En el Global Voices Summit de este año tuve el placer de moderar un panel de expertos. Aunque expertos por, quizás, razones equivocadas: cada uno de los ponentes había sufrido la desagradable experiencia de ser «troleado» en internet. La charla, titulada «¿Alimentamos al troll?» y organizada por la editora de GV Sahar Habib Ghazi, contó con la participación de Arzu Geybullayeva (escritora para GV en el Cáucaso), Lina Attalah (redactora jefe de Mada Masr), Kevin Rothrock (redactor de RuNet Echo) y Noemi Lardizabal-Dado (madre bloguera de Filipinas). Les recomiendo ver la charla completa.
Quizá uno de los momentos mas fascinantes de la charla fue cuando iniciamos la ronda de preguntas. Normalmente los moderadores, al final de este tipo de coloquios, recuerdan al público que «se aseguren de hacer una pregunta». Pero en este caso, después de que la primera persona al micro compartiera su particular historia sobre cómo hizo frente a sus trols (minuto 37:49 en el vídeo) decidí no insistir más a los asistentes; lo que provocó que varias personas de diferentes países compartieran sus experiencias personales con este tipo de ataques en internet. Fue algo realmente único; la gente estaba completamente cautivada.
Cuando estábamos planeando este coloquio, para nada pensé en la importancia que podía tener este tema, y sin embargo así fue. El programa This American Life de la NPR cubrió recientemente el tema, y una de las historias incluida en el podcast se está volviendo muy popular, concretamente aquella de cómo la escritora Lindy West hizo frente a uno de sus más insufribles trolls. Ella además escribió sobre este tema para el periódico The Guardian.
Por supuesto que hay diferencias entre los ataques de trolls y el acoso en internet, pero a veces la línea que los diferencia es muy difusa. Mi organización, la EFF, publicó hace poco un artículo sobre este tema y las diferentes dificultades que existen para aplacarlo; aunque van a ser necesarias muchas y más diversas voces para encontrar la solución.