Debacle del algodón en Sinkiang desata feroz patriotismo y apoyo a política étnica

«Boicot al algodón de Sinkiang».
Ilustración que describe el boicot al algodón de Sinkiang del caricaturista político Badiucao, utilizada con autorizacion.

En los últimos años, China ha sido testigo de olas de patriotismo que se han extendido a la economía. Hoy, varias marcas extranjeras son blanco de una feroz campaña de boicot por su decisión de suspender el uso de algodón de Sinkiang en sus productos, ya que las pruebas de las organizaciones de derechos humanos y los medios han demostrado el uso de trabajo forzado uigur en la cadena de producción.

En respuesta, Pekín ha movilizado a sus patriotas en línea para apoyar el uso del algodón producido en esta provincia occidental de China, patria de los uigures. Es más, las autoridades chinas siguen calificando de falsas las denuncias de trabajos forzados y otras violaciones de los derechos humanos.

Desde que el presidente Xi Jinping estableció la lucha ideológica como la clave para mantener el sistema de partido único en 2014, no es raro ver a patriotas chinos en línea pidiendo boicotear a las celebridades y marcas extranjeras cuando las perciben como una amenaza que socava la imagen positiva de China.

He aquí algunos ejemplos: en 2018, un video publicado por la marca italiana de moda D&G que mostraba a una modelo china que comía pizza con palillos chinos fue percibido como racista y provocó una reacción muy violenta en China. En 2016, el gigante de la cosmética Lancôme canceló el concierto de la activista-cantante de Hong Kong Denis Ho, tras un llamado al boicot en línea. En 2019, marcas de lujo como Versace, Coach y Givenchy se vieron obligadas a disculparse por diseños de productos que representaban a Hong Kong, Macao y Taiwán como regiones separadas de la República Popular China.

La mayoría de los boicots anteriores estaban motivados por un sentir populista en torno a la noción de «orgullo nacional» chino, que a menudo se construye a través de una imagen supuesta de Occidente como enemigo, y se acompaña de expresiones como «herir a los sentimientos del pueblo chino».

Sin embargo, el último boicot es diferente de los otros tumultos en línea ya que ha colocado la política represiva de China en Sinkiang, considerada tabú político para la opinión pública, en el centro de la actuación patriótica china. Como señaló en Twitter Cate Cadell, la corresponsal de Reuter:

«Algodón de Sinkiang es mi amor»: Patriotas se muestra de la Semana de la Moda de China.
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Durante la Semana de la Moda de China, se escuchó un apoyo febril al algodón de Sinkiang, y repitieron una frase clave de la reciente propaganda: «Si no amas a la política étnica de China, no amas a China».

El boicot en línea a las marcas occidentales que se niegan a utilizar el algodón de Sinkiang la inició la Liga de la Juventud Comunista de China el 24 de marzo, cuando acusó a la declaración de la marca de moda europea H&M publicada en septiembre 2020 de difundir información falsa sobre el trabajo forzado en Sinkiang.

La declaración de H&M estaba en consonancia con la suspensión de la licencia que concedió al algodón de Sinkiang la Iniciativa Mejor Algodón (Better Cotton Initiative, en lo sucesivo BCI) en marzo de 2020. Este grupo sin ánimo de lucro, que promueve las normas ambientales y laborales en el cultivo del algodón, cuenta con más de 2000 miembros de la industria minorista y manufacturera de 27 países. Su decisión se basa en el «reconocimiento de que el entorno operativo impide que se ejecuten garantías y licencias creíbles».

El boicot chino se extendió finalmente de H&M a otros miembros de la BCI como Nike, Adidas, GAP, Hugo Boss, Uniqlo entre otros.

El momento de la tormenta ha dejado preocupados a los observadores de China, tal como destacó Ola Wong, surgió justo después de que la Unión Europea, Estados Unidos, Reino Unido y Canadá impusieron sanciones coordinadas contra una lista de funcionarios de Sinkiang considerados responsables de la detención masiva y la grave violación de derechos humanos de los uigures en en la región:

Nike, H&M se enfrentan a la rabia de China por su «preocupación» por el algodón de Sinkiang.
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El momento de esta repentina reacción «popular», liderada por celebridades que han aceptado felices el dinero de H&M a cambio de su apoyo, se debe a una ola de sanciones impuestas por Reino Unido, Estados Unidos y Europa. Nike y H&M enfrentan la rabia de China por sus «preocupaciones» por el algodón de Sinkiang.

La tensión creciente en torno a la política de China en Sinkiang puede ahora poner en peligro el acuerdo de inversión firmado en diciembre entre la Comisión Europea y China, un documento que sigue esperando la aprobación final de Bruselas. Mientras tanto, en diciembre de 2020 el Parlamento Europeo aprobó una resolución en la que expresaba preocupación por el trabajo forzado en Sinkiang, y otra resolución en la que criticaba el acuerdo de inversión sino-europeo por renunciar al valor de los derechos humanos en enero de este año.

Claramente, cuando empezó la campaña de boicot contra las marcas extranjeras, Hu Xijin, editor jefe del Global Times, medio afiliado al Partido Comunista Chino, declaró:

Ronda de sanciones amenaza el acuerdo de inversión entre Europa y China. La escalada diplomática entre Bruselas y Pekín agudiza la incertidumbre sobre el tratado.
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Algunos miembros del Parlamento Europeo querían hacer que China pusiera fin a las sanciones como condición previa para avanzar en el acuerdo de inversión sino-europeo. Rídiculo. El Acuerdo Integral de Inversión entre China y Europa es un acuerdo mutuamente beneficioso, no es un regalo que Europa concede a China. La estabilidad de Sinkiang es mucho más importante que ese acuerdo.

Dado que la «estabilidad de Sinkiang es mucho más importante que ese acuerdo», Pekín tomó aparentemente medidas para contraatacar con su estilo de diplomacia altamente asertiva de guerrero. El 26 de marzo, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Hua Chunying, mostró una imagen de 1968 de presos trabajando en un campo de algodón de Texas, y dijo que era una prueba de la esclavitud de los negros en Estados Unidos.

Como resultado de la narrativa orquestada por Pekín, diversas celebridades populares han terminado su contrato con marcas extranjeras, y también han estado usando como armas las plataformas de comercio electrónico: la mayoría de las plataformas chinas de compras en línea han retirado algunas marcas occidentales, y las tiendas H&M han desaparecido de los mapas en línea.

En general, el mensaje es muy claro, tal como describe el periodista Chen Weihua del China Daily en Twitter:

Ian Bremmer: Frente a los boicots, H&M y Nike aprenden el nuevo precio de hacer negocios en China.
Los Juegos Olímpicos de Invierno cuentan con la presencia de los países más dispuestos a denunciar las violaciones de los derechos humanos.
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Redacción incorrecta. Debería decir: H&M y Nike deberían aprender la lección de intentar inmiscuirse en la política china y faltar al respeto a los consumidores chinos.

También los medios se están activando en la campaña contra las marcas occidentales en CGTN (Red de Televisión Global de China), financiada por el Estado, que califica de mentira las denuncias de violación de los derechos humanos en Sinkiang. Recientemente, respaldó su argumento con una investigación realizada por un reportero independiente francés, cuya identidad sigue sin estar clara, y con comentarios procedentes de un videobloguero británico que vive en China.

Además el canal de televisión publicó un documental sobre el terrorismo en Sinkiang, en el que se acusaba a varios exfuncionarios y educadores de ser agentes «de doble cara» que incitaban al extremismo religioso y a los pensamientos separatistas a través de los libros de texto.

Las redes sociales chinas repiten esas narrativas oficiales y las amplían. Varios videos que mostraban a uigures felices han inundado las plataformas de redes sociales chinas, como Douyin y Weibo. Este es un video viral publicado en Twitter:

¡Hola a todos! Somos hermanas uigures de Sinkiang. ¡Bienvenidos a Sinkiang!

Regina Ip Lau Suk Yee, política a favor de Pekín que vive en Hong Kong, califica de mentiras las acusaciones de genocidio y trabajos forzados, y publica fotos de actrices guapas de Sinkiang como prueba contra las denuncias de abusos físicos:

Miren a esas pobres mujeres uigures y de otras minorías de Sinkiang, tan maltratadas por el Partido Comunista Chino, ¡tan flacas, sin nada que comer y sin nada que ponerse!

Para las marcas extranjeras que confían en el mercado de consumo chino, este estallido de patriotismo en línea es una dura llamada de atención: ¿cuál es la elección adecuada entre intereses comerciales y valores morales?

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