Las sepulturas en múltiples niveles de la ciudad siria de Duma

Imagen de las tumbas dispuestas en varias capas tras un bombardeo. Fuente: Asamblea civil de la ciudad de Duma en Facebook.

Imagen de las tumbas dispuestas en varias capas tras un bombardeo. Fuente: Asamblea Civil de la ciudad de Duma en Facebook.

Este artículo se publicó por primera vez en Syria Untold y se reproduce aquí dentro de un acuerdo para compartir contenido. El relato original en árabe es de Omar Youssef Souleimane y la traducción al inglés de Maya Milani.

Cayeron bombas en el edificio, destruyendo sus suelos. Pero el edificio no desapareció, sino que se transformó en plantas de tumbas subterráneas para los que una vez vivieron arriba, entre sus muros. Al igual que la densidad de población hizo que los edificios ganaran altura, la densidad de muertos causa ahora que las tumbas alcancen varios pisos de profundidad. Así es como la gente de Duma construye ahora sus lugares de descanso eterno. Desde luego, no les faltará material de construcción: hay escombros de sobra.

Un miembro del consejo local de Duma dijo a SyriaUntold que los cementerios se llenaron rápidamente. Incluso los campos de labor resultaban insuficientes. Solo en 2015, hubo más de 6000 víctimas en el suburbio damasceno, según el Violations Documentation Centre («Centro de Documentación de Violaciones»), VDC. Este número sería suficiente para acabar con todos los terrenos agrícolas, de los que la población obtiene todo su alimento. Por tanto, los enterradores recurrieron a excavar fosas de tres metros de profundidad, en las que las tumbas están dispuestas en forma de escalera para ocupar menos espacio.

En Duma se pueden enterrar docenas de personas en un solo día, como sucedió tras la masacre del 22 de agosto de 2015. Más de cien personas murieron ese día, cuando la fuerza aérea del régimen disparó varios misiles contra un popular mercado de una zona residencial de la ciudad. Por eso la gente de Duma tiene que economizar en espacio para tumbas. Que sus casas tengan varias plantas quizás sea un lujo, pero desde luego lo es que sus tumbas solo tengan una.

La guerra que comenzó en 2011 nos ha enseñado que la vida y la muerte en este planeta no son más que coincidencias. Los sirios pueden sobrevivir solo echándose a un lado, o morir por girar a la derecha cuando no debían. Aún así, las tumbas de Duma nos enseñan que en esta guerra, la muerte tiene sus propias formas de arte. Pero al contrario que en las artes inmortales de las momias faraónicas, en esta guerra, el nihilismo es el que manda.

Al principio puede parecer simple, pero construir esas tumbas exige grandes dosis de precisión, ya que cualquier fallo puede provocar un derrumbe. La nivelación de su escalada hacia la superficie es el resultado de instrumentos precisos. Cada tumba suele tener seis plantas. Este tipo de enterramiento se inició en Duma y se extendió rápidamente a otras ciudades de los suburbios de Damasco.

Aquí se nos recuerda lo que la gente de Homs ha estado haciendo desde 2011: convertir sus parques en cementerios. Sería conveniente recordar que algunos de estos parques ya eran cementerios antes, como el parque de Bab Houd o el de Damascus Road, por mencionar algunos. La guerra ha devuelto estos parques a lo que eran hace décadas: cementerios. Algunas tumbas no tienen nombres, ya sea por la ausencia de conocidos que pudieran identificar los cuerpos antes de ser enterrados o porque quedaron reducidos a pedazos.

No obstante, el triste destino de las víctimas de Duma no se reduce a que algunas de sus tumbas apiladas sean anónimas, lo más triste es que incluso esas tumbas han sido bombardeadas. Eso fue lo que sucedió el 14 de febrero de 2016 en el cementerio local. Una de las víctimas de ese día fue Kasem Ballah, administrador del cementerio municipal de Duma. Solo unos días antes, Ballah había enterrado a sus dos hijos, Osama y Yumna, en este lugar. También habían sido víctimas del bombardeo. No sabemos si fueron sus tumbas, o las de otros, las que quedaron destruidas ese día.

El régimen suele enterrar a los muertos por tortura en fosas comunes. Pero el respeto por las víctimas ha evitado que la gente de Duma las entierre de la misma forma. En cuanto a ISIS, al menos no destruirá esas tumbas, ubicadas en zonas bajo su control. No están por encima del nivel del suelo, y por tanto no «minan el monoteísmo de Dios» al subir demasiado alto, según su teología wahabí.

Quizás algún día lleguen a Duma investigadores en busca de una civilización extinta. Excavarán sus restos, y recordarán que la muerte tiene sus propios escalones en Duma, igual que la vida.

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