¿Acabarán los islandeses por cambiar su idioma al inglés?

A mini Icelandic language lesson on the back of Icelandair's headrest. Photo by Flickr user jayneandd. CC BY 2.0

Minilección de islandés impresa en el respaldo del asiento de un avión de Icelandair. Foto del usuario jayneandd de Flickr. Licencia Creative Commons Atribuir 2.0 [«Ast» es el nombre que damos al amor en islandés pero el verbo es distinto. Ten cuidado con decir «Þú ást mig» pues significa «tú me comiste». Se debe usar el verbo «elska» en esos casos.]

El siguiente artículo y reportaje radiofónico de Patrick Cox para The World in Words se publicó originalmente en PRI.org el 3 de junio de 2015 y lo republicamos aquí en virtud de un acuerdo para compartir contenidos.

Se conoce a Jón Gnarr más como el cómico que se hizo alcalde de Reykjavik.

También es un gran amante de la lengua islandesa. Y teme por su futuro.

«Pienso que el islandés no va a perdurar,» dice Gnarr. «Seguramente en este siglo vamos a optar por el inglés como lengua. Creo que es inevitable».

No se trata de una idea atípica. Algunos lingüistas creen que existe la posibilidad real de que el islandés salga perdiendo frente al inglés. Entre ellos, Ari Páll Kristinsson, que está a cargo de políticas lingüísticas en el Instituto Árni Magnússon de Estudios del Islandés, la agencia estatal de investigación lingüística para el islandés.

«Ahora el inglés está por todas partes, desde que uno abre los ojos hasta la tumba», dice Kristinsson.

Lo dice literalmente. Los nacimientos son asistidos por aparatos médicos cuyas instrucciones vienen en inglés, así que el personal de los hospitales debe saber leer en inglés. Asimismo, en los funerales, dice Kristinsson, la familia y allegados suelen recordar al ser querido con canciones en inglés.

Para cualquier comunidad lingüística es algo muy serio el presenciar la marginalización de la propia lengua materna. Para los islandeses se trata de algo especialmente preocupante.

He ahí la encuesta elaborada por Zuzana Stankovitsova, eslovaca que lleva viviendo en Reykjavik los últimos años a la par que somete a estudio al idioma islandés. Ella pensaba que los islandeses sentían cosas especialmente intensas en cuanto a su lengua. Para cuantificarlo, pidió a eslovacos e islandeses que hablasen de aquello que los hace ser eslovacos o islandeses.

La mayoría de eslovacos dijo «soy eslovaco porque mis padres son eslovacos», o bien «soy eslovaco porque nací en Eslovaquia».

Los islandeses respondieron de otra manera. Normalmente decían algo parecido a «soy islandés porque hablo islandés».

Tierra, nación y lengua

La mayoría de los adultos islandeses recuerda haber cantado en la escuela una canción llamada «Tierra, nación y lengua». Está basada en un poema de Snorri Hjartarson escrito en 1952, cuando Islandia era un país reciente.

«Tierra, nación y lengua eran la Trinidad — no la Santísima Trinidad pero andaban cerca», dice Kristinsson. Dice que esta idea patriótica se la inculcaron de niño.

«Si perdiésemos la lengua islandesa, adios a la nación islandesa», dice Kristinsson. «Y si no hay nacion islandesa, adiós a la soberanía islandesa».

Islandia recién se independiza totalmente de Dinamarca, su metrópoli colonial, durante la Segunda Guerra Mundial. La «Trinidad» finalmente está donde le corresponde pero, aunque en ese momento no parece evidente, surge algo que pone en peligro a la lengua casi de inmediato. Ese algo son los 40,000 soldados estadounidenses que se despliegan en Islandia durante la guerra. Los militares norteamericanos no se retiran totalmente hasta 2006.

Para entonces, la mayoría de los islandeses habla un inglés fluido además de su idioma materno.

Luego vinieron el proceso de urbanización, los viajes en avión, la televisión por satélite e internet. Todos los países se han visto transformados por esto, pero se puede decir que Islandia más y, por lo tanto, más rápidamente. Atrás quedaron los días de aislamiento que tanto contribuyeron a preservar el idioma.

«Cuando yo era chico, muy poca gente hablaba inglés», dice Gnarr. «Con mi generación, entender inglés se convirtió en una necesidad debido a la televisión y a la música».

Los hijos de Gnarr hablan inglés mucho mejor que él. Tienen amigos por todo el mundo con los que conversan vía redes sociales.

«Pero no hablan el islandés tan bien como yo lo hablo», dice Gnarr. «Es un cambio drástico en muy poco tiempo».

Los puristas de la lengua — y hay muchos en Islandia — creen que lo mejor que se puede hacer para sobrevivir es resistirse a incorporar palabras provenientes del inglés y aferrarse a la gramática arcaica y complicada de la lengua. Después de todo, eso es lo que hace que el idioma islandés sea único (he aquí más información sobre los intentos de actualizar el islandés reciclando palabras antiguas). Si termina por sonar igual que otros idiomas, entonces la gente se sentirá menos inclinada a valorizarlo. Ese sería el razonamiento.

«Creo que la gente, especialmente la gente de mayor edad, es muy escéptica en cuanto al uso del inglés», dice Larissa Kyzer, una estadounidense que vive en Reykjavik y estudia islandés.

Kyzer ha visto el gran esfuerzo orientado a que los islandeses se sientan orgullosos de su idioma. «En el programa de actividades extraescolares donde trabajo, las paredes están cubiertas de afiches donde se dice que ‘El islandés es nuestra lengua materna'», sostiene. «Tuve una profesora que permitía a sus alumnos decir palabras poco recomendables, siempre que fuesen palabras en islandés».

¿A dónde va la lengua islandesa?

Se presentan varias posibilidades en cuanto al futuro del islandés. He aquí dos:

La primera recurre a la veneración que sienten los islandeses por narrar historias, desde las antiguas sagas hasta la extraordinaria cantidad de escritores que hoy existen. Algunos lingüistas opinan que el momento crítico — el momento en que la lengua islandesa abandone el corazón de los islandeses — llegará cuando los poetas y novelistas del país dejen de escribir en islandés. Sverrir Norland sabe algo de eso.

Buscando perfeccionar su forma de escribir, el joven islandés salió de su país para asistir a un curso de escritura creativa en Londres.

«Por razones que son evidentes tuve que escribir en inglés», dice Norland.

Al principio lo sentí falso pero luego liberador, lo que le recordó una cita que se atribuye a Bjork.

«Ella dijo algo como: ‘cuando empecé a cantar en inglés por primera vez, me parecía estar mintiendo'», dice Norland. «En cierto modo es algo terrible y en cierto modo es liberador al mismo tiempo. Puedes ser quien tú quieras».

Inclusive puedes fingir no ser islandés.

Norland no llegó a tanto. De hecho, actualmente escribe de nuevo en islandés. Pero, ¿volverá a escribir narrativa en inglés? No es impensable, sostiene.

De modo que esa es la primera posibilidad: que algunos escritores se cambien al inglés, enviando así un potente mensaje a sus lectores islandeses.

He aquí una segunda posibilidad más prometedora: la immigración puede suponer un impulso para el islandés.

En Fluðir, un pueblecito al que se llega desde Reykjavik cruzando las montañas, Azeb Kahssay es copropietaria de Minilik, un restaurante etíope. Su idioma materno es el amárico. Lleva siete años viviendo en Islandia y afirma haber aprendido el islandés muy rápido.

Los islandeses tienen en alta consideración a inmigrantes como Kahssay que llegan a dominar completamente el islandés. Pero al mismo tiempo, los tradicionalistas temen que hablantes que no son nativos puedan alterar la lengua. Otros creen que los inmigrantes podrían ser sus salvadores. «Estoy impaciente por ver el día en que los inmigrantes empiecen a escribir literatura en su versión propia del islandés, creando palabras nuevas», dice la novelista Auður Ava Ólafsdóttir. «Es así como debe ser la lengua: creativa, inventiva, viva, como el idioma de nuestras sagas», dice Ólafsdóttir, que habla varios idiomas con fluidez pero afirma que solo escribiría en su lengua materna. «Creo que el mundo necesita historias contadas en islandés», y eso es lo que hace Ólafsdóttir. Dos de sus novelas se han traducido al inglés. Una de ellas, «Butterflies in November«, [Mariposas en noviembre] es una historia tragícómica y nada sentimental que parodia el género heroico. Se siente la influencia de las sagas.

Sverrir Norland, el autor que escribía en inglés pero vuelve ahora a escribir en islandés, cree que la identidad islandesa va unida a leer y escribir la lengua.

«Si narro la historia en islandés, pienso en lectores islandeses y supongo que comparten experiencia y conocimientos similares sobre aquello que les cuento», dice Norland. «Pero si escribo en inglés sobre islandeses, tendría que explicar muhcas cosas de todo tipo y el resultado será muy distinto».

El podcast The World in Words se encuentra en Facebook y en iTunes.

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