Anita Haidary es una activista afgana de los derechos de la mujer y cofundadora de Jóvenes Mujeres por el Cambio [en] (JMC), una organización no gubernamental que pretende fortalecer y mejorar la vida de las mujeres en Afganistán. Estudia Cinematografía en una universidad norteamericana, mientras continúa abogando por los derechos de las mujeres afganas. Global Voices la ha entrevistado con relación a su activismo y su punto de vista sobre el papel de la mujer en Afganistán tras las elecciones del 2014.
Global Voices: ¿Qué fue lo que te inspiró para comenzar ‘Jóvenes Mujeres por el Cambio'?
Anita Haidary: Cada detalle en mi vida, mi familia, mi religión, las clases que he tomado, y la escuela a la que fui han hecho de mi la persona que ahora soy, con los valores que tengo. La igualdad que me enseñó mi religión y la experiencia de ver esta igualdad practicada en mi familia me hicieron más fuerte y promovieron ciertos valores en mí. Ver la desigualdad y la ofensa en la escuela me dio la fuerza, y he estado resistiendo la injusticia desde octavo grado. No sabía que contra lo que estaba luchando era contra la desigualdad de género. No estaba dispuesta a aceptar algo que creía ser incorrecto. Más tarde se convirtió en una lucha mayor para las mujeres afganas.
GV: ¿Por qué elegiste hacer campaña por los derechos de la mujer?
AH: Mucha gente cree que tienes que ser una víctima para sentir el dolor. Pero yo no estoy haciendo campaña por los derechos de la mujer por haber sido una víctima. Siempre me dijeron que era una persona fuerte, cualificada e inteligente. Los profesores de la escuela nos solían decir que nosotras, mujeres y niñas, éramos vulnerables, por lo que decidí defenderme contra esa opinión. Continué haciéndolo cuando veía el acoso contra la mujer y nuestro limitado papel en la sociedad. Todo ello me ha llevado a trabajar por los derechos de las mujeres y convertirme en la cofundadora de Jóvenes Mujeres por el Cambio.
GV: ¿Es peligroso para ti abogar por los derechos de las mujeres en Afganistán?
AH: Cualquier intento de cambio social y cualquier desafío contra lo convencional es peligroso. Es precisamente por eso por lo que se debe realizar este trabajo. Tiene que empezar en alguna parte. Por otro lado, no estoy de acuerdo con declaraciones como que los activistas deben «estar hechos de acero» y valientes. Somos seres humanos, y está en nuestra naturaleza el tener miedo. Lo importante es que continuemos luchando a pesar de los peligros con los que nos topemos, debo recordarme a mi misma de vez en cuando que como mujer, tengo el derecho a la seguridad. Por ello, mientras que la determinación a continuar la lucha es importante, también lo es ser inteligente para sobrevivir y ser capaz de mantener viva la lucha.
GV: ¿Cómo ayuda JMC a poner fin a la violencia y la discriminación contra las mujeres en Afganistán?
AH: JMC se centra en el trabajo de base. Organizamos varios proyectos de escuela centrados en la prevención del acoso y tratando temas de los derechos de la mujer en general. También organizamos manifestaciones contra los crímenes de honor y el acoso en la calle, además de difundir carteles pidiendo a la gente parar estas prácticas. También escribimos blogs para elevar la conciencia. Además, JMC organiza conferencias abiertas al público para aumentar el conocimiento de la gente sobre los derechos de las mujeres en el Islam y en el derecho internacional.
GV: ¿Cuán cerca crees que JMC está de alcanzar su meta?
AH: Hemos empezado. La meta de JMC es empezar la conversación sobre los derechos de la mujer afgana, encontrar soluciones a los temas más comunes en nuestra sociedad, y utilizar los grupos de presión de la sociedad para poner en marcha esas soluciones. Creo que, por ahora, hemos tenido éxito acercándonos a nuestra meta, especialmente reclutando voluntarios, generando debates productivos, y encontrando soluciones colectivas que respetan la diversidad de la sociedad afgana.
Estamos actualmente trabajando para dar a JMC una estructura formal, lo cual es importante puesto que estamos planeando aumentar y extender nuestra cobertura geográfica en Afganistán. Pronto lanzaremos un reportaje sobre el acoso en la calle. También extenderemos nuestro trabajo con escuelas y cursos privados.
GV: ¿Cuáles son los retos principales a los que JMC se enfrenta?
AH: Somos un movimiento de base que depende de voluntarios más que de empleados. Los voluntarios se enfrentan a muchos retos en Afganistán, lo que hace nuestro trabajo también desafiante. Los temas financieros y problemas sociales como el acoso en las calles se suman a nuestros problemas.
Además, la gente sabe poco acerca de nuestra causa y a menudo se oponen a lo que hacemos en algunas zonas de Afganistán. Hay opiniones firmes en contra de que las mujeres y hombres trabajen juntos en partes de la sociedad afgana. Pero incluimos hombres en el trabajo de JMC porque creemos firmemente que es importante que los hombres sepan sobre los derechos de las mujeres y se unan a nuestra lucha por esos derechos.
GV: ¿Cuál es tu opinión sobre la Ley de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres (EVCM) [en]? (Redactada por la sociedad civil, la ley EVCM fue promulgada por el decreto presidencial en 2009. El Parlamento Afgano se ha negado [en] recientemente a respaldar la ley).
AH: Creo que la ley EVCM es uno de los pasos más importantes que se han tomado hacia la eliminación de la violencia contra las mujeres en Afganistán. La ley va en contra de las múltiples leyes locales que no favorecen a las mujeres.
GV: ¿Por qué crees que el Parlamento Afgano no aprueba la ley EVCM?
AH: Los partidos políticos en el Parlamento tienen sus propias prioridades. Votan en contra de leyes que no cumplen sus metas. Algunos legisladores manifiestan que no aprobarían la ley porque «contradice» las normas islámicas. Pero dichas declaraciones son cuestionables porque la ley ha estado ahí y ha estado parcialmente implementada desde 2009. ¿Por qué no se plantearon las preguntas de la ley «no islámica» cuando se hizo?
GV: ¿Cómo se puede mejorar la ley EVCM?
AH: Creo que la ley debería incluir la perspectiva de las mujeres afganas. El gobierno de Afganistán necesita también ser consciente de las normas internacionales de derechos humanos cuando traten los derechos de las mujeres.
GV: ¿Cómo ves el papel de la mujer después del 2014?
AH: Me preocupa la sostenibilidad [de los logros que se han alcanzado] por el posible deterioro de la seguridad. Pero creo que las mujeres permanecerán activas. La falta de seguridad limitará su activismo. Pero al mismo tiempo, llevará a las mujeres a continuar la lucha por sus derechos. El gobierno debería abrirse aún más a las mujeres, para asegurar una mayor representación para ellas, no solo en los niveles más bajos sino también en posiciones de toma de decisiones importantes.
GV: No hay ninguna mujer candidata en las elecciones presidenciales del 2014. ¿Cuál es tu punto de vista sobre esto?
AH: Creo que es muy triste porque sí tuvimos una mujer candidata durante las elecciones presidenciales anteriores. Creo que sería un paso muy positivo si tuviésemos mujeres en la carrera presidencial. Daría a otras mujeres el coraje de presentarse. Al mismo tiempo, la realidad es que nuestra sociedad está dominada por hombres. La gente cree firmemente que las mujeres son incapaces de sostener cargos gubernamentales de alto nivel. Por ello, no puedo opinar sobre si una mujer podría realmente ganar las elecciones, pero estoy segura que teniendo una mujer candidata a la presidencia daría una imagen positiva a todos en Afganistán y la comunidad internacional.
GV: Como activista de los derechos de la mujer afgana, ¿qué consejo le darías a los jóvenes de Afganistán?
AH: Les aconsejaría no rendirse. Esto es solo el comienzo. Si continuamos luchando, lo conseguiremos. El resto del mundo también tuvo que atravesar tiempos difíciles, y este es nuestro momento para empezar. Necesitamos recordar lo que dividió a nuestra sociedad en el pasado. Necesitamos aceptar y respetar nuestra diversidad, y construir la tolerancia entre hombres y mujeres, así como entre los diferentes grupos lingüísticos, religiosos y étnicos de Afganistán. Somos una sociedad diversa y nadie puede cambiar eso. Ahora depende de nosotros el aceptar esto y aprender a vivir los unos con los otros y trabajar juntos, o podemos seguir el camino que llevamos tiempo tomando y hacer frente a sus tristes consecuencias.
Global Voices también entrevistó a principios de este año a Noorjahan Akbar, otra activista afgana de los derechos de la mujer y cofundadora de Jóvenes Mujeres por el Cambio.