¿Dejará el presidente turco Erdogan de postular en las elecciones?

Arzu Geybullayeva

El 8 de marzo, el presidente Recep Tayyip Erdogan dijo que las elecciones locales, previstas para el 31 de marzo, serían las últimas para él. Aunque no se presente, ha hecho campaña por el Partido Justicia y Desarrollo (AKP), al que pertenece, con la mirada puesta en recuperar las principales ciudades, como Estambul, Ankara y Esmirna, en las que gobierna actualmente el opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP). Entonces, ¿por qué hacer el anuncio cuando fue reelegido como presidente del país en las elecciones de mayo de 2023 y le restan cuatro años?

Desde la declaración de Erdogan, muchos han especulado sobre los motivos detrás de esta decisión. El periodista británico turco Michael Sercan Daventry publicó un hilo en la red social X, en el que ofrecía su punto de vista, como observador de Turquía, sobre las verdaderas intenciones de Erdogan. Cree que el actual presidente pretende «contrarrestar la creciente percepción, incluso entre algunos conservadores turcos, de que se está instalando para convertirse en presidente vitalicio».

¿Quién reemplazaría al presidente de turno en ausencia de un sucesor es otra pregunta de Onur Alp, redactor jefe de noticias del Medio Oriente y el Norte de África en Bloomberg:

Erdogan nombró a a su yerno, Berat Albayrak, en el cargo de ministro de Finanzas en 2018, pero se pelearon dos años después, cuando Albayrak renunció de manera abrupta con una publicación en Instagram. Desde entonces, apenas se le ha visto en público.
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En los medios de Turquía se ha especulado con que Selcuk Bayraktar, el otro yerno de Erdogan, famoso por fabricar los drones militares que se utilizan en escenarios de guerra desde Ucrania hasta Cáucaso y Norte de África, también vaya a postular.

Aunque el presidente no puede presentarse en las próximas elecciones presidenciales de 2028, según la Constitución de Turquía, hay dos posibilidades por las que esto puede cambiar: la primera es que el presidente Erdogan y el AKP necesitarían obtener 400 votos en el Parlamento para cambiar la Constitución, la Gran Asamblea Nacional de Turquía, que consiste de 600 escaños. En este momento, el AKP y su principal aliado, el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), tienen 313 escaños. Por tanto, impulsar una reforma constitucional con una votación parlamentaria dependería, en gran medida, de si el partido gobernante y el presidente pueden asegurarse el apoyo de los representantes de otros partidos políticos. La segunda posibilidad sería que el Parlamento convocara a elecciones anticipadas, pero incluso en este caso, necesitarían 360 votos.

Según la Constitución, el presidente Erdogan tampoco podía presentarse en las elecciones de mayo de 2023, pero esto se impugnó en la votación por la Alianza Popular (coalición del AKP gobernante y el MHP nacionalista), que en su momento argumentó que no constituiría un tercer mandato, pues el primer gobierno de Erdogan fue anterior a las reforma constitucional de 2017 que reemplazó la estructura del gobierno del país. Los abogados constitucionalistas argumentaron lo contrario, pero fue en vano.

El referéndum de 2017 sustituyó el sistema parlamentario con una presencia ejecutiva, que dio al presidente amplios derechos. En aquel momento, los expertos señalaron que el cambio llevó al país a un parlamento mas débil, socavó la separación de poderes, politizó el poder judicial, paralizó las instituciones y promovió prácticas autoritarias.

Ese referéndum se utilizó como el principal punto de conversación entre los partidarios del AKP frente a las elecciones generales de mayo: la victoria de Erdogan en las presidenciales de 2014 no debía contarse como su primera elección. En cambio, lo que si se contó fue su victoria en las elecciones generales de 2018.

Mientras se reacomoda todo tras las elecciones de 2023 y a pocas semanas para las elecciones locales, el comentario del presidente de no volver a presentarse suena vacío. Al fin y al cabo, ya lo ha dicho antes.

En 2009, mencionó que era su última elección como candidato en la votación parlamentaria; en 2012, serían sus últimas elecciones como presidente del partido gobernante AKP; en 2022 y en 2023, le pidió una ultima votación al pueblo. En 2011 no se presentó al Parlamento, pero asumió la presidencia en 2014. En 2017, tras el referéndum, volvió a ser el presidente del AKP (antes de la reforma constitucional, el presidente electo no podía continuar al frente de un partido político).

La frase «hasta que la muerte nos separe» esta muy arraigada entre los partidarios y miembros del AKP. «Si hay una demanda pública para extender el mandato del presidente, se tomarán medidas», dijo el vicepresidente del AKP, Mustafa Elitas, y agregó «Sin duda, queremos continuar con nuestro líder hasta la muerte».

O, como escribió el exministro de Justicia, Bekir Bozdag, en X: «Nadie sabe lo que depara el futuro. Quizás, cuando llegue el momento, el Parlamento decida reanudar las elecciones y abra el camino para que nuestro presidente vuelva a presentarse».

Una presidencia para toda la vida requerirá «un proceso de negociación muy ajustado y lleno de concesiones», escribió el periodista Murat Yetkin, e incluyó asegurar el «apoyo del frente de la oposición con la aprobación de su socio estratégico, el líder del MHP, Devlet Bahceli».

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