Árabes en Hollywood: Salvajes, malvados, bárbaros

Imagen de Aladdin de la película de Disney «Aladino». Captura de pantalla del avance oficial del canal de YouTube de Walt Disney Studios. Uso legítimo.

Este artículo fue escrito por Zizi Shusha y se publicó originalmente en Raseef22 el 29 de febrero de 2024. Global Voices publica una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido. 

La actual guerra israelí en Gaza ha hecho que surjan múltiples preguntas complejas que probablemente se sigan planteando por años. Entre estas se encuentra la imagen errónea de Oriente y de los árabes en la mente occidental.

En su artículo de Time Magazine “Gaza y el fin de la fantasía occidental”, Bruno Maçães, exsecretario de Estado de Asuntos Europeos en Portugal, analiza la guerra contra los gazatíes desde una perspectiva política y cultural. En última instancia, desmantela la fantasía occidental de árabes y de Oriente, y concluye que ya no existe.

¿Cuál es esta fantasía occidental y qué daños supone para los árabes? Para responder esta pregunta, debemos explorar la idea del «Otro».

Antes de la formación el continente europeo, la idea del Otro no existía como la entendemos actualmente. De acuerdo con el libro “Orientalismo” del pensador Edward Said, los pensadores occidentales creen que la cultura occidental obtendría más poder y claridad de identidad al oponerse a los árabes y a Oriente. En este sentido, se enfatizó en particular al árabe como el Otro.

Si el poder occidental se deriva de la confrontación con el Otro, entonces a Occidente le interesa debilitar, colonizar, distorsionar y falsificar la historia y creencias del Otro, lo que en última instancia lo priva de su humanidad.

La fantasía occidental ha desempeñado un papel importante en la distorsión y falsificación del individuo y de la cultura árabes. Hollywood ha desempeñado uno de los papeles más peligrosos en consolidar una imagen horrible de los árabes. Aquí exploramos las diversas imágenes de árabes en el cine estadounidense para revelar las diferentes formas en que los árabes han sido deshumanizados por la fantasía occidental.

Jack Shaheen, escritor y profesor árabe-estadounidense especializado en abordar los estereotipos raciales y étnicos. Captura de pantalla de «Reel Bad Arabs: Documental de cómo Hollywood denigra a un pueblo» en el canal de YouTube de Abe Berry. Uso legítimo.

Jack Shaheen (1935—2017), crítico de cine estadounidense de origen árabe, recibió una beca que le permitió vivir en más de 15 ciudades árabes en las décadas de 1980 y 1990. Cuando volvió a Estados Unidos, habló de la terrible injusticia hacia el pueblo árabe. Se preguntó, ¿cómo el cine estadounidense distorsionó a este pueblo amable y pacífico, y lo convirtió en salvaje?

Fue entonces cuando la idea para su proyecto enciclopédico de la imagen malvada de los árabes en el cine estadounidense se convirtió en el libro Reel Bad Arabs: Documental de cómo Hollywood vilipendia a un pueblo.

El Centro Nacional de Traducción en El Cairo publicó la traducción al árabe en dos partes. Shaheen pasó muchos años completando el libro en el que criticó y analizó más de 900 películas estadounidenses, desde la época del cine mudo hasta la era de las películas que utilizan tecnologías más sofisticadas.

De todas las películas que analizó, Shaheen solo pudo hacer mención de doce películas que representaban a los personajes árabes de manera positiva, pues la inmensa mayoría retrataba una imagen extremadamente negativa, bárbara y agresiva, que consideraba al árabe como una amenaza. Así, se justificaba que al personaje árabe  lo mataran sin piedad ni misericordia.

¿Cómo son los árabes que retrata Hollywood?

De acuerdo con Jack Shaheen, a lo largo de la historia, los directores de cine han calificado a los árabes como hostiles, salvajes, bárbaros y fanáticos religiosos obsesionados con el dinero. Culturalmente, los árabes representan al Otro, responsable de aterrorizar a los occidentales civilizados, especialmente a cristianos y judíos.

A pesar de las guerras, los ascensos y descensos de países enteros y los logros culturales relacionados con la libertad y los derechos humanos que ha habido desde 1986, según Shaheen, “la caricatura hollywoodense del árabe ha merodeado las pantallas de cine en busca de una presa. Aún sigue ahí, tan repulsivo y poco representado como siempre”.

El crítico sugiere que los directores estadounidenses no crearon una imagen estereotipada del árabe, sino que la aprendieron de los europeos, que fueron los primeros en difundir las caricaturas de los árabes. Shaheen explica:

In the eighteenth and nineteenth centuries, European artists and writers helped reduce the region to a colony. They presented images of desolate deserts, corrupt palaces, and slimy souks inhabited by the cultural other—the lazy, bearded heathen Arab Muslim. The writers’ stereotypical tales were inhabited with cheating vendors and exotic concubines held hostage in slave markets.

Durante los siglos XVIII y XIX, los artistas y escritores europeos ayudaron a reducir la región a una colonia. Presentaron imágenes de desiertos desolados, palacios corruptos y zocos sucios habitados por el Otro cultural: el árabe musulmán pagano holgazán y barbudo. Los cuentos estereotipados de los escritores estaban habitados por vendedores tramposos y concubinas exóticas retenidas como rehenes en mercados de esclavos.

Estas representaciones de los extranjeros y los bárbaros que oprimen y “subyugan a las doncellas del harén” fueron percibidas por el público como verdaderas hasta que los estereotipos quedaron grabados en la mente de los occidentales y perduraron en la cultura popular europea.

Shaheen analizó el gran impacto de los cuentos de Las mil y una noches en la percepción que tiene Occidente de los árabes. En 1979, se había traducido estos cuentos a más lenguas que ningún otro libro, a excepción de la Biblia, y el impacto se trató de mucho más que solo cambiar percepciones. Encendieron la imaginación occidental y la fantasía de los árabes, lo que llevó a crear diversas imágenes e historias.

Según Shaheen, a principios del siglo XX, “los cineastas, como el francés Georges Méliès, presentaban imágenes de doncellas del harén que bailaban y de árabes feos”. Los árabes montaban camellos, blandían espadas curvas y se mataban entre ellos, además de babear por las heroínas europeas e ignorar a sus propias esposas. Shaheen señala que “en El palacio de las mil y una noches (1905) de Méliès’, las doncellas sumisas acompañaban a un potentado de barba negra, aburrido y codicioso, mientras que un fornido guardia de palacio mantenía fresco al soberano con un gran abanico de plumas”.

A menudo, Hollywood utiliza vestuarios de danza de vientre para representar a las mujeres árabes que viven en los harenes. Captura de pantalla de «Reel Bad Arabs: How Hollywood Vilifies a People Documentary» del canal de YouTube de Abe Berry. Uso legítimo.

En cuanto a las mujeres árabes en Hollywood, en más de 50 de las películas analizadas, eran representadas como víctimas del sufrimiento. Las insultaban, sometían o eran víctimas de abuso sexual. Entre 16 de estas películas, había mujeres mitad árabes o esclavas silenciosas. No se mostraba que las mujeres árabes se casaran con hombres occidentales, y el contacto físico entre hombres y mujeres árabes era poco frecuente, lo que llevó a Shaheen a concluir que “parece ser que el matrimonio entre una mujer árabe y un hombre occidental es tabú en Hollywood. Esto ha pasado en muy pocas películas”.

La imagen del palestino

Jack Shaheen observó que, a pesar de que en varias películas de las décadas de 1980 y 1990 se incluyó palestinos entre los personajes árabes, no se les representó con autenticidad, lo que condenó duramente la imagen falsa creada por Hollywood para los palestinos en particular. Las películas hollywoodenses que abordan el conflicto israelí-palestino carecían de la representación del drama humano que mostrara a los palestinos como personas comunes.

Shaheen mencionó que nunca se representó a los palestinos como víctimas inocentes de la cruel opresión israelí. En las películas, nunca se veía que los colonos arrancaran árboles de olivo ni mataran civiles palestinos con sus rifles en ciudades palestinas. Estas películas tampoco representaban a las familias palestinas que luchaban por sobrevivir a la ocupación o por vivir en campamentos de refugiados, con la dificultad de tener un país natal o un pasaporte con el nombre «Palestina».

Apenas un año después de la fundación del Estado de Israel, la película Espada en el desierto presentó a Palestina como una tierra sin pueblo, reflejo del famoso lema sionista, a pesar de que la mayoría de quienes vivían allí en aquel entonces eran palestinos. El mito “No hay palestinos que vivan en Palestina” se repitió La sombra de un gigante y Judith, película de 1966.

Escena de Mentiras verdaderas, película de 1994 que muestra a los terroristas como morenos y presumiblemente árabes, una kufiya palestina. Captura de pantalla del avance de Mentiras Verdaderas. Uso legítimo.

De acuerdo con Shaheen, siete películas, como Mentiras verdaderasSe busca vivo o muerto, presentan a los palestinos como terroristas que usan gas nervioso. En más de 11 películas, como La calle de la media luna, Terror in Beverly Hills y Una cita con la muerte,  los palestinos dañan  y torturan a  niños y mujeres occidentales.

Después de haber presenciado este engaño y distorsión, Shaheen se preguntó si existía una ley no escrita por la que Hollywood debiera representar a los palestinos como irracionales y malvados, y a los israelíes como racionales y justos. Hay mucho que debatir respecto a las mentiras, desinformación y falsificación de hechos, pero el genocidio actual de los palestinos no es una respuesta.

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