Brasil: Al borde de una guerra civil por tierras indígenas

Mientras el mundo celebra los derechos de los indígenas este Día de los Pueblos Indígenas, las disputas por la tierra en Brasil están llevando al país al borde de una guerra civil. Una disputa histórica por la tierra entre los agricultores de arroz y las tribus indígenas en Roraima, un estado al norte en la frontera con Guyana y Venezuela, ha empeorado desde Abril y se ha desatado la violencia, sembrando el temor que las frecuentes confrontaciones eventualmente lleguen a un conflicto interno nacional.

Un video publicado por el Consejo Indígena de Roraima (CIR) y la ONG Survival International muestra el momento en que hombres armados, según gente de la tribu, contratados por un agricultor y político local, Paulo César Quartiero, atacaron la comunidad indígena de Makuxi.

Advertencia: Este video contiene imágenes de violencia y heridos, que pudieran ser perturbadoras.

Un estimado de 18.000 indígenas de las tribus Ingarico, Macuxi, Patamona, Taurpeng y Wapixana viven en el área conocida como Serra Raposa do Sol. Los conflictos se intensificaron en el 2005, cuando el gobierno oficialmente ratificó las fronteras actuales de Raposa do Sol dentro de la reserva de 4,2 millones de acres. El decreto también aseguraba que las Fuerzas Armadas y la Policía Federal deberían defender el territorio. Desde entonces, muchos campesinos y agricultores de arroz han dejado el área, luego de recibir una compensación del gobierno.

Sin embargo, el proceso de demarcación está siendo cuestionado por el gobierno estatal de Roraima que exige que se disminuya el tamaño, alegando que 46% del territorio de Roraima ya está en manos indígenas, y una extensión de la reserva indígena es un obstáculo para el desarrollo de la economía del estado. Los colonos han vivido y cultivado la tierra por décadas, desde que la primera generación invadió la entonces no regularizada tierra indígena. A pesar de la ratificación, un pequeño grupo de ellos se niega a irse y argumentan que ellos ocupan 1% o menos de la tierra. Los intentos de desalojo fueron detenidos en Abril del 2008, cuando la violencia se inició.

Un Agosto de dolor

El gobierno favorece a los pueblos indígenas, pero desde que el conflicto comenzó sus políticas indígenas han sido ampliamente criticadas por muchos sectores de la población, incluyendo algunos líderes militares. La decisión ahora está en manos de la Suprema Corte de Brasil, de la que se esperaba una decisión este mes, bien sea que el gobierno debería encargarse del desalojo de los agricultores de arroz o deshacer la demarcación de la tierra indígena de Raposa Serra do Sol. Hay algo de preocupación acerca que si la Suprema Corte decide a favor de los agricultores de arroz, marcará un precedente y otras tierras indígenas ya demarcadas y ratificadas puedan ser igualmente cuestionadas.

Los bloggers brasileros tienen opiniones divididas sobre el asunto. El ex presidente de la Fundación Nacional Indígena de Brasil (FUNAI), Mércio Pereira Gomes [pt] ha iniciado una encuesta electrónica para preguntar qué resultado espera la gente que salga de la Suprema Corte de Brasil. Hasta ahora, 253 personas han votado, 34% de ellos piensan que la corte mantendrá la ratificación de la tierra del 2005 del Presidente Lula, mientras 39% creen que se ordenará una nueva demarcación:

Todos están muy ansiosos sobre lo que se decidirá en la STF [Suprema Corte de Brasil]. Sólo deben observar las puntuaciones de la encuesta sobre este tópico a un lado [de este blog]. Es casi mitad y mitad entre los que creen que la STF mantendrá [los límites] y los que creen que ordenará una re-demarcación de la tierra de Raposa Serra do Sol. Hoy hay un debate en el Ministerio de Justicia con algunos antropólogos, el abogado Dalmo Dallari, y hasta el Gobernador del estado de Roraima sobre Raposa Serra do Sol, para tratar de convencer al Ministro Ayres Britto, cuya decisión y voto, según él, ya han sido tomados.

Aldenor Jr [pt] parece también conocer la decisión de antemano y teme que haya más violencia:

Mientras los ministros no asumen una posición definitiva, ocupantes ilegales de tierra públicas, alentados por un puñado de grandes agricultores de arroz, se están preparando para una guerra. Hay afirmaciones que en semanas recientes armas, municiones y un contingente mayor de hombres armados han entrado a la región y han tomado posiciones ofensivas cerca de la comunidad Macuxi. En cualquier momento, sin aviso, la violencia podría salirse de control.

El intenso cabildeo a favor de acabar con el territorio indígena, realizado por políticos identificados con la avaricia y oscuros intereses, no ha cesado durante el receso [de la corte], creando serias expectativas sobre el resultado de la controversia en el Congreso. ¿Habrá tiempo para revertir esta tendencia?

Por otro lado, José Correa Leite [pt] cree que sólo un resultado es posible. Si la decisión es diferente, se revelaría hacia qué tipo de intereses se dirige Brasil:

La población de Roraima no tiene más de 400.000 habitantes. Para unos 350 mil no indígenas hay casi 11 millones de hectáreas de tierra disponible, según un estudios del Instituto Socio-Ambiental. Comparen esto con Pernambuco que tiene 9,8 millones de hectáreas por casi 8 millones de habitantes.
La defensa de nuestras fronteras en el Amazonas siempre ha recibido una gran contribución de las comunidades indígenas. Por ejemplo, la incorporación de sus jóvenes en el Ejército para actividades en áreas que nadie quiere, o sabe, llevar a cabo.
Además, no hay una razón concreta, de origen social o de seguridad, para que las tierras indígenas de Raposa Serra do Sol sean depuestas. La decisión de la Suprema [Corte], sea cual sea, dirá algo importante acerca del compromiso del estado en la defensa de una de las principales raices de nuestra identidad cultural, y sobre su deber de protegerla, incluso si es contraria a los intereses o si se encuentra con malos entendidos momentáneos.

Carga, por Latuff

El otro lado

En una serie de 4 largos posts, Adelson Elias Vasconcellos [pt] explica por qué él cree que el gobierno necesita una revisión de los criterios que llevaron a la aprobación en el 2005 de la demarcación de la Reserva Raposa do Sol “con extrema urgencia”:

Y gran parte de este daño se debe al hecho que en el 2005 Lula apuntó a Brasil en la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas que, si el protocolo es aprobado por el Congreso, será incorporado en la Constitución Brasilera, y desde este momento, cualquier tribu indígena, nación o grupo étnico pueden declararse independientes de Brasil. En números reales hoy serían 216 nuevos países que resultarían en la pérdida de más de 13% de nuestra área geográfica, donde 90% de esta tierra está en el Amazonas. ¿Pueden entender el firme interés exterior en el tema de la aprobación de tierras indígenas?

Fernando Rizzolo [pt] tiene una opinión similar:

Sólo aquellos que no saben de geografía, que son malintencionados, o laicos en extremo pueden dormir en paz mientras dejan nuestras fronteras abiertas en una región peligrosa, y no necesitamos decir por qué.

Bob Back [pt] también cree que algo más allá que los derechos indígenas está en juego:

La región se ha vuelto el objetivo de intereses extranjeros, en minería y hasta gobiernos, que han nutrido la esperanza de obtener un pequeño pedazo fresco de Brasil. Hay ONGs trabajando allí con intereses desconocidos.
Poniendo al revés el mapa de Brasil, parece una gran pieza de jamón del que la comunidad internacional busca quedarse con un trozo, alimentando en nuestros indígenas la esperanza de volverse pronto una nación independiente de Brasil.
Debido a esto, debería decirse que la soberanía sólo puede darse donde hay autoridad. La Reserva Raposa do Sol se ha vuelto una tierra sin ley al mejor estilo de las películas del oeste.
Hasta que el alguacil aparezca para poner orden en el lugar y diga para qué ha venido…

Debate y movilizaciones

Altino Machado [pt], junto con el colectivo Makunaima Grita, está entre los muchos bloggers que promueven una petición en línea a favor de los pueblos indígenas de Raposa Serra do Sol, que ha sido firmada por más de 2.000 personas hasta ahora, y debería ser enviada a la Suprema Corte de Brasil antes del miércoles 27 de Agosto, la fecha establecida en la que el destino de la tierra será decidido:

Insistimos en la petición, ya que la Constitución celebra sus 20 años en Octubre y la decisión de la Suprema Corte Federal sobre el caso Raposa Serra do Sol debe honrarla, rescatando la dignidad de los pueblos indígenas, fortaleciendo nuestra democracia pluralista y la del estado democrático de Brasil.

En un muy relevante artículo, Sakamoto [pt] reseña la forma en que el tema ha sido retratado en los medios y comenta sobre el acalorado debate que se está llevando a cabo:

El debate está alcanzando niveles de explícita ignorancia. He escuchado a periodistas decir que esta es una “proscripción” de un área del tamaño de [el estado] Sergipe para una población indígena de unos cuantos miles, comparando la situación con la de los campesinos sin tierra que esperan una reforma agraria. Primero, es un gran error comparar culturas tan diferentes y distintas. Los indígenas cazan y para hacerlo necesitan grandes áreas, mientras nosotros podemos escoger nuestros productos industrializados y llenos de preservantes en los estantes de un supermercado. Sin mencionar la rotación de sus cultivos y sus áreas místicas. Y las reservas indígenas no son el obstáculo para una reforma agraria en Brasil. Sabemos que este problema tiene que ver más con política que con antropología.

Sakamoto [pt] culmina su pieza con una dosis de ironía, al decir que en Brasil “los indígenas han sido comercializados por ganado con el apoyo y connivencia de la sociedad civil”:

Los indígenas han sido asesinados con frecuencia. Así como los árboles son convertidos en tablas. Y nadie necesita saber con seguridad quién lo hace porque, de hecho, realmente no nos interesa. Dejen que la vida continúe como siempre lo ha hecho: nosotros con nuestras reservas intocables sin gente, los extranjeros con sus mesas de madera sólida, carne en abundancia y granos de soya baratos, los terratenientes con grandes extensiones de tierra, los políticos de vacaciones en Angra y los empleados con sus trabajos efímeros. ¿Por qué nos interesaríamos en la vida de un grupo de indígenas, llevados de un lugar a otro, penalizados por haber subvertido el orden nacional?

Casi 11% del territorio brasilero y casi 22% del Amazonas está en manos indígenas. La Constitución brasilera de 1988 declaró que todas las tierras ancestrales indígenas deben ser demarcadas y devueltas a las tribus al término de cinco años.

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