Cómo los jóvenes de las periferias de São Paulo buscan ocupar espacios políticos

Participación de los jóvenes en la política aún enfrenta obstáculos | Imagen: Magno Borges/Agência Mural

Este texto es de Jacqueline Maria da Silva y se publicó originalmente el 17 de octubre de 2023 en Agência Mural. Global Voices lo reproduce con ediciones en virtud de un acuerdo para compartir contenido.

Dentro de poco menos de un año, en octubre de 2024, los brasileños acudirán a las urnas para elegir a alcaldes y concejales. Y un grupo puede hacer la diferencia: los jóvenes de las periferias.

Ya integran movimientos populares, partidos políticos y trabajos comunitarios em barrios y territorios, lo que prueba que existen muchas formas de participación política y que, al contrario de lo que indica el sentido común, tienen interés en participar en los debates y movimientos por sus ideas.

Agência Mural conversó con jóvenes involucrados con la política de las periferias de la región metropolitana de São Paulo para saber qué quieren y esperan de la política local.

Política partidaria

En las elecciones anteriores, realizadas en 2020, Maria Luiza Fernandes (Solidaridad), 23 años, ahora concejala de Mogi das Cruzes, fue una de las más jóvenes en asumir el cargo en una de las câmaras municipales en el estado de São Paulo.

Malu, como la conocen, atribuye la victoria a su participación en política desde muy joven, que la volvió una referencia entre jóvenes de su generación en la ciudad.

“No me identificaba con la cuestión del joven en la política hasta 2019, cuando decidí postular poder contribuir [en la cámara] de Mogi, que en ese momento tenía 23 concejales y solamente una mujer. No había ningún joven”, recuerda Maria.

La situación refleja una realidad del Gran São Paulo: apenas 10 de las 39 ciudades de la región metropolitana eligieron jóvenes de hasta 24 años para ocupar un puesto en el parlamento municipal entre 2020 y 2024.

Dentro de los partidos, la situación no es diferente. En la ciudad de São Paulo, no llega al 1% el total de afiliados entre los 16 años (edad mínima para ingresar en un partido y para votar) y 24 años, según datos recopilados por Agência Mural. El número de electores em general en esa ciudad es de 11% en la capital.

El distrito de Pedreira, en la zona sur de la capital, tiene el mayor número absoluto de jóvenes afiliados a partidos políticos: 237. Después vienen Parelheiros (186), también en la zona sur, y Perus (174), en la zona norte.

La educadora social Nica Gonçalves, 21 años | Imagen: Archivo personal/Usada con autorización

Ahí vive Nica Gonçalves, socioeducadora de 21 años, afiliada desde hace dos a un partido de extrema izquierda. Prefiere no revelar las siglas del partido por miedo a represalias en el trabajo. Nica no tiene intención de presentarse a cargos políticos, y se afilió para participar en debates sobre temas que considera importantes para los jóvenes de la periferia, como la lucha contra el racismo y las políticas higienistas, dos puntos en las que está muy involucrada en los movimientos culturales del barrio.

Cree que, más allá de los partidos, trabajar como comunicadora y educadora en la comunidad es también una forma de militancia, de posicionamiento y denuncia del dolor que se vive en las periferias.

«No tenía sentido ‘cruzar el puente’ para intentar buscar algo diferente para mí, ya que mi intención era estar con mi gente. Todo lo que hago tiene que ver con pensar mi territorio de una manera política, porque mi cuerpo es político», dice Nica.

Tras abandonar un grupo de teatro, donde sentía que imperaba el racismo estructural, decidió recurrir a colectivos culturales del norte de São Paulo, como Batalha da Encruzilhada, Casa de Cultura da Brasilândia y Slam battles.

La falta de representación de las periferias también llevó a Rafael Lucas Leonel Cyríaco, estudiante de Literatura de 25 años, a alejarse de los movimientos de izquierda que frecuentaba para fundar Maloka Socialista en 2019, en el sur de São Paulo. El colectivo está vinculado al PSOL (Partido Socialista y Libertad), al que está afiliado desde hace tres años.

«Trabajamos con las favelas, en cuestiones como elecciones al Consejo de Tutela, porque nos damos cuenta de que es un espacio importante que debemos ocupar. También trabajamos otros puntos de sobrevivencia, llamados de identificación, como cuestiones de negritud, LGBT, mujeres, trabajadores, leyes culturales y hip-hop», dice Rafael.

La defensa y la valorización de los territorios periféricos son cuestiones que también forman parte de las actividades cotidianas de Rafael. Escucha a otros jóvenes de la periferia y usa sus historias para ayudar a producir el podcast Memórias Quebradas, que creó con otros estudiantes de la Universidad de São Paulo (USP), donde estudia, para traer debates e historias de barrios del extremo sur de São Paulo.

El compromiso de Nica y Leonel representa un comportamiento muy común entre los jóvenes de las periferias: ocupar espacios políticos, institucionalizados o no, para debatir y dar visibilidad a las agendas que defienden. Las redes sociales pueden ser uno de estos lugares.

«Los jóvenes pueden identificar demandas comunes que interesen a los jóvenes de Brasil. Pueden observar una política pública de desarrollo en los lugares donde viven y evaluar cómo hacer frente a las deudas contraídas con ese público», afirma el politólogo Rafael Araújo.

Rafael Lucas, 25 anos | Imagen: archivo personal/Usada con autorización

Política, ¿para qué te quiero?

Uno de los avances que hizo posible la actuación política de los jóvenes fue incluir debates históricamente importantes para las periferias en la esfera pública, como políticas de acceso a la cultura, educación e empleo.

“Uno de los logros exitosos más recientes fue la lucha contra la privatización de las Casas de Cultura. en que estuvimos muy cerca como vecinos de las periferias. Era una de las propuestas de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de São Paulo, que quedó suspendida por presiones”, recuerda el estudiante Rafael Lucas.

La consejera Malu también está debatiendo temas que tienen un impacto directo en la vida de los jóvenes, como educación, transporte, violencia de género, empleo y profesionalización.

«No pudimos crear una tarifa cero [en el transporte público] para estudiantes por falta de presupuesto, pero aprobamos esta política los días de las pruebas Enem (Examen Nacional de Secundaria). Si la cámara no hubiera tenido un integrante joven, ni siquiera se habría pensado en un proyecto como este», afirma.

A pesar de las victorias, Malu señala que el trabajo de los jóvenes en el Parlamento suele ser difícil. Además de las batallas legislativas e ideológicas, tienen que demostrar en todo momento su capacidad de gestión, algo que no ocurre con las personas mayores, especialmente los hombres. Sin embargo, cree que con su trabajo en el Parlamento han contribuido a deconstruir los estereotipos sobre los jóvenes y han aumentado la visibilidad de las mujeres.

«Fui con mil expectativas, pero la máquina pública tiene sus tiempos y su metodología. Quería presentar un proyecto, pero no me di cuenta de que tenía que seguir un camino para eso», dice.

Hablar de juventud y política es hablar de renovación y de cambios beneficiosos para la sociedad. En 2022, el Tribunal Superior Electoral hizo una campaña masiva para que los jóvenes de 16 y 17 años se inscribieran a tiempo para votar. La campaña surtió efecto y 2,1 millones de jóvenes de ese rango de edad quedaron habilitados para votar en las elecciones de 2022, un 51% más que en 2018.

«Sin embargo, uno de los retos de los jóvenes es no dejarse contaminar por el conservadurismo y la manera en que funciona la vieja política», advierte Araújo.

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