En República Checa, controversia por monumento católico recién reconstruido termina en llamas

Vista de la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga con la recién reconstruida columna. Foto de Filip Noubel, usada con autorización.

La Plaza de la Ciudad_Vieja de Praga es uno de los lugares más icónicos de República Checa, que encarna el corazón del bien preservado centro histórico de la ciudad, con monumentos y edificaciones que tienen varios siglos. Pero para los checos, la plaza es sobre todo un lugar para su historia, donde ocurrieron varios acontecimientos políticos y religiosos claves.

Ahora, con el sorprendente retorno de la Columna de las Marianas —columna religiosa erigida en 1650, destruida en 1918— ha seguido la controversia. ¿Por qué es tan controvertido el regreso de la Columna de las Marianas a la Ciudad Vieja de Praga que hay quienes intentarían prenderle fuego?

Cuando la Primera Guerra Mundial terminó y se formó el nuevo estado de Checoslovaquia, sus líderes estaban dispuestos a eliminar tantas señales como fuera posible de sus antiguos amos coloniales del Imperio Austro-Húngaro, incluidos destacados símbolos católicos, como la Columna de las Marianas, que retrata a la Virgen María, erigida para celebrar la victoria contra la invasión sueca.

Sin embargo, desde fines de la década de 1990, casi diez años después de la caída del comunismo en 1989, varios grupos firmaron peticiones para exigir la resturación de la Columna de las Marianas. La municipalidad de la ciudad de Praga se negó con frecuencia a considerar su reconstrucción.

Por lo tanto, el 20 de enero fue una sorpresa cuando la ciudad anunció la restauración de la Columna de las Marianas a su lugar original, luego de una elección a su favor de la municipalidad de la ciudad de Praga, en la que obtuvo mayoría una alianza política de diferentes partido en favor del retorno del monumento.

Grabado en madera de la ejecución de 27 líderes checos en 1621, de Eduard Herold, de Wikipedia (dominio público).

«Guerra husita» de Praga más reciente

Para entender la controversia, hay que regresar al siglo XVII, cuando el Sacro Imperio Romano luchó en una larga guerra religiosa y terminó aplastando el movimiento reformista encabezado por los husitas checos, cristianos preprotestantes, que seguían las enseñanzas del teólogo y filósodo checo Jan Hus,en la Batalla de la Montaá Blanca en 1620.

Como resultado, 27 líderes de la insurgencia fueron ejecutados en la Plaza de la Ciudad Vieja el 21 de junio de 1621, para enviar un mensaje final de que no se toleraría oposición a un gobierno católico.

Desde ese episodio, la conciencia histórica checa ha estado marcada por una poderosa narrativa que se opone, de un lado, a las fuerzas de ocupación extranjera asociadas con el alemán y la Iglesia católica, y de otro lado, a los idealizados husitas, que tenían el rol de patriotas checos que luchaban por independencia cultural, lingüística y religiosa.

Y aunque hoy, República Checa está entre los países menos religiosos en Europa, las referencias simbólicas han conservado su poder. Muchos lugares públicos, como calles, plazas, estaciones de metro en todo el país han recibido nombres de heroes husitas.

A este respecto, la Plaza de la Ciudad Vieja ha sido y sigue siendo un terreno muy disputado para representaciones opuestas de símbolos religiosos.

En 1650, la Columna de las Marianas se erigió en medio de la Plaza de la Ciudad Vieja para conmemorar la victoria contra una invasión sueca de la ciudad. En 1915, un monumento a Jan Hus, a quien la Iglesia católica prometió protección pero que terminó quemado en la hoguera en 1415, se construyó en la misma plaza a unos 300 metros de la columna, con ocasión de los 500 años de su muerte. En ese tiempo, Praga era parte del Imperio Austro-Húngaro de los Habsburgo que resistió enérgicamente a la emancipación de sus muchas naciones, incluuidos los checos.

Luego, con el fin de la Primera Guerra Mundial, el imperio cayó y en octubre de 1918 surgió un nuevo estado llamado Checoslovaquia, que estaba dispuesto a eliminar tantas señales de su antiguo gobernante colonial como fuera posible. Esto incluyó a la Columna de las Marianas, a la que una turba furiosa liderada por el escritor izquierdista Franta Sauer. derribó y destruyó el 3 de noviembre de 1918. El nuevo presidente de Checoslovaquia, Tomáš Masaryk, que dejó la Iglesia católica y se volvió protestante, apoyaba la narrativa husita.

La saga continúa en llamas

El 4 de junio, se inauguró una gran parte de la columna, de 15 metros de altura. La columna quedará completada a mediados de agostos. Este video muestra el proceso de construcción y transporte de la impresionante columna:

El 21 de junio, apenas 17 días después de la inauguración de la columna, un grupo de hombres intentó incendiar la columna, como se ve en este video publicado en Twitter:

Gracias a la Policía de Praga por su rápida intervención en el intento de hoy de incendiar la Columna de las Marianas.

«Todos pueden tener una opinión sobre la renovada Columna de las Marianas, pero las manifestaciones primitivas de vandalismo no se tolerarán en ningún caso», dice el alcalde Petr Hejma.

Hasta fines de junio, ningún grupo se había atribuido responsabilidad por el incendio y la Polcía no ha ofrecido explicación alguna sobre la identidad de los incendiarios, pero sus acciones volvieron a generar un debate sobre la columna y la percepción en general de la historia e identidad checas.

En general, quienes se oponen a la columna dicen que la ven como una señal de intolerancia e intrusión extranjera.

En un giro más humorístico, un grupo de activistas creó un grupo de Facebook llamado Klub za znovustržení Mariánského Sloupu (Club para la redemolición de la Columna de las Marianas), con más de mil miembros, que publica memes y textos que piden la demolición del monumento.

En una columna de opinión titulada Mistr Jan a Marie (Maestros Jan y Marie) publicado el 6 de junio, Marek Švehla, subeditor del influyente semanario Respekt, escribió:

Ještě nedávno jsme si mysleli, že křivdy vzal čas, ale asi nevzal. Potomci jako by si je šetřili, a když to šlo, vytáhli je ven. Sloup je zpět a na náměstí se vlastně vrací dojem tolerance: Jan Hus a o kus dál sloup. Mistr Jan tohle nové partnerství jistě unese, jeho stoupenci by mohli taky.

No hace mucho tiempo, pensamos que el tiempo había ayudado a superar los agravios, pero parece que no ha sido así. Los descendientes los mantuvieron ocutos y cuando fue posible, salieron con ellos. La columna está de vuelta y una sensación de tolerancia regresa a la plaza. Jan Hus y a unos pocos metros está la columna. El maestro ciertamente puede asumir su nueva sociedad, y sus partidarios también deberían asumirlo también.

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