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) o para combatir en el bando de Ucrania o Rusia… Los musulmanes irían a los campos de batalla de Siria e Irak, los ortodoxos serbios se unirían a las fuerzas rusas y los católicos croatas lucharían en el bando de Ucrania. Las tres entidades de Bosnia Herzegovina se irían a otro lugar para luchar por los objetivos de otros».

A los jóvenes artistas, miembros de estas asociaciones y otras iniciativas juveniles se les ocurrió la idea de revivir el antifascismo y liberarlo de su connotación históricamente negativa. Está surgiendo una interpretación moderna del antifascismo.

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La directora ejecutiva de Antifa 2.0, Irena Petrovic, escribe en la pizarra dedicada al intercambio y al diálogo, al final de la exposición. Foto de Balkan Diskurs, usada con autorización.

Acercamiento a la historia y a los crímenes de guerra

Antifa 2.0 tuvo una exposición educativa que, a través de videos, imágenes y espacios interactivos, fomenta la comprensión del público de las raíces históricas del fascismo y el nazismo, y su conexión con las formas modernas de fascismo. El antifascismo se emancipa de su legado beligerante y comunista, ya que no se abordan directamente ni la Segunda Guerra Mundial ni la guerra de 1992-1995. Así, se superan las divisiones existentes y la reticencia a debatir el tema, y puede surgir el verdadero significado del antifascismo. Además, esta desmilitarización del antifascismo transmite la idea de que el antifascismo no es solo la lucha por «los derechos de tu bando», sino por los derechos de todos.

«Las nuevas generaciones necesitan entender lo que significa el antifascismo, los valores humanos que pretende. Queremos darles las herramientas para que reconozcan las formas modernas de fascismo y que abracen su lucha. Queremos que entiendan que los valores del antifascismo no excluyen todos los demás derechos humanos», explica Petrovic.

Esta estrategia ha tenido éxito.

La emancipación del concepto de los legados de las guerras ha permitido al equipo de Antifa 2.0 estar en contacto directo con los Ministerios de Educación de República Srpska y con los 10 cantones de la Federación. De este modo, lograron ampliar su alcance y conseguir un espacio público para la exposición en la a menudo impenetrable Banja Luka, capital de República Srpska. Asistieron a la exposición estudiantes de secundaria de Sarajevo, Mostar, Pale, Banja Luka y Sarajevo Este. Esto es un verdadero logro, ya que la historia se interpreta ahora de forma muy diferente en estas ciudades.

Del mismo modo, los miembros de CAT desarrollaron su propio enfoque de los acontecimientos del pasado que no vivieron, ya que nacieron durante o después de la guerra de 1992-1995. Los jóvenes de Bijeljina, Brcko Distrikt, Gradačac, Tuzla, Mostar, Prijedor, Zvornik, Vitez y Zivinice se unieron para liberar a una nueva generación del sentimiento de culpa relacionado con su etnia. A través de sus 20 millones de seguidores en redes sociales, actúan para evitar la radicalización de los jóvenes, hacer florecer la diversidad y luchar contra la instrumentalización política de la reciente guerra. Su brújula son las sentencias judiciales y el acuerdo de Dayton [18].

«No quiero que los jóvenes se sientan culpables por algo que ocurrió antes de que nacieran, sino que acepten que hubo personas que cometieron crímenes… hablando de Srebrenica, no sentimos que todavía tengamos que demostrar a nadie que hubo un genocidio, para eso tenemos el tribunal de La Haya; somos jóvenes activistas que queremos más en Bosnia Herzegovina para nosotros, más oportunidades. Realmente espero que la ley recientemente aprobada contra la negación del genocidio acabe de una vez con todas estas retóricas y narraciones; nosotros (los jóvenes) no podemos vivir centrados en estas cuestiones del pasado cuando los hechos se han establecido», dice Blagovčanin, con una voz llena de intensidad y pragmatismo.

Inclusión de la perspectiva gay en el antifascismo

Si el antifascismo significa rebelarse contra todas las formas de opresión, discriminación, violencia e injusticia, entonces las personas y perspectivas gais deberían incluirse en esta lucha. El antifascismo es uno de los primeros valores que pretende la Marcha del Orgullo de Bosnia Herzegovina organizada por Bh. Povorka Ponosa, que tuvo lugar en Sarajevo el 14 de agosto.

«Durante la antigua Yugoslavia, la homosexualidad era un delito, estaba penada por la ley, y para nosotros era importante subrayar que el antifascismo es también la garantía de los derechos humanos para todos, incluidos los derechos humanos de los LGBTQ+», explica Zagorac, del comité organizador.

No es casualidad que en mayo de 2021 la fuerza y la originalidad de su perspectiva hicieran que el Comité Organizador del Desfile del Orgullo de Bosnia Herzegovina, junto con el Centro Juvenil KVART de Prijedor, ganaran una subvención concedida por la Red de Construcción de la Paz. Su acción artístico-activista, «El antifascismo es nuestra elección», tuvo lugar el 9 de mayo, Día de la Victoria sobre el Fascismo y Día de Europa. Consistía en acciones callejeras y campañas en línea que fusionaban la lucha antifascista y los derechos y símbolos LGBTIQ+. Esta campaña tuvo lugar simultáneamente en Banja Luka, Tuzla, Zenica, Prijedor y Sarajevo.

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Pegatinas de la campaña «El activismo es tu elección» de Bh. Povorka Ponosa y el Centro Juvenil KVART. Foto de Balkan Diskurs, usadas con autorización.

«Creemos que estas campañas fueron un éxito en todas las ciudades. La gente estaba contenta de venir a hablar con nosotros en la calle y saber más sobre la conexión entre LGBTIQ+ y los derechos humanos y el antifascismo… Quiero destacar que somos activistas en varios rubros; para nosotros, cualquier violación de los derechos humanos y la desigualdad forma parte de la lucha antifascista. Queremos capacitar a la gente para que comprenda las nuevas formas de fascismo, porque la lucha no ha terminado», explica Zagorac.

Compromiso de las nuevas generaciones

«Creo que el ambiente y los recursos naturales serán la nueva lucha que unirá a la gente más allá de sus etnias, ya que personas de toda Bosnia Herzegovina y los Balcanes ya están luchando por sus ríos y aguas», dice Pralica, de Ostra Nula (Banja Luka).

Esto nos ayuda a reflexionar sobre cómo las personas pueden unirse y apoyarse mutuamente en aras de un bien colectivo. Sin embargo, el compromiso de la gente solo puede ser eficaz si se construye un sentir común de pertenencia. Esta reflexión ha llevado a Selver Učanbarlić a fundar Partyzan Clothing,  marca que renueva la simbología antifascista y hace que la gente se conecte visualmente con los mismos valores.

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Diseños de Partyzan Clothing: Marilyn Monroe y el héroe de Sarajevo Valter con un fondo de La noche estrellada de Van Gogh. La palabra «Komarade» representa el atractivo sexual de Mariliyn. Foto de Balkan Diskurs, usada con autorización.

«Me di cuenta de que la propaganda nacionalista y fascista usaba el simbolismo para crear un sentir de comunidad. Por eso decidí crear una marca que pudiera contrarrestar el nacionalismo con la misma estrategia visual y haciendo que el antifascismo volviera a estar de moda. Los viejos símbolos del antifascismo ya no pueden encajar en nuestra sociedad actual. Por eso había que renovarlos… mis diseños son una mezcla de cultura pop (porque es popular, y la gente lo entiende) con un toque antifascista», explica Učanbarlić, entusiasmado.

El fascismo en Europa y Bosnia Herzegovina está cambiando de forma y es más difícil de reconocer y combatir. Sin embargo, las nuevas generaciones están asumiendo el reto, adaptando y reviviendo los valores antifascistas de acuerdo con las tendencias modernas, los problemas sociales y las necesidades. El pasado, el presente y el futuro se combinan a través de las iniciativas de los jóvenes. Están superando el miedo del público a la diversidad y abrazando la solidaridad humana mediante la creación de nuevos símbolos artísticos, campañas callejeras y en línea, talleres y oportunidades para reunirse y tener intercambios.

Su compromiso y determinación deberían ser una inspiración para quienes creen en un futuro mejor para Bosnia Herzegovina.