Este artículo y reportaje de radio de Joyce Hackel y Julia Barton para The World apareció originalmente en PRI.org el 22 de octubre de 2015, y se reproduce acá como parte de un acuerdo para compartir contenido.
La palabra «difret» tiene muchos matices de significado en amárico, idioma hablado en Etiopía: puede significar «atreverse» y «tener coraje», pero también «ser violado».
Como su título, la película «Difret» representa muchas cosas: es un trabajo de ficción basado en una historia verdadera de coraje y cambio; es uno de los pocos largometrajes de Etiopía grabado en película de 35mm; y tiene gran reconocimiento debido a la productora ejecutiva, Angelina Jolie Pitt. Pero sobre todo, la película cuenta la historia de una práctica tradicional a través de la experiencia de una muchacha asustada atrapada en un torbellino que estaba más allá de su control.
«Difret» se basa en la historia de Aberash Bekele —llamada Hirut en la película— una muchacha que fue secuestrada por hombres a lomo de caballo afuera de su aldea rural etíope. Fue en el día que pasó a quinto grado en su colegio. Su captor —que no obtuvo el permiso del padre de la muchacha para casarse con ella— insiste que ahora tiene el derecho de casarse con ella según una tradición conocida como telefa. Pero ella se resiste, y accidentalmente lo mata. Enfrenta una sentencia a muerte hasta que la abogada Meaza Ashenafi interviene para luchar por ella. El drama de la sala de audiencias captó la atención del país en 1996, cuando ocurrió.
«La gente empezó a hablar de secuestro por todas partes de nuevo», recuerda ahora Meaza Ashenafi. «Era un hecho, sobre todo en el sur del país, que las mujeres han sido secuestradas durante años. No había discusión al respecto. Pero este caso inició una discusión y diálogo en torno a esta práctica tradicional».
Ashenafi había fundado la Asociación de Mujeres Abogadas dos años antes para luchar por los derechos de las mujeres, según la entonces nueva Constitución de Etiopía.
«Difret» se exhibió ante audiencias que agotaron las entradas en Adis Abeba durante seis semanas. Cuando los cineastas buscaron llevarla al extranjero, se la enviaron a Jolie, conocida defensora de los derechos de las mujeres en África.
«Una película en idioma extranjero de África tiene el camino difícil en términos de obtener audiencia», admite la cineasta Mehret Mandefro. «Así que tener su apoyo realmente nos ayudó… a llegar a personas que jamás creí que íbamos a llegar».
A pesar del apoyo de una figura importante y del éxito de «Difret», Ashenafi y Mandrefo dicen que su trabajo no está terminado: estiman que al menos 20 por ciento de los matrimonios en el sur de Etiopía se logran a través de la telefa.
«Esto tiene que parar», dice Ashenafi. «Esto no se debe tolerar de ninguna manera».
En cuanto al argumento de la película en sí, Mandrefo dice que ha tenido una vida difícil —después del caso, no le permitieron regresar a su aldea o a su familia. Asistió a un internado, y luego decidió cambiar su nombre y salir de Etiopía. Pero ha regresado recientemente y está trabajando en el problema de la telefa, con la esperanza de evitar que las niñas enfrenten una dura experiencia como la que ella tuvo que pasar.