Deconstruimos la falsa noticia de los «bebés decapitados»

 

El humo y las llamas forman una nube luego de que las fuerzas israelíes atacaron un edificio en la Ciudad de Gaza, octubre de 2023. Foto de Ali Hamad vía Palestinian News & Information Agency (Wafa) en contrato con APAimages. Wikimedia Commons (CC BY-SA 3.0).

En una era donde los medios tienen gran influencia en las sociedades democráticas, son evidentes las consecuencias alarmantes de la desinformación, sobre todo en el contexto de los hechos recientes en Gaza. Esta información equivocada afecta profundamente a la opinión pública y la acción global, e incita a la violencia y al daño sobre la población de Gaza.

En 2021, un informe del Centro de Investigaciones Pew advirtió de un aumento en la influencia y la confianza de los medios a comparación del año anterior. Esto fue acentuado por un estudio de 2015 en el American Journal of Political Science que examinó el complejo vínculo entre las noticias y la política, que resaltó el papel de los medios en la configuración de la toma de decisiones políticas y su impacto sobre el proceso democrático.

Cuando los medios de confianza, de los que miles de millones dependen para obtener información verificada y revisada, perpetúan afirmaciones infundadas, emergen dos escenarios. En uno, los lectores continúan internalizando la información equivocada incluso después de que se ha corregido. Alternativamente, la erosionada confianza del público en los medios los lleva a buscar fuentes alternativas, lo que fomenta la confusión y la información dudosa.

Este escenario se está desarrollando en la cobertura mediática de Gaza luego del ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre, que resultó en la muerte de 1400 israelitas, 5400 heridos y el secuestro de 220 rehenes. Después, Israel declaró la guerra, que llevó a que algunas zonas de Gaza quedaran arrasadas, la muerte de más de 7000 palestinos y más de 16 000 heridos. Esta escalada de la violencia también afectó a los palestinos que viven en Cisjordania e Israel, lo que agrega 1100 muertos a la lista.

Durante tiempos de conflicto y disturbios, puede ser difícil evaluar y verificar un flujo rápido de información de distintas fuentes. Además, la desinformación puede aumentar, lo que se convierte en amenazas únicas para los civiles y los grupos marginalizados. En las noticias en desarrollo sobre Palestina e Israel, muchas falsedades inundaron las plataformas de información, entre las que se incluyó información sobre la bandera negra de Irán, la intervención de Turquía, el apoyo armamentístico de Ucrania, el general israelí, los paracaidistas egipcios y las amenazas de Putin, entre otras.

El caso de los «bebés decapitados»

Uno de los casos más atroces de desinformación desde el 7 de octubre involucra información equivocada sobre bebés decapitados. Esto comenzó con Nicole Zedek, corresponsal para el medio privado israelí i24News, que informó “que los soldados israelíes le habían dicho que habían encontrado bebés con las cabezas cortadas”. Sin embargo, el vocero de las fuerzas israelíes, Doron Spielman, no pudo confirmar este reporte, según NBC News.

Aunque se confirmó la muerte de 28 niños israelíes, no hay evidencia fotográfica ni documentación verificable que apoye la acusación de los bebés decapitados.

Después, Daily Mail publicó un artículo que continuó perpetuando el rumor, pero no pudo seguir el debido proceso de verificar las fuentes. Las afirmaciones se presentaron en el título y se reiteraron en el artículo, sin tener evidencia ni testigos que demostraran la veracidad de los dichos.

Entre el 10 y el 11 de octubre, la acusación se hizo viral en numerosos medios de comunicación a nivel mundial, incluidos BBC, CNN, CBS, Sky News, Metro News, Fox News y Business Insider. Notablemente, permaneció sin verificar, sin fundamento y fuera de control todo este tiempo.

Captura de pantalla de la página de inicio de CNN el 11 de octubre a las 07:27, A través de the Internet Archive. Uso legítimo.

El 11 de octubre, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente Biden continuó con la acusación al insinuar que había visto evidencia, aunque no era cierto. Declaró: “Es decir, yo… he estado haciendo esto un largo tiempo. Nunca pensé que vería y confirmaría fotografías de terroristas decapitando niños. Nunca pensé que… en fin”.

Luego de la conferencia de prensa, CNN publicó una aclaración que indicaba que ”luego de las declaraciones del presidente Biden hoy, un empleado de la administración le dijo a CNN que ni Biden ni el Gobierno habían visto fotografías o confirmado denuncias de niños infantes que hayan sido decapitados por Hamás”.

La Fundación Nacional para la Democracia informó en 2020 que la información que evoca emociones como miedo, indignación, asombro y enojo tiende a hacerse viral, incluso cuando es falsa. Quienes difunden información sin fundamente sobre los 40 bebés decapitados pueden haber acumulado atención, clics, «me gusta» y puede haberse difundido, pero también incumplieron colectivamente el debido proceso periodístico al publicar acusaciones atroces sin verificación.

«Si no tienes cuidado, las noticias te harán odiar al oprimido y amar al opresor».
Cartel en una protesta pacífica a favor de Palestina en Berlín. 21 de octubre de 2023. Foto de Wael Eskandar. Usada con autorización.

El daño ya está hecho

Las consecuencias de difundir información falsa pueden ser peligrosas, según The Intercept, “los informes de los crímenes de Hamás contra los civiles alimentaron el enojo del público, los funcionarios electos y los actores políticos”.

Marwa Fatafta, analista regional de la organización sin fines de lucro por los derechos humanos Access Now, dijo a The Washington Post que:

There’s a lot of information being shared that is not verified, a lot of calls to violence and dehumanization. And all this is fanning the flames for further massacres [of Palestinians].

Se está difundiendo mucha información que no está verificada, mucha llama a la violencia y a la deshumanización. Todo esto está aumentando las llamas que fomentan más masacres [de palestinos].

Uno de estos casos es el incidente de Illinois, en el que Wadea Al-Fayoume, niño palestino estadounidense de seis años, fue asesinado a apuñaladas por su arrendador de 75 años, y dejó herida de gravedad a su madre. El atacante gritó “¡musulmanes, tienen que morir! Están matando a nuestros niños en Israel. Los palestinos no merecen vivir”.

El Instituto Lemkin para la Prevención de Genocidios señaló el uso de lenguaje genocida en este caso y responsabilizó al gobierno de Biden y a los medios estadounidenses por “alimentar las llamas del sentir antipalestino y antimusulmán en Estados Unidos durante la primer semana de esta horrible crisis en Israel/Palestina”.

Este incidente ejemplifica las consecuencias reales de difundir información equivocada, como la historia de los bebés decapitados. Ha impulsado la islamofobia, la deshumanización de los palestinos y la explotación de los estereotipos antimusulmanes, especialmente contra los hombres musulmanes, a la vez que destaca la peligrosa asociación entre los musulmanes y el terrorismo.

Cuando se evalúan las potenciales consecuencias de la desinformación con el Digital Enquirer Kit, herramienta para investigadores, podemos medir la escala del daño de “bajo” a “alto”. En este contexto, “bajo” significa que se trata de información equivocada que puede ser confusa, y “alto” significa “daño severo, a largo plazo, físico o irreversible, o estrés psicológico”. Este último es el aplicable a Gaza por la desinformación.

Además, cuando la información falsa alcanza el ámbito público, ya sea en línea o a través de los medios, el daño suele ser irreversible. Aunque haya una retractación rápida o se corrige al instante, esto no consigue la misma atención y no hay certeza de que la gente recuerde o internalice la información correcta.

La psicología cognitiva básica y el proceso de la memoria también tienen un papel en esto, según First Draft News:

There is consensus that once you’ve been exposed to misinformation it is very, very difficult to dislodge from your brain. Corrections often fail because the misinformation, even when explained in the context of a debunk, can later be recalled as a fact.

Hay un consenso de que una vez que estuviste expuesto a información equivocada es muy, muy difícil de eliminarla de tu cerebro. Las correcciones suelen fallar porque la desinformación, incluso cuando se explica en el contexto de una desacreditación, puede recordarse como un hecho.

Según las estadísticas de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de Naciones Unidas el 26 de octubre, poco más de dos semanas después, mataron a 7028 palestinos, y 18 482 resultaron heridos en Gaza. Un alarmante 68% de los muertos palestinos son mujeres y niños. Para agravar la tragedia, más de 1550 personas en Gaza, de las cuales el 56% son niños, están desaparecidas y se teme que estén atrapadas bajo los escombros.

El reporte de OCHA también revela que el 45% de las viviendas en Gaza han sido dañadas o destruidas, y que hay 1.4 millones de personas desplazadas de forma interna, lo que destaca la severidad de la crisis humanitaria. La escases crítica de combustible, agua, refugio, limpieza y comida le suman gravedad a la situación ya apremiante.

Sumado a la devastación en Gaza, Cisjordania ha visto muertos, heridos, encarcelaciones y la destrucción de propiedad palestina en las últimas dos semanas, según indica OCHA. Amnistía Internacional documentó crímenes de guerra israelíes, que incluyen la eliminación de familias enteras en Gaza. Además, Human Rights Watch confirmó que Israel utilizó fósforo blanco en Gaza y Líbano, una clara violación de la ley internacional. El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, condenó el castigo colectivo.

En una entrevista de The Intercept del 11 de octubre, la crítica de medios Sana Saeed mencionó los problemas de la desinformación y la violencia, y destacó:

It’s been about four days since this incredible and tragic escalation of violence and the level of misinformation — even disinformation — seems near unprecedented […] We have seen journalists, in particular, spread unverified information that is being used to justify Israeli and even American calls and actions to annihilate an entire population.

Han pasado cuatro días desde esta increíble y trágica escalada de violencia y el nivel de desinformación —e información falsa— parece no tener precedentes […] Hemos visto a periodistas, sobre todo, difundir información sin verificar que se utiliza para justificar los llamados israelíes y estadounidenses para aniquilar a todo un pueblo.

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