#VocesDelCambio: Lorena Duarte lucha por los derechos de las mujeres trans en Colombia

Foto de Lorena Duarte Bedoya, usada con su permiso

Esta es la tercera entrevista de la serie #VocesDelCambio

Colombia es el tercer país de Latinoamérica en el que más se registran asesinatos de mujeres trans. Esta cifra es aún más preocupante, si se tiene en cuenta que, en Latinoamérica, ocurre el 68% de estos homicidios en el mundo.

En este contexto, hay activistas trans que luchan para un mejor mundo para todas, como la bogotana Lorena Duarte Bedoya, quien desde la Secretaría Distrital de la Mujer de Bogotá trabaja en contra de la discriminación de las mujeres trans.

Por ejemplo, es «la mamá» de Transidencias, un evento que destaca las posturas políticas de personas trans, contribuyendo así a la promoción y protección de sus derechos. El 20 de noviembre de este año cumplirá su cuarta versión. «[El Districto] ha atendido al enfoque que he dado en relación con las mujeres trans, que seamos escuchadas, se ha generado incidencia a su interior», explica. 

Esta entrevista es la tercera de la cobertura de Global Voices #VocesdelCambio, donde entrevistamos a activistas y personas que generan un cambio social en América latina. Fue editada para mayor claridad.

Lucía Jiménez Peñuela: Cuéntanos; ¿quién es Lorena?

Lorena Duarte: Soy una mujer transexual. Inicié mi proceso a los 17 años, consumiendo hormonas de forma artesanal. Con el tiempo, decidí hacer completamente mi tránsito, logrando las cirugías a través de acciones de tutelas* contra las entidades del sistema de salud colombiano. Hace seis años que me hicieron la cirugía de cambio de sexo. Me ha tomado muchísimos años sentirme plena y completamente tranquila con quién soy. Además, estudié administración de empresas y soy artista escénica. Terminé una maestría en teatro y artes vivas.

LJP: ¿Hace cuánto te dedicas al activismo?

LD: Son más de 15 años trabajando con la pública LGBTI en Bogotá, desde el 2008, siendo la primera mujer trans contratada por el Distrito de la capital para esta labor.

En ese entonces, recién iniciaba mi tránsito. Asistí con un grupo de chicos gays a una reconocida discoteca de Bogotá. A todos ellos los dejaron ingresar, pero a mí, me pidieron una tarjeta especial de afiliación. Entonces, empecé a darme cuenta que, así pertenezcamos a esta población, no a todas las personas de estos sectores LGBTI nos tratan de la misma forma. Ese “estallido” me hizo pensar que había mucho que hacer por los derechos de nosotras las mujeres trans y de las personas trans en general.

Si miro 15 años hacia atrás, efectivamente se han logrado muchísimas ganancias en un desarrollo como sociedad frente a la garantía de los derechos. Pero sabemos que todavía falta un montón.

Lorena Duarte, foto usada con su permiso

LJP: De los proyectos a los que has pertenecido, ¿cuáles han sido los aprendizajes?

LD: Sobre todo los procesos legales para acceder al derecho a la salud, como lo relacionado con las tutelas para acceder a las cirugías. Luego, al formar parte del equipo artístico de la Secretaría de Integración Social, fue como una segunda etapa en la que me di cuenta que el arte moviliza muchísimas cosas.

No es lo mismo pararme frente a un público, explicarles que esto es sexo, que esto otro es género, y lo que significa ser una persona trans. Con el arte como herramienta de formación, la información entraba de forma diferente, la gente era más participativa, preguntaba más. Fue muy valioso.

LJP: Sobre la lucha que has llevado para que las mujeres trans accedas a otros espacios laborales, ¿Cómo lograr espacios laborales accesibles a las mujeres trans?

LD: Para muchas mujeres trans, las actividades sexuales pagadas (ASP), son el único recurso que le ofrece la sociedad para sobrevivir y subsistir. No se trata de decir que está bien o que está mal, ya que como secretaría de la mujer, también trabajamos sobre la política pública de ASP.

Existen imaginarios dentro de la cultura trans alrededor de las ASP. Lo primero es deshacernos de los prejuicios. Como lo veo, no se trata de un trabajo, puesto que no cuenta con las condiciones que debería tener cualquier trabajo. Por el contrario, profundiza las vulnerabilidades de las mujeres trans.

Hoy por hoy, cada vez más mujeres trans terminan sus estudios, son profesionales y en general, están en otros lugares. Se abren oportunidades laborales en los diferentes ámbitos. Es algo que no sucede de la noche a la mañana, y como colectivo, tomamos conciencia de que efectivamente, si eso lo que queremos hacer, pero con garantías, es trabajar por otras oportunidades y posibilidades desarrollo económico y personal.

LJP: ¿Qué actividades consideras fundamentales para la formación política de las mujeres con experiencia de vida trans?

LD: Ayer en un taller con adolescentes, me percaté de que, por el hecho de ser una persona trans, no todas podemos estar realizando talleres sobre derechos. Con todo respeto, hay personas que terminan reforzando estereotipos negativos hacia las personas trans. Como población hemos de seguir capacitando sobre la forma adecuada de hacer el activismo, lo que requerimos posicionar como grupo social, hacia donde dirigir nuestras acciones. No se trata de seguir intereses particulares, sino que nos pensemos cómo colectivo hacia dónde debemos dirigir esa lucha colectiva.

Lorena Duarte Bedoya, foto usada con su permiso

LJP: Percibo cierto rechazo hacia las mujeres trans con discapacidades, al interior de los mismos colectivos trans. ¿Cómo ves esto?

LD: Antes pensábamos que solo se tenía un solo factor de vulnerabilidad y no estar atravesada por más, lo que a su vez potencia que exista más vulnerabilidad.

Ya se habla de “interseccionalidad”. El hecho de que exista esta palabra, significa que no solo estés en la política pública LGBTI, sino también en la política pública de discapacidad, estar atravesada por un grupo etario, por una clase social, o una etnia. Recién se habla del tema, y vemos que no somos muchas las activistas que son visibles, que digan, “además de trans, soy discapacitada y necesito que se hagan los ajustes razonables, teniendo en cuenta todas mis vulnerabilidades”.

Es importante posicionar el enfoque interseccional, con pedagogía, hablar y pensar en políticas públicas que creen acciones conjuntas. Entendamos que la vulnerabilidad no es sólo una.

LJP: Es habitual escuchar críticas hacia las “acciones afirmativas”, que nos consienten…

LD: Nuestra situación es tan precaria que, pensamos que tener algo como un derecho es que nos están “consintiendo”. Es importante que, como grupos con unas condiciones específicas, toda la vida nos han colocado en lugares diferentes, y, no es una “ganancia” o “un favor” que nos están haciendo. Esto nos ha costado muchas vidas como población, muchas enfermedades de carácter mental, violencias físicas, psicológica, que nos expulsen, discriminación, traumas.

No es que una venga con eso, sino que la sociedad genera las discriminaciones y es por eso que nosotras necesitamos esa restitución. No son favores, sino un mínimo de lo que el Estado ha de ofrecer como garantía para nosotras como ciudadanas, para que dejemos de ser de segunda categoría, sino que seamos como cualquiera.

LJP: ¿Qué proyectos vienen para ti?

LD: Continuar por la línea del arte. Me presentaré en la Cinemateca Distrital con el performance “Cómo construir una mujer y no morir en el intento” y trabajo en otro sobre las mujeres víctimas del conflicto armado.

Sobre la apuesta como colectivo, es interesante como organizaciones y colectivos de personas trans tienen incidencia como lo que se está haciendo para la Ley Integral Trans. Igual, se necesita que se sigan fortaleciendo para que surjan nuevos liderazgos que no solo buscan su bienestar personal, sino la restitución de derechos y mejores condiciones para toda la población.

LJP: ¿Un último mensaje que dejarías para nuestros lectores?

LD: La invitación a todas las personas es que investiguen, sigan indagando sobre temas relacionados con personas trans. Que, si tienen curiosidad, sigan investigando, tengan referentes, y sobre todo, entiendan que es algo que no solo nos compete a nosotras como mujeres diversas sino a toda la sociedad. Si nos damos cuenta, en algún momento de la vida todas y todos hemos recibido discriminación en algún momento de la vida, por pobre por rico, por bonita, por fea, por alto por flaco, por la clase social o por la raza.

Entendamos que la discriminación y los derechos es algo que no compete solo a los grupos tradicionalmente discriminados, sino que es un ejercicio que tenemos que seguir construyendo como sociedad para garantizar de forma efectiva esa equidad e igualdad que a todos nos beneficiaría.

*Tutela: Según la Rama Judicial de Colombia, “la acción de tutela es un mecanismo consagrado en el artículo 86 de la Constitución Política de 1991 que tiene toda persona para reclamar la protección judicial inmediata de sus derechos fundamentales”.

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