Según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se han notificado 2.615 casos de Ébola en África Occidental y 1.427 personas han muerto en lo que se ha descrito como el peor brote de ébola de la historia. No existe ningún tratamiento confirmado para el ébola, y la tasa de mortalidad del último brote se sitúa en torno al 50%, aunque en previos brotes se ha llegado hasta el 90%de los afectados.
Los que han sobrevivido al ébola tienen impresionantes historias de superación y de atención heroica por parte de los trabajadores sanitarios locales, pero también de tristeza y de rechazo por el desconocimiento de la enfermedad.
El 20 de agosto, la OMS publicó un vídeo en YouTube en el que aparecían tres de esos supervivientes: Saah Tambah y Harrison Sakilla de Liberia, y Matu Kamara de Sierra Leona.
Saah Tambah explica cómo se infectó y cómo ha sido su vida desde su recuperación:
I got the Ebola from an uncle in Koindu. I went to visit him for two nights because there was no one to take care of him. After a few days, he died and then his wife and daughter died too [..] I started vomiting and suffered from diarrhea so I went to the clinic. When I got sick, my family doubted my recovery. Thank god for the doctors. They gave me a certificate that indicates I am free of Ebola in case anyone would still doubt.
Me contagió el ébola mi tío en Koindu. Fui a visitarle durante dos noches porque nadie podía cuidarle. Después de unos días, murió. Luego, su mujer y su hija también murieron [..] Empecé a vomitar y a tener diarrea, por eso me fui a la clínica. Cuando enfermé mi familia dudaba que pudiera recuperarme. Doy gracias a dios por los médicos. Me dieron un certificado que acredita que no tengo el ébola por si acaso todavía alguien lo duda.
Harrison Sakilla, de 39 años, es de Foya en el norte de Liberia. Él es el primer superviviente de esta zona. Perdió a su madre por esta enfermedad. Sakilla dice:
I got the disease caring for my mother. If someone starts to see symptoms, one should go to an Ebola health center. They will provide care and one can make it out.
Cogí la enfermedad cuidando a mi madre. Si alguien empieza a notar los síntomas, debería ir a un centro de salud del ébola. Allí le atenderán y puede salir bien.
Matu Kamara, de 52 años, dice que perdió a su hermana y a su hija a causa del ébola:
My daughter felt sick after caring from my husband's other wife. She was feeling cold. I took her to the hospital and they gave her medicine. She felt better but then later she started vomiting. She died in our arms. I felt sick and began vomiting. I went to the hospital and two days later, I felt better. We survivors from this sickness need a certificate to show to people that we had Ebola and we were treated. Do not wait to become very sick before going to the hospital.
Mi hija se encontró mal después de haber cuidado a la otra esposa de mi marido. Ella tenía frío. La llevé al hospital y le dieron medicinas. Se encontró mejor pero después empezó a vomitar. Murió en nuestros brazos. Me encontré mal y empecé a vomitar. Fui al hospital y dos días después me encontré mejor. Los supervivientes de esta enfermedad necesitamos un certificado para enseñar a la gente que tuvimos el ébola y nos curamos. No espere a estar muy enfermo para ir al hospital.
Las personas que se recuperan de la enfermedad a menudo se enfrentan al deprimente rechazo posterior debido a la falta de información sobre la forma de propagación de la enfermedad. Eso es lo que le ocurrió al Dr. Melvin Korkor, médico en el hospital Phebe, en Liberia. Korkor ha sobrevivido al ébola, pero su familia y sus amigos tenían miedo de tocarle, como informó Front Page Africa Online de Liberia:
Even though Korkor said he has been cleared of Ebola, he says that people avoid him. ‘Now, everywhere in my neighborhood, all the looks bore into me like I’m the plague,” he said. FrontPageAfrica reporter who trailed the Phebe doctor on Cuttington campus Monday observed that people left places when he showed up while friends, students and loved ones avoided his handshake or eat with him […] «Thanks to God, I am cured. But now I have a new disease: the stigmatization that I am a victim of,” Korkor was quoted by a local radio station in Gbarnga. ‘This disease (the stigma) is worse than the fever.
Aunque Korkor dice que se ha curado del ébola, la gente le evita: «Ahora, en el barrio todos me miran como si tuviera la peste». El periodista de Front Page Africa, que el lunes siguió al doctor del Phebe en el campus de Cuttington, se dio cuenta que la gente se apartaba cuando él aparecía y que los amigos, los estudiantes y sus seres queridos evitaban estrecharle la mano o comer con él […]. «Gracias a dios estoy curado, pero ahora tengo una enfermedad nueva: la estigmatización de la que soy víctima». Una emisora de radio local en Gbarnga citó a Korkor: «Esta enfermedad (el estigma) es peor que la fiebre».
Liberia es uno de los cuatro países que están lidiando con la epidemia, junto con Guinea, Nigeria y Sierra Leona.
Claudius Barnawolo, un asistente médico liberiano, contra todo pronóstico sobrevivió al ébola. Front Page Africa Online grabó su testimonio y a los miembros de su familia, quienes también se sintieron estigmatizados por el rechazo de su comunidad.
La concienciación sobre el ébola y cómo se propaga todavía es un reto. Costa de Marfil ha empezado una importante campaña de prevención del ébola, aunque todavía no se ha detectado ningún caso. Los blogueros costamarfileños han cambiado el objetivo del reto viral del «cubo de agua helada» contra la Esclerosis Lateral Amniótica (ALS) por la lucha contra el ébola, utilizando la etiqueta en francés #moussercontreEbola (espuma contra el ébola):
El trabajo de los analistas clínicos, como el Dr. Korkor o Barnawolo, para detectar y aclarar si los pacientes tienen el virus del Ébola también es crucial en la lucha contra la epidemia. Abdoulaye Bah, escritor y traductor voluntario de Global Voices, resaltó su trabajo en Liberia (vía Jina Moore):
Jeejuah, 30, and two other women, all volunteers, are cooking for 12 of the most important, but invisible, people in Liberia right now. The dozen meals are meant for the team of technicians that tests the blood of suspected Ebola patients. They visit sick peoples’ homes and overwhelmed Ebola treatment centers, sticking needles in the veins of physically unpredictable, highly contagious people. They then drive their blood back to Liberia’s only medical lab, more than an hour from the capital of Monrovia.
Jeejuah, de 30 años, y otras dos mujeres, todas voluntarias, cocinan para doce personas de las más importantes (aunque invisibles) que hay hoy en día en Liberia. La comida es para el equipo de técnicos que analiza las muestras de sangre de los posibles infectados por el virus del ébola. Los técnicos visitan las casas de los enfermos y los centros de tratamiento del ébola atiborrados de pacientes, e inyectan jeringas en las venas de personas muy contagiosas, físicamente imprevisibles. Luego, llevan estas muestras de sangre al único laboratorio médico de Liberia, a más de una hora de la capital de Monrovia.
Evidentemente, luchar contra el ébola (y sobrevivir) costará un tremendo esfuerzo colectivo a los países afectados, en especial si consideramos el estigma dentro y fuera de sus fronteras. En el contexto de esta epidemia, es más importante que nunca que las comunidades se den cuenta de que tienen que organizarse juntos en esta lucha o caerán todos como moscas.