El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una organización científica no gubernamental, ha sido postulado para el Premio Nobel de la Paz 2020 por su labor en la investigación de violaciones a los derechos humanos en América Latina, África, Asia y Europa. Este reconocimiento fue impulsado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
CLACSO y @UNQoficial postulan al Equipo Argentino de Antropología Forense al Premio Nobel de la Paz.
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— CLACSO (@_CLACSO) February 13, 2020
El EAAF fue creado en 1984 por iniciativa del antropólogo estadounidense Clyde Snow con el propósito de apoyar a la ONG Abuelas de la Plaza de Mayo en la investigación de casos de desaparecidos durante la última dictadura militar de Argentina (1976-1983). A partir de 1986, su actividad se expandió más allá de las fronteras del país y, hasta ahora, han participado de misiones en más de sesenta países del mundo. El EAAF fue uno de los grupos pioneros en aplicar las ciencias forenses, especialmente la arqueología y la antropología forense, en la documentación de violaciones a los derechos humanos.
Una de las investigaciones internacionales más importantes en la que se involucró como perito el EAAF fue sobre la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, en el estado mexicano de Guerrero, ocurrida en septiembre de 2014, para la cual fueron convocados expresamente por los familiares de las víctimas. La investigación generó mucha polémica debido a que contradecía la versión oficial que había dado el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto. La búsqueda de los estudiantes aún sigue en curso.
También en México, dirigieron la investigación forense para traer justicia a cientos de mujeres asesinadas durante la década de los noventa en Juárez, en apoyo a la organización civil Justicia para nuestras hijas. En Sudáfrica, desde 2007, colaboran con la búsqueda e identificación de víctimas del apartheid; y en El Salvador, desenterraron miles de huesos de víctimas de la masacre del Mozote, perpetrada por el Ejército salvadoreño en 1981, y testificaron en el juzgado contra los militares acusados.
En Argentina, además de la búsqueda de desaparecidos de la dictadura, participan de forma permanente en la identificación de soldados argentinos enterrados como NN (no identificados) en el cementerio de Darwin, Malvinas, y en numerosos casos de femicidios, trata de personas, crímenes políticos y étnicos, y casos más complejos, como el del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Adicionalmente, dictan cursos de antropología forense en Argentina y en otros países donde son invitados.
Además del rigor científico por el que han ganado un gran prestigio internacional a los largo de sus 35 años, el valor que más destacan del EAAF es su principio fundamental de respetar, por encima de todo, los deseos de los familiares de las víctimas y de sus comunidades. Los caracteriza una gran sensibilidad para acompañarlos en cada paso del proceso, desde la denuncia y la investigación hasta la exhumación e identificación de los restos, y la posterior resolución del caso.
Karina Batthyány, secretaria ejecutiva de CLACSO, declaró para un artículo de La Nación:
Cada hueso recuperado, cada resto identificado, es un triunfo de la verdad y la justicia que alimenta la memoria tan necesaria en el devenir de los pueblos. El Nobel de la Paz sería un reconocimiento no solo a la intachable trayectoria de sus integrantes, sino también a cada uno de los casos en los que intervienen, a cada familiar que ha depositado toda su confianza en ellos y recibido su mano amiga.
1 comentario
Premiar con el nobel de la paz al equipo argentino de antropología forense sería ennoblecer esta distinción, porque ellos han traído paz a los parientes de los desaparecidos, no solo para dar sepultura a los restos, sino definir su situación civil sacándolos de la nebulosa de su no existencia.