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Ha muerto una verdadera trinitnense, pero su vida debería recordarle a los ciudadanos de Trinidad y Tobago cómo ser buenos ciudadanos

Categorías: Caribe, Trinidad y Tobago, Medios ciudadanos, The Bridge
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Captura de pantalla de Kathryn Stollmeyer-Wight tomada del video ‘¡Los múltiples usos de la calabaza!’ del canal HG Caribbean en YouTube.

No puedo recordar exactamente el día que conocí a Kathryn Stollmeyer Wight [2], pero desde el momento en que la vi, sentí que la conocía de toda la vida. Y a juzgar por el desbordante [3] sentimiento de tristeza cuando su hija dio a conocer [4] la noticia de su muerte, una gran parte de Trinidad y Tobago sintió lo mismo. Ya fuera que la conocían personalmente o solo interactuaron [5] con ella a través de Facebook [6], la gente compartía una relación especial con ella. Kathryn Stollmeyer Wight [7] era algo que prácticamente todos los ciudadanos de este país afirman con orgullo, era trinitense [8]. Pero ¿realmente comprendemos lo que eso significa?

Desde hace un tiempo que Kathy estaba consciente [9] de que su muerte era inminente [10]. Después del diagnóstico de fibrosis pulmonar [11], enfermedad pulmonar hereditaria que acabó con la vida de su madre y que hasta ahora no tiene cura, comenzó a documentar su experiencia con la enfermedad en Facebook, donde contaba básicamente todo. En sus publicaciones, sin importar si escribía sobre su familia [12] y amigos [13], opinaba sobre asuntos políticos [14] o sociales [15], para reírse [16] de un chiste, o solo para compartir [17] su sabiduría.

Facebook era como su vecindario. Hasta el día de hoy, me río cada vez que recuerdo cómo Kathy se unió a esta plataforma de medios sociales. En ese entonces, el grupo demográfico de Facebook era mucho más joven, y su hijo bromeó que solo gastaría su tiempo porque no conseguiría muchos amigos. Pero cuando Kathy habló conmigo a mediados de la década de 2000, ya tenía alrededor de mil amigos en Facebook. Al momento de su muerte, Kathy tenía casi 5000 personas en su grupo de amigos y cerca de 2000 seguidores.

Usaba Facebook para unir a las personas, pero era solo una parte de la razón de que todas sus publicaciones fueran públicas. La otra parte, yo creo, se trataba de que Kathy no tenía nada que ocultar. No era del tipo de persona que se comportaba de manera diferente en público y en privado. Lo que veías era lo que era, y lo que veías era una trinitense con un corazón gigante y de carácter cálido y acogedor que siempre estaba dispuesta a integrar a alguien nuevo, conectar con los excluidos, aprender algo que no sabía, sonreír, reírse, y ayudar a los demás e iluminarles el día con su luz, una luz deslumbrante.

El nivel de atención que tuvo la muerte de Kathy suele reservado para quienes se distinguieron [18] dentro de su campo, defendieron [19] una causa, sostuvieron una posición pública [20] o política [21], expandieron la cultura [22], la música [23] y las artes [24], cosas que suelen tener un efecto en las personas. Kathy marcó la diferencia con solo ser ella misma, pero eso no significa que no hizo nada. Hizo mucho, pero no en un solo ámbito.

Kathryn nació en 1956, hija de Jeffrey [25] y Sara Stollmeyer, y fue la única niña de un grupo de cuatro hijos. Creció [26] en los verdes valles de Santa Cruz, zona rural al norte de Trinidad, donde su familia cultivaba cacao y otras frutas. Vivir en ese ambiente fomentó su amor por el mundo natural y su apreciación por la comunidad desde las primeras etapas de su vida. En una entrevista en 2020, hablo [27] sobre ese tiempo en su vida: «todo el mundo vivía de la tierra y se las arreglaba. Si tenías una gallina, se podía repartir entre toda la comunidad».

Estudió en la Escuela Secundaria Bishop Anstey [28] de Puerto España, y continuó sus estudios universitarios en Canadá, pero la oscuridad y las bajas temperaturas del invierno fueron demasiado para su naturaleza caribeña, así que regresó [27] a Trinidad sin terminar su carrera y consiguió trabajo como profesora de la institución Montessori. Resulta que la madres de una alumna suya trabajaba para la British West Indies Airways (BWIA), aerolínea nacional de Trinidad y Tobago (ahora conocida como Caribbean Airlines [29]). Le fascinó la idea de trabajar como auxiliar de vuelo. Podría interactuar con la gente (Kathy siempre fue extrovertida), y también podría viajar por el mundo, visitar museos y ver las grandes obras de arte. Era el trabajo perfecto para ella.

A los 20 años postuló, consiguió el empleo, y pasó los siguientes 18 años en BWIA, donde alcanzó el puesto de sobrecargo. Kathryn mantuvo su pasión y apoyo por la aerolínea nacional y siguió como amiga cercana de sus compañeros de BWIA incluso después de retirarse [30]. Se casó con Gregory Wight, el amor de su vida y compañero, su «socio» (su mejor amigo), con quien tuvo tres hijos: Sophie, Ada Kate y Jeffrey Hugh. Ella y los «Gregors», como los llamaba, compartían una filosofía [31] muy similar, una mentalidad profundamente arraigada en ser trinitenses por sobre todo lo demás.

Kathy vivió momentos muy difíciles cuando su padre, jugador de críquet [32] de las Indias Occidentales [33] y senador independiente [34] de Trinidad y Tobago, murió a causa de las heridas que recibió durante una invasión a su casa [27] en 1989. Después de ese asesinato [27], una persona de menor fortaleza habría cerrado su corazón, se habría llenado de amargura o se habría alejado. Pero aunque Trinidad y Tobago puede ser un lugar cruel a veces, Kathy siempre eligió ver la belleza del mundo y hacerlo más cálido. Y eso mismo hizo con la ayuda de su amplia y diversa comunidad. Por ejemplo: cocinaba y distribuía comida [35] junto a sus compañeros de BWIA para organizaciones sin fines de lucro como Niños en Busca de Dirección [36] (KIND, por su nombre en ingles). A menudo defendía la importante labor de las organizaciones como Hábitat para la Humanidad [37], que siempre intentó lograr un cambio desde la raíz.

Por muchos años, fue una de las figuras más activas [38] de su vecindario en Blue Range [39], donde su colorido hogar, con un estilo similar a una «casa de jengibre [40]«, servía como un recuerdo lleno de amor a su infancia en el campo. Si un no trinbagoense desea comprender qué es ciudadano del país, el lugar perfecto para encontrar cada una de las piezas necesarias sería la casa de Kathy, que mantenía abierto [41] a quien lo necesitara y que servía como sede para recolectar donaciones y distribuirlas entre los menos afortunados. Desde su denso jardín tropical (que ella mantenía [42] con el amor y habilidad propia de un horticultor profesional) y la gran variedad de obras de arte local que decoraban las paredes de su hogar, hasta la compasión que demostraba dentro y fuera de su hogar, Kathy expresaba su cariño por su país. Era una excelente decoradora de interiores y tenía un instinto natural para el diseño, tanto que incluso su letra [43] era arte. Frecuentemente utilizaba con orgullo objetos locales en su decoración y para recibir invitados, pero su espíritu trinitense iba mucho más allá de lo externo, porque brotaba de lo más profundo de su generoso corazón.

Cada vez que veía un problema, se sentía obligada a arreglarlo. Aunque trató de generar un cambio con el puesto [44] que tuvo en un partido político [45] por un tiempo, la mayoría de lo que hizo [46] fue por su propio merito, con un poco de ayuda de sus amigos. Como cuando se enteró de la complicada situación en que se encontraba Judah Lovell, niño que había sufrido quemaduras graves en un accidente causado por el estallido de un bambú [47] en 2009; los esfuerzos de Kathy fueron fundamentales en conseguirle [48] la atención médica [49] que tanto necesitaba. Ese niño, como muchas otras personas, se unió a la multitud de gente [50] que la visitó [51] antes de su muerte.

Por esto, y muchas otras cosas, su alma máter, Bishop Anstey, honró [52] a Kathy como la primera conmemorada por votación de la asociación de exestudiantes en 2013. Por amar a todas las personas de la misma manera que amó [53] a sus seres más queridos. Por apoyar y destacar cualquier esfuerzo, sin importar lo pequeño que fuera, por ayudar a crear un camino hacia la belleza [54], creatividad [55], bondad [56] y el espíritu trinitense [57]. Por iluminar la vida de los demás [58]. Por entender [59] que la generosidad genuina solo multiplica lo que damos. Por recordarnos cómo son [60] el amor, la vulnerabilidad y la verdad. Por comprometerte. Por dar la cara. Por alzar la voz. Por hacer muchas de las cosas importantes que con demasiada facilidad cambiamos por una vacía demostración de espíritu trinitense.

Una vez, cuando conversábamos sobre los desafíos que enfrentaba el país, Kathy me contó que en un momento le preguntó a su padre si él creía que había logrado algo importante en el tiempo que ejerció como senador. Él le respondió que no estaba seguro. Pero yo sí estoy segura de que Kathy hizo algo importante, porque cada día del largo adiós que se vivió en Facebook, nos decía: Ahora es el momento de ser verdaderos trinitenses.