Revelaciones del pasado de mi abuelo: «Palestina 1936″ – Reseña literaria y odisea personal de la revuelta árabe

Disturbios en Palestina, 1936. Tropas británicas desfilan por la calle Jerusalén, tomada dentro de de la puerta de Jaffa/medio: Colección de fotografías de G. Eric y Edith Matson. De la Colección de Matson – Catálogo de la Biblioteca del Congreso. URL original. 18167, dominio público. Wikimedia Commons. Uso legítimo.

La actual guerra entre Palestina e Israel ha sido una gran fuente de tensión durante décadas. Para quienes no estamos directamente involucrados, se puede sentir distante y alejado de nuestra vida diaria. Sin embargo, esto cambió para mí cuando descubrí que mi abuelo, David, pasó sus años de adolescencia en Tierra Santa en la década de 1930. Esta revelación me inspiró a entrar en la historia, política y gente de la región en este periodo crítico.

Portada de «Palestina 1936″

El libro de Oren Kessler, «Palestina 1936: La gran revuelta y las raíces de conflicto en el Medio Oriente«, ofrece valiosas perspectivas de las tragedias e historias humanas en la revuelta árabe en Palestina entre 1936 y 1939. Como uno de los primeros libros de interés general en este periodo crítico, sirve como un recordatorio oportuno del inmenso sufrimiento de ambos lados.

La «revuelta árabe» fue una significativa lucha armada entre árabes palestinos y las autoridades británicas, generadas por tensiones entre líderes árabes e inmigrantes judíos que se asentaron en la región. El trabajo de Kessler destaca la importancia de la comprensión y la empatía como componentes esenciales en buscar una resolución pacífica de la disputa en curso.

Me encontré con la revuelta árabe de 1936-1939 en Palestina cuando la hermanastra de mi padre descubrió una caja vieja con pertenencias de mi abuelo. Fue como la escena de una película. La caja contenía una jambia, daga usada comúnmente en todo el mundo árabe, una edición de 1934 de Siete pilares de la sabiduría de T.E. Lawrence, postales de Palestina bajo control británico que se enviaron control Escocia, y un álbum de fotos en blanco y negro con cuidadosas anotaciones. El álbum tenía fotos tomadas por mi abuelo, entonces de 17-19 años, por toda Tierra Santa: la ciudad antigua de Jerusalén, Belén, Nablus y Galilea.

David Sheldrick en foto antigua de la década de 1930 cuando estaba en el ejército británico en Palestina. La foto  forma parte de la colección del abuelo del autor. Usada con autorización.

Al entrar en el pasado de mi abuelo, supe que se unió a la Guardia Negra en busca de oportunidades económicas, y en 1937 lo enviaron a Mandato británico de Palestina para calmar los disturbios sociales. Los disturbios se desencadenaron en 1936 por el llamado del Comité Superior Árabe a una huelga general y desobediencia civil, encabezado por el entonces mufti de Jerusalén, Haj Amin al-Husseini, en respuestas a políticas británicas consideradas prosionistas.

Encontrar libros sobre la “insurgencia olvidada”, como la llama Kessler en la página 3, fue difícil. La mayoría de las publicaciones se centran en el conflicto posterior en 1948 cuando los británicos se retiraron, lo que llevó al desplazamiento de cerca de 700 000 palestinos, que representan cerca del 85 % de la población palestina en los territorios que se convirtió en el Estado de Israel.

Mi abuelo casi nunca contó sus experiencias de primera mano a su familia o a ninguna otra persona. Esto era común entre los soldados británicos de la época de la Segunda Guerra Mundial por una cultura de silencio, un estigma contra tocar luchas emocionales, y una sensación de distanciamiento e incomprensión de sus familias.

Así, «Palestina 1936″ demuestra ser una recurso valioso y accesible que ofrece un relato asimilable de los hechos, motivaciones, identidades y orígenes de los actores críticos. Es una lectura que cautiva independientemente del conocimiento de los orígenes, y ofrece información de cómo el control de la región de los británicos y sus decisiones llevaron a tensiones en la década de 1930.

Fotos de la colección del abuelo del autor que muestran el tiempo en que sirvió en el Ejército británico en la década de 1930. Usada con autorización.

Años volátiles en Palestina: acciones británicas, inmigración judía y reasentamiento árabe

La Declaración Balfour de 1917 expresó el apoyo británico por un “hogar nacional para el pueblo judío” en Palestina, y también estipuló que «no debe hacerse nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina». Simultáneamente, los británicos tenían intereses estratégicos y económicos en la región más allá de su compromiso con el sionismo.

Ejército británico en Palestina en la década de 1930. Foto de la colección del abuelo del autor. Usada con autorización.

Durante la Primera Guerra Mundial, los británicos prometieron apoyar el nacionalismo árabe y la independencia a cambio del apoyo árabe. Sin embargo, Kessler señala que estas garantías no fueron la única causa de las hostilidades, y las aspiraciones de ambos bandos podrían haber sido complementarias en circunstancias diferentes (p. 41).

En respuesta a la persecución de los judíos en Europa y al cierre de muchos países a los emigrantes judíos, incluido Estados Unidos, la emigración judía a la región aumentó drásticamente en las décadas de 1920 y 1930. Por ejemplo, entre 1925 y 1930, el número de llegadas de judíos igualó al de las dos décadas anteriores juntas (p. 23).

Las tensiones entre judíos y árabes en Palestina se intensificaron debido a diversos factores, como el aumento de la inmigración judía, la propiedad histórica de la tierra y la competencia económica, las aspiraciones políticas y las diferencias culturales. La población árabe local tenía cada vez más la sensación de que sus tierras, recursos y medios de vida estaban amenazados.

Disturbios en Palestina, 1936. Soldados británicos bajan del S.S. Dorsetshire [Haifa] Abstract/medio: Colección de fotografías de G. Eric y Edith Matson. Colección Matson – Catálogo de la Biblioteca del Congreso. Dominio público. Wikimedia Commons. Uso legítimo.

A pesar de los esfuerzos británicos para mediar en las tensiones a través de comisiones e investigaciones, su inefectividad e incompetencia llevaron al final a un aumento de las tensiones entre judíos y árabes en Palestina. Esto creó una «bomba de tiempo» que, en palabras de Kessler, iba a estallar a fines de la década de 1930 (p. 125), lo que resultó en un ciclo de represalias, violencia y víctimas en ambos lados.

Durante la revuelta árabe de 1936-1939 en Palestina, se enviaron tropas adicionales a la región (mi abuelo David estuvo en esas tropas). Aplicaron duras medidas de contrainsurgencia (p. 157). Sin embargo, la decisión británica de restringir la inmigración judía a través de la política de «libro blanco» de 1939 agregó tensión a la ya volátil situación. Esta política no logró abordar las preocupaciones de judíos y árabes, lo que cerró la posibilidad de una patria judía en Palestina para los sionistas, lo que enfureció a la población árabe que lo vio como favoritismo británico hacia la comunidad judía, a su costa.

Foto de la colección del abuelo del autor que muestran la época en que sirvió en el Ejército británico en Palestina en la década de 1930. Usada con autorización.

Camino a la tragedia: «Palestina 1936″ y su impacto duradero

Las tensiones entre judío y árabes persistieron a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. En 1947, Naciones Unidas votó a favor de la partición de Palestina en Esadfos judíos y árabes. Los judíos aceptaron el plan, pero los líderes árabes lo rechazaron, lo veían como una violación a sus derechos e intereses, y llevó a la guerra árabe-israelí de 1948 después del retiro de los británicos. El conflicto tuvo consecuencias a largo plazo para Palestina y toda la región.

Tres soldados del Ejército británico. Palestina en la década de 1930. Foto de la colección del abuelo del autor. Usada con autorización.

Kessler considera la revuelta árabe en Palestina como un conflicto decisivo, un precursor de la primera Intifada, serie de levantamientos en la Cisjordania y Franja de Gaza en 1987. Sostiene que la revuelta árabe fue más significativa que los conflictos posteriores de 1947-48, pues dio forma al resultado de esos conflictos. Supuso una «historia de dos nacionalistas y la primera gran explosión entre ambos» (p.2).

El corazón del conflicto de Palestina de 1936 se vio marcado por una sensación dominante de tragedia para todas las partes. El pueblo judío, que había sufrido persecución, buscaba un lugar seguro pero se le hacía difícil encontrarlo. De otro lado, los árabes palestinos se veían obligados a hacer sacrificios “moralmente indignantes” para mitigar la persecución de otro grupo, que veían como una «miserable evasión» del deber del mundo civilizado para abordar los problemas subyacentes, según George Antonius, escritor y nacionalista árabe (p. 167). Esta tragedia se complicó por el hecho de que los palestinos fueron desarraigados, desplazados y perdieron su hogar indígena.

La tragedia de los británicos también es evidente en el conflicto palestino de 1936, pues su motivación para salvaguardar su imperio tuvo calamitosas consecuencias. El conflicto tuvo como resultado la muerte de miles de árabes, judíos y soldados británicos que no tuvieron la suerte de mi abuelo (p. 211).

Ciertamente, las historias personales como las de David Ben-Gurión, quien fue el primero en ejercer el cargo de primer ministro de Israel tras la declaración del Estado de Israel en 1948, y Musa Alami, destacado intelectual árabe palestino, brinda una conmovedora línea de fondo en «Palestina 1936″, que muestra la humanidad y la tragedia de la situación. El libro retrata sus caminos cruzados y la serie de encuentros que tuvieron en 1934 (p. 38), que insinúa la posibilidad de que judíos y árabes coexistan.

Foto de la prensa de la gran revuelva árabe 1936-39. Retratan a árabes arrestados por la Policía británica por tener armas en su posesión, 5 de abril de 1939. Kedem, dominio público, Wikimedia Commons. Uso legítimo.

El libro también expone la mentalidad colonial de los gobernantes británicos que se veían como salvadores de los “nativos” (p. 48), con tácticas brutales, que incluían castigo colectivo, demolición de casa y uso excesivo de la fuerza (p. 157). Como observa Kessler,  hoy, «cuando las tropas israelíes detienen a sospechosos sin cargos, instalan puntos de control y arrasan casas, usan las tácticas y leyes heredades de sus antecesores británicos” (p. 7).

«Palestina 1936″ es una historia cautivadora e importante que arroja luces a un capítulo olvidado de la historia, dada la actual disputa no resuelta y frecuentes brotes de violencia en la región. Kessler ha hecho un tremendo servicio al traerlo a la luz.

Cada vez que vuelvo a revisar el álbum de mi abuelo me acosa la imagen de un hombre tendido en el suelo, presumiblemente muerto, titulada «un buen rebelde». Es un recordatorio de que el conflicto en Tierra Santa no es un asunto distante y abstracto. La cifra humana sigue creciendo y exige la atención del mundo.

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