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Gobierno de Trinidad y Tobago reconsiderará ley de sedición

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Derecho, Libertad de expresión, Medios ciudadanos
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Captura de pantalla de Watson Duke,, líder sindicalista de Trinidad y Tobago, tomada de un video de YouTube de un reportaje de noticias en el que afirma que los bomberos de Tobago sufren discriminación. Duke fue arrestado en virtud de la Ley de Sedición el 26 de agosto de 2019. Video publicado por TTT Live Online.

El reciente arresto [2] de Watson Duke por las declaraciones que hizo en 2018 ha puesto de relieve la cuestión de la disidencia y cómo se aborda. Duke, presidente de la Asociación de Servicios Públicos [3] de Trinidad y Tobago (PSA, por su nombre en inglés) y líder de las minorías de la Asamblea Legislativa de Tobago [4] (THA, por su nombre en inglés), fue arrestado por considerar que sus declaraciones violaban la Ley de Sedición [5] del país.

El propio Duke es una figura controvertida [6], pero aparte de eso, su caso ha provocado un debate público sobre la propia legislación [7] y ahora el Gobierno está en proceso de revisarla [8].

No obstante, el fiscal general, Faris Al-Rawi, que ya ha recibido un libro blanco [9] sobre la legislación, ha dejado claro [8] que revisión no significa derogación. Haciendo referencia a la turbulenta historia de revueltas del país (una revolución del Poder Negro [10] en 1970 y un intento de golpe de estado [11] en 1990), el fiscal general se mantuvo firme en su postura de que debe mantenerse alguna versión de la ley.

Pero no todos están de acuerdo. En una carta al editor de Wired868, Tye Salandy, vinculó [12] la Ley de Sedición con «leyes sobre la marihuana, leyes contra los vagabundos, leyes sobre el vagabundeo y leyes sobre la obi» como «armas coloniales promulgadas para controlar y vigilar a las personas negras y morenas y crear una sociedad que se adapte mejor a los intereses europeos y de la élite».

Originalmente redactada bajo el dominio colonial como una forma de sofocar la rebelión y silenciar las publicaciones iconoclastas, la Ley de Sedición siguió a Trinidad y Tobago [13] en la era posterior a la independencia. El punto de vista de Salandy no es que las leyes sean arcaicas, como muchos sugieren, sino que son «abusivas», están «mal concebidas» y «no tienen cabida en nuestra sociedad moderna»:

The Sedition Act, in particular, has been weaponized against the trade union movement, Black Power protestors and other persons who expressed views that challenged the colonial and post-independence authorities. All these laws have contributed to the underdevelopment of our country by denying the public access to a wide range of views, especially from those who have alternative perspectives.

The particular danger of laws such as the Sedition Act is that, given their origins, they are ambiguous and can be selectively activated at any time in ways that are against our democracy and free speech.

La Ley de Sedición, en concreto, se ha utilizado como arma contra el movimiento sindical, los manifestantes del Poder Negro y otras personas que expresaron opiniones que cuestionaban a las autoridades coloniales y posteriores a la independencia. Todas estas leyes han contribuido al subdesarrollo de nuestro país al negar al público el acceso a una amplia variedad de opiniones, sobre todo de aquellos que tienen perspectivas alternativas.

El peligro concreto de leyes como la Ley de Sedición es que, dado su origen, son ambiguas y pueden activarse selectivamente en cualquier momento, en formas que van en contra de nuestra democracia y libertad de expresión.

La ley define la sedición [14] como «incitar al odio o al desprecio, o suscitar el descontento contra el gobierno o la Constitución».

En otra publicación [15] en Wired868, el abogado Martin Daly ofreció su visión legal. Dijo que siente que «el listón de la intención sediciosa está demasiado bajo»:

Nevertheless, I do not agree that the Sedition Act should be repealed because I support the prohibitions contained in it against engendering or promoting feelings of ill-will and hostility between different ‘classes of inhabitants distinguished by race, colour, religion or employment’.

What is needed is an urgent amendment of the Act to qualify seditious intention by adding a specific requirement that the prohibited acts and statements must be ones that urge forceful or violent action against the state, the government or the constitution.

Sin embargo, no estoy de acuerdo con que la Ley de Sedición deba derogarse porque apoyo las prohibiciones que contiene contra la generación o el fomento de sentimientos de mala voluntad y hostilidad entre diferentes «clases de habitantes distinguidos por su raza, color, religión o empleo».

Lo que se necesita es una enmienda urgente de la ley para calificar la intención sediciosa, que añada un requisito específico sobre que los actos y las declaraciones prohibidas deben ser aquellos que insten a la acción violenta contra el Estado, el Gobierno o la Constitución.

Citando el ejemplo [15] de un ciudadano que recientemente se disfrazó para comentar con seguridad sobre un controvertido contrato de construcción del sector público, Daly continuó sugiriendo que el modelo australiano de las defensas de «buena fe» contra los cargos de sedición sería útil para elaborar unos parámetros adecuados en el modelo local. Daly añadió:

The Phantom, as he has been called, reportedly disguised himself for fear of being charged with sedition. I loved this piece of theatre precisely because it illustrates the thin line between inciting disaffection and robustly pursuing transparency and accountability—particularly when the Government’s response to concerns about what might be going on behind certain scenes is to shout ‘lies’.

El Fantasma, como se le ha llamado, supuestamente se disfrazó por miedo a ser acusado de sedición. Me encantó esta obra de teatro precisamente porque ilustra la delgada línea que separa la incitación al descontento de la búsqueda firme de la transparencia y la rendición de cuentas; sobre todo cuando la respuesta del gobierno a las preocupaciones sobre lo que podría estar ocurriendo entre bastidores consiste en gritar «mentiras».

O como dijo [12] Salandy:

The best of the Caribbean has come from the seditious nature of the people […] the most important advances our country has ever made have come from this spirit of resistance. It is the inherent right of human beings to express different views, to question authority and to challenge unjust laws.

Lo mejor del Caribe ha surgido de la naturaleza sediciosa de la gente […] los avances más importantes que nuestro país ha hecho jamás han surgido de este espíritu de resistencia. Es el derecho inherente de los seres humanos a expresar diferentes opiniones, a cuestionar la autoridad y a desafiar las leyes injustas.