Hay una canción funk oficial de las Olimpiadas, pero los artistas funk en Río dicen que enfrentan persecución

Este artículo de Catherine Osborn originalmente fue publicado en PRI.org el 4 de agosto del 2016. Es republicado aquí como parte de un acuerdo de intercambio de contenidos. 

Para hacer que los brasileños se entusiasmen con las Olimpiadas, el gobierno de la ciudad de Río de Janeiro encargó una canción para el conteo regresivo en el estilo funk carioca, el cual es muy popular en la ciudad.

“El funk es la cultura de Río de Janeiro”, dice Gabriela Vieira, una de las compositoras de la canción y cantante. “Cuenta la historia de las cosas que vivimos acá”.

Pero, ella añade, que el funk también enfrenta una fuerte opresión. El funk carioca se inició en los 80, con artistas locales, como MCs, que empezaron a cantar sobre pistas de música de Miami bass. Inventaron ritmos irreverentes sobre la vida diaria, y éste se empezó a desarrollar en fiestas bailables llamados «bailes» en las vecindades más pobres de Río, las favelas.

“El funk hizo que la gente joven de las favelas circulara por la ciudad, especialmente para visitar otras favelas”, cuenta MC Leonardo. “Los residentes se empezaron a sentir orgullosos de decir de donde eran”, agrega Leonardo, quien está afiliado a Apafunk, una organización que apoya al funk en Río. En los 90 la guerra contra las drogas trajo violencia a muchas comunidades, y la policía empezó a hacer redadas en fiestas funk, alegando que estaban erradicando a los narcotraficantes. Aunque los traficantes de drogas asistían y patrocinaban algunos bailes, “tener como blanco a los bailes, muestra la enorme doble moral en la guerra de Brasil contra las drogas”, dice Guilherme Pimentel, un abogado que trabaja como voluntario con Apafunk.

“La policía no hace redadas en fiestas de vecindades ricas donde circulan bastantes drogas”, dice Pimentel. “Y en muchas favelas, la policía deja que los traficantes operen la mayor parte de la semana, y escogen llevar a cabo las redadas cuando los residentes están disfrutando de su tiempo libre y están mejorando su autoestima. Si la policía realmente tomara en serio reducir la violencia en Río, tendrían un mejor control de las armas y municiones, que muchas veces terminan siendo vendidas a traficantes, en vez de hacer redadas en fiestas funk”.

El programa policial de pacificación de Río, puesto en marcha en el 2008, tuvo como objetivo mejorar la relación entre la policía y las comunidades, pero los oficiales se ganaron críticas desde el inicio al prohibir los bailes y al arrestar a MCs. En el 2013, el gobierno estatal de Río derogó el decreto de estado que la policía usaba frecuentemente para dar por terminados los bailes y el Secretario de Estado de Seguridad Pública, José Beltrame declaró, “nada es más característico de Río de Janeiro que el funk”. Sin embargo, un nuevo decreto similar al anterior fue aprobado en el 2014, el cual requiere bastante documentación, con 40 días de anticipación, para realizar pequeños eventos en espacios públicos.

“La ley no se aplica equitativamente a toda clase de eventos”, dice el productor cultural multi-género Marcello Santos. Él organizó un evento diurno de funk el mes pasado que la policía puso fin aún cuando él presentó los documentos requeridos con 45 días de anticipación. Pimentel ha documentado más de 25 casos de cierres de funk en los últimos 5 años, y una docena en los que la policía supuestamente destruyó equipos de sonido de mil dólares. En la mayoría de casos, los organizadores de los eventos supuestamente se negaron u olvidaron pagar un soborno. Un portavoz de la policía declinó realizar comentarios sobre el cierre del evento de Santos, pero su oficina de comunicaciones escribió en un correo electrónico que “la policía cumplió con el decreto del 2014”.

“Tiene que haber algunas reglas”, dice el operador de sistemas de sonido de 30 años Antonio “Tojão” Aragoso. “Pero las autoridades añaden barreras adicionales para el funk que son costosas y muy difíciles de pasar”.

Todos los 30 bailes que MC Leonardo nombró en el ahora clásico «Endereço dos Bailes» ya no se dan de manera regular, y muchos se han extinguido. “No creo que estemos progresando cuando tenemos a jóvenes que se quedan dentro de sus casas y sólo leen las noticias en sus smartphones”, agrega Leonardo. “Ellos deberían salir a la ciudad y hacer noticia”.

“Pienso que el funk es reprimido porque tiene tanto potencial de convertir a las personas en actores políticos”, dice la trabajadora social Rosana Lopes, quien asistió al evento de Santos cuando la policía llegó. El funk permite la expresión de uno mismo en cualquier tema. Algunas canciones funk cuentan historias de la vida diaria a través de la violencia, el racismo, la segregación y la represión policial — y también el orgullo local, creatividad y solidaridad. «Não Me Bate Doutor» de Cidinho y Doca, critica la represión policial de la cultura local. Y hay una parte del funk acerca de las Olimpiadas que el gobierno no patrocinó. Es de MC Mano Teko, quien canta sobre los desalojos y la militarización de las favelas.

El rapero Marcello Silva, cuya productora dirigió el video del conteo regresivo de las Olimpiadas, dice que hay razones para que los artistas de Río elogien en vez de criticar al gobierno de la ciudad. Él dice que Río invierte dos veces más que otras ciudades brasileñas en proyectos culturales, incluyendo a partes de la ciudad de bajos ingresos. “Pienso que debemos superar la discusión sobre la favela versus el resto de la ciudad y la persecución de los bailes, y centrarnos en crear nuevas cosas”, dice Silva.

Otros artistas, tales como el productor cultural Julio Barroso, estuvieron menos complacidos con la canción funk de las Olimpiadas. “Me quedé atónito”, dice Barroso. “El gobierno de la ciudad está vendiendo una imagen falsa, de que le preocupan por igual todas las clases sociales. Además de desalojar a los pobres, recortó lineas principales de buses que conectan las periferias pobres con la acaudalada Zona Sur, segregando aún más la ciudad”. Agrega, «la cultura brasileña negra como el funk es usada a veces cuando el gobierno busca legitimidad, pero si calcula cuánto apoyo recibe en forma de financiamiento del gobierno, es muy bajo”.

Teko dice que es tan difícil ganarse la vida con el funk en Río que muchos MCs viajan regularmente a São Paulo para presentarse. Esto significa una pérdida de ingreso en las comunidades locales de Río también, pues los bailes emplean a una cadena entera de personas, que incluye operadores de sonido, puestos de comida, choferes, peluqueros y otros.

En São Paulo, una industria musical más grande puede ofrecer a los artistas funk apoyo como instalaciones de producción para realizar videos musicales de alta calidad. “Es posible desarrollar esos servicios y una movida funk más profesional aquí en Río”, dice Teko, “si trabajamos juntos”. Teko señala a un grupo de organizadores funk que solían competir el uno con el otro, pero ahora trabajan juntos para llevar a cabo bailes especiales en centros comunitarios de la ciudad. En un reciente domingo por la noche, en el lado norte de la vecindad de Bras de Pina, cientos bailaron en un baile que presentó un muro de sonido de 12 pies, bengalas que caían desde el techo y el himno funk de esa área en particular.

Resistência Funk da Antiga show held last month at the Rio de Janeiro Association for the Deaf in Brás de Pina, Rio's North Zone. Credit: Catherine Osborn

Show de Resistência Funk da Antiga que se llevó a cabo el mes pasado en la Asociación de Rio de Janeiro para los Sordos en Brás de Pina, la Zona Norte de Río. Imagen: Catherine Osborn.

“El funk continúa siendo fuerte”, dice MC Carol, quien saltó a la fama haciendo rimas acerca de mandonear a su enamorado y re-escribiendo la historia de Brasil. “Habla acerca de todo, y cualquier cosa de lo que un gran hit habla, termina apareciendo en el periódico. No lo puedes ignorar.” Una canción funk popular del 2015 sobre los bailes en las favelas ha sido re-escrita como una canción de protesta por estudiantes invasores de escuelas secundarias, aquellos que protestan contra los deficientes servicios públicos en Río y aquellos en contra de la destitución de la Presidenta Dilma Rousseff.

Además de la canción de la cuenta regresiva de las Olimpiadas, el funk apareció en la ceremonia de apertura cantada por la artista de Río Ludmilla. Durante los juegos, competencias de passinho, una danza de música funk, están programadas para llevarse a cabo a lo largo de la ciudad.

“Creo que el funk es una de las pocas cosas que puede unir al Brasil en este momento”, dice el bailarín profesional de passinho Rafael Mike, proveniente de las afueras de Río, Nova Iguaçu. Con su grupo, Dream Team do Passinho, Mike ha viajado a Miami y Nueva York para ofrecer espectáculos. Pero, como Carol, señala que los bailes en los que desarrolló su talento ya no existen, “y no debería ser así. Se debería poder hacer bailes en las comunidades”.

El hecho de que el funk haya llegado a las Olimpiadas muestra su importancia, dice Rosana Lopes, “pero si se le diera al funk el espacio que por ley merece, no sólo estimularía a la economía local, sino también a la ciudadanía”.

Según Mano Teko, “el funk continúa siendo un acto de resistencia”.

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