Pescadores de la ciudad de Negombo, al oeste de Sri Lanka, buscan justicia

Negombo, Sri Lanka. SCreenshot from YouTube video by SL Nurse. Fair use.

Mercado pesquero de Pitipana «Lellama» en Negombo, Sri Lanka. Captura de pantalla de un vídeo de YouTube de SL Nurse. Uso legítimo.

Este artículo de Anthony Raj se publicó originalmente en Groundviews, galardonado sitio web de medios ciudadanos de Sri Lanka. Reproducimos una versión editada en el marco de un acuerdo para compartir contenidos.

En el bullicioso corazón de la capital de Sri Lanka, Colombo, en medio de la cacofonía de la vida urbana, un grupo de pescadores de Pitipana, en la ciudad occidental de Negombo, han adoptado una postura audaz contra lo que perciben como injusticia. Su protesta de febrero, que resonó en las calles y en los salones de la Arquidiócesis de Colombo, habla de una narrativa más profunda de conflicto, de la gestión de recursos y de la búsqueda de justicia dentro de la comunidad eclesiástica.

En el centro de sus quejas está el mercado pesquero de Pitipana, conocido cariñosamente como «Lellama». Durante generaciones, este mercado ha sido un salvavidas vital para la comunidad pesquera local, y ha dado un medio de sustento, y también un centro cultural y económico en torno al cual gira su vida. Sin embargo, los últimos acontecimientos han provocado tensiones y alimentado acusaciones de irregularidades contra la Arquidiócesis de Colombo.

Los pescadores alegan que la Arquidiócesis, bajo la dirección del arzobispo, el cardenal Malcolm Ranjith, se ha excedido en sus límites al ejercer un control no autorizado sobre el mercado. Sostienen que ello ha dado lugar a prácticas de gestión injustas, como acceso restringido e imposición de normas arbitrarias, que han afectado directamente a su capacidad de ganarse la vida. Estas acusaciones han llegado a un punto crítico tras una decisión judicial de febrero de 2023, que ordenó el traspaso de la gestión del mercado a una autoridad designada.

Los orígenes de esta disputa se remontan a un acuerdo que data de 1963, cuando el puerto se entregó como un regalo a la Asociación de Pescadores Unidos bajo la administración del cardenal Thomas Cooray. Las denuncias de incumplimiento de estas condiciones dieron lugar a acciones judiciales y a peticiones de mayor transparencia y rendición de cuentas en la administración del mercado.

En respuesta a la creciente presión, la Arquidiócesis ha tratado de responder a las preocupaciones de los pescadores. El padre Cyril Gamini Fernando, en nombre del cardenal Ranjith, reiteró el compromiso de la Iglesia con una gestión transparente y equitativa del mercado. Aseguró a la comunidad pesquera que se nombraría una autoridad independiente para supervisar sus operaciones con el objetivo de maximizar los beneficios para todas las partes interesadas.

Sin embargo, los pescadores se muestran escépticos y ven estas garantías con cautela. Su protesta y petición a la Nunciatura Apostólica subrayan su profundo deseo de participar directamente en el proceso de toma de decisiones. Sostienen que solo mediante una auténtica colaboración y un gobierno compartido podrá el mercado servir realmente a los intereses de quienes más dependen de él.

La complejidad de la situación queda aún más patente en la contraprotesta de Negombo el 25 de febrero, en la que se expresó apoyo a la postura de la Arquidiócesis. Esta dicotomía destaca la necesidad de un diálogo abierto y de comprensión, así como el compromiso de buscar puntos en común en medio de perspectivas divergentes.

Al navegar por conflictos dentro de la Iglesia, es imperativo adherirse a los principios bíblicos que dan prioridad a la unidad, el amor y la humildad. Sin embargo, esto no significa que la Iglesia deba abstenerse por completo de participar en asuntos políticos. En cambio, la Iglesia debe abordar la política con discernimiento y compromiso con los valores bíblicos. Aunque la política partidista a menudo puede dividir, hay algunas cuestiones en las que la voz de la Iglesia es crucial para defender la justicia, la compasión y la rectitud en la sociedad. Por ejemplo, asuntos como la pobreza, el racismo y los derechos humanos están profundamente arraigados en principios bíblicos y justifican la participación activa de la Iglesia.

Los líderes eclesiásticos, en particular, tienen la responsabilidad de dar prioridad a la misión de la iglesia por encima de la mera participación política. Si se centran en esta misión y se comprometen con los asuntos políticos de acuerdo con sus principios, la Iglesia puede evitar divisiones innecesarias.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.