Madres, hijos, padres, abuelos, parteras, estudiantes y activistas salieron a las calles el domingo 17 de junio, en defensa del parto humanizado en Brasil. Llegando al parque Mário Covas, en la avenida Paulista de São Paulo, de lejos se veían niños pintando pancartas en las que se podía leer: «yo escogí el lugar y la hora de mi nacimiento».
La Marcha del parto en casa [pt] tuvo lugar en los cuatro puntos cardinales del país tras la denuncia hecha por el Consejo Regional de Medicina de Río de Janeiro (Cremerj) al médico Jorge Kuhn, coordinador del departamento de obstetricia de la Universidad Federal de São Paulo, quien defendió [pt] el parto domiciliario en un informe emitido en [el programa] Fantástico [de la Rede Globo]. Kuhn afirmó que el parto es un proceso fisiológico y no un acto médico.
Las acusaciones al médico fueron, de este modo, la mecha para la organización de la manifestación por hombres y mujeres defensores del derecho a elegir el lugar del nacimiento. La marcha se realizó en capitales como Belo Horizonte (Minas Gerais), Brasilia (Distrito Federal), Curitiba (Paraná), Florianópolis (Santa Catarina), Maceió (Alagoas), Porto Alegre (Río Grande do Sul), Recife (Pernambuco), Rio de Janeiro (RJ), Salvador (Bahía), São Paulo (SP) y Vitória (Espírito Santo).
La discusión sobre el nacimiento en Brasil involucra la disputa entre profesionales de la salud y la búsqueda de autonomía por parte de las mujeres en sus decisiones. Mientras que la Organización Mundial de la Salud recomienda un índice de 15% de cesáreas, Brasil sobrepasó el 85% en la red privada, quedando así como el segundo país que más realiza este procedimiento quirúrgico, apenas superado por Chile.
La gigantesca distancia entre la recomendación y la práctica fue una de las principales críticas hechas por la manifestación, que contó con la participación de activistas como Parto do Princípio [pt], opuestos al parto mercantilizado por los convenios de salud. Las voces en los altoparlantes acusaban: “Doctor, usted no me engaña, la cesárea es por la plata”.
A la vez que las mujeres marchaban en los diversos estados brasileños, había —y hay— quienes ven en la actitud del médico Jorge Kuhn un ejemplo de falta de profesionalismo, hacendo énfasis en casos de muerte por parto domiciliario como prueba de riesgos de dicha práctica. Esta es la posición adoptada por los consejos regionales de medicina, como el Cremesp, hacia donde marcharon cerca de mil manifestantes en São Paulo.
También en contra corriente de la manifestación, está la afirmación de la ilegitimidad del parto en casa, ya que gran parte de la población brasileña no tiene condiciones de vivienda adecuadas para realizar esta práctica. En la página de Facebook de la Marcha pelo parto em casa, Amélia Araújo cuestionó [pt]:
Parto em casa? E as mulheres que moram na periferia sem as mínimas condições de higiene e saneamento básico? E a equipe de saúde irá enfrentar o tráfico? Que tal o parto humanizado no hospital?
Siendo todavía el miedo del parto domiciliario [pt] un sentimiento constante entre las brasileñas, también el Comité de Práctica Obstétrica señala el parto humanizado en el hospital como una opción más positiva y con menos riesgos.
Entre tanto, la realidad de los nacimientos en los hospitales públicos y especialmente privados en el Brasil no corresponde a dicho ideal, en la medida en que la violencia obstétrica se encuentra entre las mayores faltas de respeto a los derechos de la mujer brasileña. En los resultados de la acción de Blogagem Coletiva Teste da Violência Obstétrica, divulgados [pt] por la organización Parto no Brasil revelaron la agresión verbal como un hecho vivido constantemente durante el trabajo de parto, comprobando aspectos de deshumanización en la atención a la salud en el país.
La falta de información debido a la precariedad del cuidado prenatal en muchas regiones del Brasil y otra gran traba a las prácticas que consideran el derecho de elegir de la mujer. Programas gubernamentales como “Mãe Paulistana” [pt] («Madre paulistana»), implantado en 2006 en el municipio de São Paulo con el objetivo de asistir a la gestante durante todo ciclo del embarazo, representan un avance en el sentido de una mejor atención a la maternidad, pero aún están lejos de convertirse en una política pública generalizada.
Contrarios a dicha situación de olvido por parte de los gobernantes y de desatención por los convenios de salud, los participantes de la marcha defendieron el derecho a elegir con base en evidencias científicas, para que, así, sea posible humanizar el nacimiento. Para ellos, la autonomía de la mujer y el respeto hacia ella debe existir tanto en las casas como en los hospitales, ya que el parto domiciliario solo debe ser realizado en ambientes con condiciones sanitarias adecuadas y por aquellas que no tengan complicaciones durante la gestación, siendo así, de bajo riesgo.