En Turquía, dos equipos de fútbol encienden el debate público

Imagen de Arzu Geybullayeva

El 29 de diciembre de 2023, todas las miradas estaban puestas en los dos mayores equipos de fútbol de Turquía, el Galatasaray y el Fenerbahce, que tenían previsto jugar la final de la Supercopa de Turquía en Riad, capital de Arabia Saudita. La decisión de la Federación Turca de Fútbol de que los equipos jugaran este partido en suelo extranjero ya había sido muy criticada por los aficionados, los políticos y el público en general, ya que el país conmemoraba su centenario.

Sin embargo, las desavenencias entre los presidentes de ambos equipos de fútbol, la federación turca y las autoridades sauditas que se produjeron el día del partido sobre los uniformes, las pancartas, el himno nacional de Turquía y la bandera, acabaron provocando la cancelación del partido. Aunque los aficionados abarrotaron los dos aeropuertos de Estambul para recibir a los jugadores, el incidente suscitó un gran debate público durante los siguientes días.

Lazos entre las autoridades sauditas y Ankara

Las relaciones entre los dos países están en crisis desde las protestas de la Primavera Árabe de 2010 a 2012, según Hamdullah Baycar, doctorando del Instituto de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Exeter. Ambos países apoyaron a bandos opuestos en Egipto, «Turquía respaldó al presidente Mohamed Morsi, mientras que Arabia Saudita apoyó al Ejército egipcio que lo derrocó». Después, durante la crisis diplomática del Golfo que empezó en 2017 y duró 43 meses, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto rompieron lazos con Catar en 2017, mientras que Turquía le dio su apoyo. Hubo otra serie de acontecimientos políticos que mantuvieron a raya a los dos países.

En 2018, tanto Arabia Saudita como Turquía fueron noticia internacional cuando Jama Khashoggi, periodista disidente saudita y columnista del Washington Post, fue brutalmente asesinado en el consulado saudita. Aunque en un primer momento, las autoridades turcas se comprometieron a investigar el asesinato, y las relaciones entre ambos países se deterioraron aún más, la difícil situación económica de Turquía y la decisión del país de poner fin a su aislamiento regional acabaron imponiéndose.

En abril de 2022, el presidente Recep Tayyip Erdoğan viajó a Arabia Saudita por primera vez tras el asesinato de Khashoggi en una visita de dos días, en un intento de recomponer los lazos entre ambos países. Un comunicado oficial emitido por el gabinete del presidente decía: «Se revisarán todos los aspectos de las relaciones entre Turquía y Arabia Saudita, y se analizarán los pasos encaminados a mejorar la cooperación entre ambos países».

El mismo año en que Erdoğan viajó a Arabia Saudita, Turquía suspendió el juicio en rebeldía de 26 ciudadanos sauditas sospechosos de estar implicados en el asesinato de Khashoggi.

En junio de 2022, apenas unos meses después de la visita del presidente, una delegación saudita llegó a Turquía.

Arabia Saudita también recibió a una delegación turca y, desde entonces, los dos países han firmado una serie de acuerdos para mejorar sus lazos.

Diplomacia del fútbol

Que el deporte se usa como poder blando en política no es ninguna novedad. Varios académicos han hablado de cómo el fútbol se ha convertido en una herramienta de la diplomacia pública moderna. En 2021, durante su intervención en un acto organizado por el Consejo de Europa en Lisboa, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, afirmó que «la diplomacia deportiva», aunque es un término nuevo, «describe una vieja práctica: usar el deporte para alcanzar objetivos políticos, para ayudar a lograr un cambio social positivo».

Pero no siempre acaba bien. Al menos así ocurrió el 29 de diciembre en Riad, cuando ninguno de los dos equipos turcos llegó al estadio debido a una disputa sobre los símbolos nacionales de Turquía. Y a pesar de que la Federación Turca de Fútbol trató de restar importancia al incidente y calificó el asunto de «algunos problemas en la organización del evento», fue mucho más que eso.

A medida que los medios turcos iban informando y los presidentes de los clubes iban haciendo declaraciones el 29 de diciembre, quedó claro que la polémica se inició cuando la Federación Saudita de Fútbol no autorizó las camisetas de los jugadores. Los jugadores del Galatasaray pensaban llevar camisetas con una imagen de Mustafa Kemal Ataturk, fundador de la República de Turquía, en reconocimiento de la celebración del centenario de la fundación de Turquía. Los jugadores tenían previsto llevar esas camisetas durante el calentamiento. Por su parte, el Fenerbahce quería desplegar una pancarta con una famosa cita de Ataturk, «Paz en casa, paz en el mundo», que al parecer tampoco autorizó la Federación Saudita.

También se dijo que las autoridades sauditas se negaron a que se tocara el himno nacional de Turquía al inicio del partido y prohibieron que se mostraran banderas turcas. En un comunicado, el Gobierno saudita desmintió esta información: «También se acordó que sonara el himno de la República de Turquía, junto con la exhibición de la bandera turca dentro del estadio y en las gradas, debido al aprecio que sentimos por la República de Turquía».

En el hotel donde se alojaban los jugadores, se mantuvo una reunión de varias horas entre los presidentes de los clubes y ambas federaciones, pero no dio ningún resultado.

Se dijo que la Policía local había registrado los vestuarios de los jugadores en busca de pancartas y camisetas con imágenes de Ataturk antes del partido.

Cuando los aficionados turcos presentes en el estadio se pusieron en pie y empezaron a cantar el himno nacional, los organizadores pusieron música a todo volumen.

Loa aficionados se lanzaron a las redes sociales para pedir la dimisión del presidente de la Federación Turca de Fútbol, Mehmet Buyukeski. #TFFIstifa (TFF dimisión) fue tendencia en X (antes conocido como Twitter), la noche del 29 de diciembre.

En respuesta al conflicto, varios deportistas famosos publicaron en redes sociales fotos suyas con camisetas con la imagen de Ataturk y su firma, fotos de Ataturk y sus citas, así como fotos de estadios con la imagen de Ataturk y sus citas.

El hecho de que se prohibiera a los equipos llevar sus camisetas de Ataturk y que después se cancelara el partido se tomó como una falta de respeto entre los turcos.

«Así que si eres turco, estás por ahí, bebiendo té un sábado por la tarde, las noticias en tu teléfono móvil son estas: los sauditas prohíben a Atatürk en un gran, gran evento deportivo. Se desató el infierno. Porque, por supuesto, así fue», escribió el académico turco Selim Koru, autor de Kültürkampf, blog sobre cultura política turca.

En Ankara, según el alcalde Mansur Yavas, se colgaron carteles de Ataturk y banderas turcas en la calle donde Arabia Saudita tiene su embajada.

El alcalde de Estambul invitó a todos los ciudadanos a reunirse en Besiktas, barrio de Estambul que lleva el nombre del tercer equipo de fútbol del país, con sus banderas nacionales, fotos de Ataturk y pancartas de fútbol para la inauguración de la plaza Barbaros. Durante la ceremonia de inauguración, el alcalde también sugirió que la copa debía dividirse en dos y entregársela a los museos de los dos equipos. «Propongo cancelar ese partido y, en su lugar, organizar una gran celebración», dijo el alcalde.

La líder del partido opositor IYI, Meral Aksener, pidió que se declarara campeones a ambos equipos por su postura.

Mientras tanto, el presidente Erdğoan arremetió contra los partidos de la oposición por «explotar» las consecuencias del partido de fútbol. «Vemos que las declaraciones hechas por los partidos de la oposición desde anoche no son más que los últimos ejemplos de explotación política», dijo el presidente el 30 de diciembre.

El ministro de Justicia, Yılmaz Tunç, añadió que se había iniciado una investigación judicial contra algunas cuentas en las redes sociales por difundir publicaciones provocadoras y delictivas. Se rumorea que al menos una persona ha sido detenida en el marco de la investigación.

La Oficina de Comunicación de Turquía también emitió un comunicado el 30 de diciembre que advertía a los ciudadanos sobre las «campañas de desinformación de ciertos grupos que atentan contra los valores compartidos y las sensibilidades de nuestra nación». La decisión de jugar el partido en Arabia Saudita se tomó con el único fin de generar ingresos adicionales para los dos clubes, y esa decisión fue aprobada por los clubes y la Federación. En total, ambos clubes iban a recibir unos cuatro millones de dólares estadounidenses por el partido.

En general, los lazos entre Turquía y Arabia Saudita permanecen intactos, escribió Barin Kayaoglu, profesor asociado de Historia Mundial y miembre no residente de la Iniciativa Estratégica de Previsión del Middle East Institute (MEI) en Washington. 

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