Estigma social es el mayor obstáculo para derechos humanos en Nigeria, según activistas de derechos de personas con discapacidad

En abril de 2014, la médica nigeriana Mariam Florencia Ogo examina a una niña de 12 años afectada por la poliomielitis, durante una visita de supervisión de apoyo en un asentamiento móvil carente de servicios adecuados en Manjekin (Adamawa, Nigeria). Programa contra la transmisión de la poliomielitis. Fotografía de Mariam Florencia Ogo. Reproducida con autorización a través de Flickr: CC BY 2.0.

Irene Patrick-Ogbogu tiene 43 años y comenzó a utilizar una silla de ruedas hace siete años. Desde ese momento, ha sufrido una disminución en su capacidad de ejercer libremente su voluntad.

“No puedo salir como antes, en los espacios públicos no puedo hacer casi nada y la gente solo te mira con lástima”, expresó Patrick-Ogbogu, durante una entrevista telefónica el 10 de agosto.

Actualmente, en Nigeria, a menudo se menosprecia a las personas con alguna discapacidad. A pesar de que la ley aprobada en 2018 ofrece nuevas esperanzas de avanzar en la inclusión social de los nigerianos con discapacidad, aún deben enfrentar una gran cantidad de obstáculos y malos tratos, incluido el abuso verbal y sexual, la discriminación laboral y el acceso limitado a los espacios y el transporte públicos.

Patrick-Ogbogu es la fundadora y directora del Centro de Defensa de los Derechos de las Personas con Discapacidad (DRAC, por su nombre en inglés), organización que trabaja para modificar la forma en que se aborda la cuestión de la discapacidad en Nigeria. También es una de los 27 millones, aproximadamente, de nigerianos con una discapacidad física. Sentir de primera mano la discriminación contra las personas con discapacidad desató su deseo de cambio.

Según Ekaete Umoh, activista de derechos humanos, el estigma social es el hueso más duro de roer, pues la percepción determina la acción.

La discriminación también amenaza los derechos de las personas con discapacidad, ya que afecta el acceso a la salud, la inclusión financiera y la educación. Para afrontar este problema, Blessing Ocheido, activista de los derechos de las personas con discapacidad, creó la campaña #RampUpNigeria (instalemos rampas en Nigeria) en las redes sociales para dar cuenta de la casi inexistencia de infraestructura accesible para sillas de ruedas en el país.

Hola Guaranty Trust Bank: Esta mañana estuve en la sucursal de Kuto en Abeokuta, en el estado de Ogun, y me atendieron fuera del banco porque el edificio no tiene rampa y la puerta tipo esclusa de seguridad tampoco es accesible. Es lamentable.

En otros países, los cajeros automáticos tienen una entrada para auriculares y braille, de modo que las personas con deficiencias visuales puedan acceder a su dinero sin asistencia. Sin embargo, en Nigeria son pocos los cajeros que cuentan con estas prestaciones y, además, son inaccesibles para usuarios en silla de ruedas debido a su altura. Restaurantes, hospitales y otros espacios públicos son casi completamente inaccesibles para personas con otras necesidades, aunque ocasionalmente es posible encontrar una iglesia con intérprete de lengua de señas.

El hecho de que sea tan difícil acceder a lugares tan necesarios como estos obstruye la posibilidad de ser independiente. Son estos obstáculos estructurales y no la discapacidad, advierte Umoh, los que convierten la discapacidad en un impedimento al tiempo que acentúan el estigma.

Muchas personas consideran la discapacidad como una cuestión de caridad, más que de derechos humanos. — Ekaete Umoh

Umoh, al igual que Patrick-Ogbogu, contrajo la poliomielitis (polio) en la década de 1980, cuando el virus afectó a cientos de niños en todo el mundo. Aunque Umoh no utiliza una silla de ruedas, la enfermedad le afectó los músculos de una pierna, que provoca que sea visiblemente más pequeña que la otra.

Discriminación por discapacidad en las familias

Umoh cuenta que su lucha por los derechos de las personas con discapacidad comenzó con intervenciones familiares. “Iba a la casa de mis familiares y les decía: ‘mírenme, ¿ven algo malo?’ Y los ayudaba a comprender la discapacidad”. La importancia atribuida a las familias se intensificó a partir de sus experiencias en la universidad, donde se encontraba confinada a un único sector reservado para estudiantes con discapacidades, físicas o de otro tipo, y descubrió que las familias son parte del problema.

Las familias intensificaron la baja autoestima [de los niños] desarrollada por vivir en esta sociedad. Se escuchan historias de familias que esconden a las personas [con discapacidad], de [algunas] que abusan de los niños. — Ekaete Umoh

Un docente de niños sordos en Lagos, que solicitó no ser identificado por el al carácter delicado de trabajar con las familias, comentó que cuando los niños sordos nacen en familias nigerianas promedio, los afortunados terminan al cuidado de las instituciones, porque los padres no están seguros de cómo cuidarlos; incluso algunos son adoptados por los maestros. Quienes viven con sus familias son marginados y nunca aprenden a comunicarse adecuadamente, lo que afecta su desarrollo y limita sus opciones de vida.

Los prejuicios familiares y sociales afectan a las personas con cualquier discapacidad, pero el género también es un factor. Las investigaciones sugieren que las mujeres con discapacidad son diez veces más propensas a sufrir violencia doméstica, abusos y agresiones sexuales. Los activistas de los derechos de la mujer tampoco contemplan a las mujeres con discapacidad, afirma Umoh. Por esta razón, Umoh y Patrick-Ogbogu se preocupan especialmente por los derechos de las mujeres con discapacidad.

De todos los estigmas, las creencias religiosas y culturales deben ser las más inquietantes. La CNN informa que en Nigeria la discapacidad suele considerarse como una consecuencia sobrenatural del mal o de brujerías y, como resultado, las personas con discapacidad son a menudo objeto de ostracismo o exiliadas.

Primeros pasos para acceder a los derechos humanos y los derechos previstos en la ley

Todos los activistas de los derechos de las personas con discapacidad coinciden en que sus esfuerzos generarían mejores resultados con la ley de su lado.

El 23 de enero de 2019, el presidente nigeriano Muhammadu Buhari promulgó la Ley de Prohibición de la Discriminación contra las Personas con Discapacidad (2018), casi 20 años después de que el proyecto de ley se presentara por primera vez.

La ley confiere a la comisión la responsabilidad de garantizar “el derecho a la educación y la atención sanitaria y los derechos sociales, económicos y civiles de las personas con discapacidad”. En virtud de la nueva ley, quien discrimine a personas con discapacidad en Nigeria corre el riesgo de ser condenado a pagar una multa de “100 000 nairas nigerianas [276 USD], a seis meses de prisión, o ambas cosas”.

Umoh explicó que este es un triunfo para las personas con discapacidad y para todo el país, ya que se crearán más empleos y oportunidades de negocio. Un ejemplo es la fabricación de prótesis para ayudar a los amputados a funcionar cómodamente en la sociedad.

Umoh dirige la Iniciativa para Personas con Discapacidad centrada en la Familia, organización sin fines de lucro con 19 años de trayectoria, que se centra en educar a las familias sobre discapacidad y en promover cambios en las políticas, y los derechos de niñas con discapacidad. Cree que la ley sobre discapacidad fue dejada a un lado durante tantos años por la desafortunada mezcla de un sistema judicial disfuncional y el estigma social. Ogbodo-Patrick coincide: “Una vez que [la ley] llegó a la oficina del presidente, su excusa fue que no había presupuesto para cumplir con las demandas de la ley”.

Human Rights Watch (HRW) señaló que debido a la ausencia de leyes contra la discriminación durante todos estos años, las personas con discapacidad no fueron consideradas por los empleadores. Ahora, los empleadores que rechacen a personas basándose en la discapacidad se enfrentan a una multa de 250 000 nairas nigerianas (690 USD).

Patrick-Ogbogu confía en que las nuevas leyes mejorarán la situación de las personas con discapacidad. Ha estado trabajando con el Gobierno para generar oportunidades para las personas con discapacidad desde que se fundó el DRAC en 2011 y, en ese tiempo, ha observado cambios en las percepciones. Idris Agboluaje, integrante del DRAC, afirma que también ha notado cambios en las actitudes de los docentes y los policías hacia las personas con discapacidad, lo que facilita el ejercicio de sus derechos.

Nueva esperanza de lograr la inclusión de la discapacidad

Umoh expresa que el objetivo es normalizar la discapacidad, lo que incidirá en el problema del aislamiento y la segregación que experimentan las personas con discapacidad. “¿Cómo van a entender los niños a sus compañeros si no pueden interactuar [con ellos]?”, se pregunta.

Umoh cree que el Ministerio de Educación debe involucrarse: “Los derechos [democráticos] para las personas con discapacidad deberían incluirse en los programas de estudios sociales”. El docente de niños sordos está de acuerdo y manifiesta que el lenguaje de señas debería ser una opción de idioma en las escuelas nigerianas, junto con los idiomas extranjeros como el francés.

Patrick-Ogbogu pone especial énfasis en la necesidad de representación pública como el senado, mientras que Umoh aboga por la necesidad de colaboración entre las personas con discapacidad y sus aliados. Considera que con más organizaciones públicas y privadas que promuevan los derechos de las personas con discapacidad, pueden dejar de lado los obstáculos internos y externos que bloquean las oportunidades e imponen techos.

Patrick-Ogbogu subraya que la ley sobre discapacidad es, principalmente, una cuestión de visibilidad. “Esta es una oportunidad para que las personas con discapacidad puedan verse como lo que son: personas con el derecho y la capacidad para ejercer sus derechos humanos”.

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