Turquía está indignada luego de que se encontrara el cuerpo carbonizado de Ozgecan Aslan, estudiante universitaria de 20 años desaparecida desde el 11 de febrero, en el lecho de un río el viernes 13. Un chofer de bus de 26 años ha confesado el asesinato.
Suphi Altindoken, que ahora enfrenta una acusación de asesinato, debía llevarla a casa. Según su propio testimonio, primero trató de violar a Aslan, y cuando ella se resistió y luchó, la acuchilló hasta matarla.
Luego del ataque, Altindoken, su padre de 50 años y su amigo Fatih Gökce, quemaron el cuerpo para eliminar la evidencia.
Violencia cotidiana contra la mujer
En un país donde la violencia contra la mujer se ha vuekto alarmantemente rutinaria, la desafortunada, brutal e inhumana muerte de una joven ha llevado a un aumento de la indignación pública. Desde que se encontró el cuerpo de Aslan, miles se han reunido en todo Turquía para exigir justicia por su muerte y para terminar con la violencia contra la mujer en el país.
Una foto tomada en una reunión por Aslan en Trebisonda, ciudad del Mar Negro, destaca el alcance de la movilización pública por su muerte:
Trabzon'da binler Özgecan Aslan için sokakta.. pic.twitter.com/wCdBOycSOM — BORDO ∞ MAVİ (@1967_TRABZON_) February 15, 2015
En Trebisonda, miles están en las calles por Ozgecan Aslan.
En los medios sociales, la gente ha estado usando las etiquetas #OzgecanAslan, #Ozgecanicinsiyahgiy (ponte ropa negra por Ozgecan) para discutir el caso de Aslan:
Can you stand with us? Wear BLACK for #ÖzgecanAslan on FEBRUARY 16 !!! pic.twitter.com/m4mKYBDW48 — Yağmur (@sebihayagmur) February 15, 2015 [Protected tweet]
¿Puedes apoyarnos? ¡Usa ropa NEGRA por #ÖzgecanAslan el 16 de febrero!!! [tuit protegido]
Kızlara çığlık atmayı öğreteceğinize,erkeklere adam olmayı öğretin #ÖzgecanAslan #OzgecanİcinSiyahGiy — emelço (@emelcanturkan) February 15, 2015
En lugar de enseñarles a las mujeres cómo gritar, deberían enseñarles a los hombres cómo comportarse.
Historias sin final a la vista
El asesinato también ha generado la etiqueta #sendeanlat (cuenta tu historia también) para recopilar experiencias de mujeres de acoso y violencia. Una busqueda en Twitter lleva a miles de respuestas:
#sendeanlat Gece geç saatlerde minibüs, dolmuş veya otobüste tek kadın olduğumu farkedince tedirgin oluyorum #TürkiyedeKadınOlmak — Canan Coşkun (@canancoskun) February 15, 2015
Me siento incómoda cuando me doy cuenta de que soy la única mujer en el minibús, bus o dolmus [tipo de transporte público] tarde en la noche.
Peki ya durakta otobüs, yol kenarında taksi beklerken arabayla yanaşıp, inatla önünde durup bekleyen herifler #sendeanlat — Hale A. (@hale_akay) February 15, 2015
¿Qué hay de los hombres que se te acercan en el auto mientras esperas en el paradero del bus o esperas un taxi en la calle?
#sendeanlat Bir de sürekli gelen psikolojik taciz yöntemleri: ‘beceremezsin’, ‘zayıfsın’, vs vs. — Özge Mumcu Aybars (@ozge_mumcu) February 15, 2015
Y también están los métodos de acoso psicológico: ‘no puedes hacerlo’, ‘eres débil’, etc.
Bu hashtag'de yazılanlara bakıp, bir de yazılıp yazılıp gönderemeden silinen twitleri düşünün. Dilimiz varmaz anlatmaya. #sendeanlat — feyza (@zfeyza) February 15, 2015
Piensa en las cosas escritas en esta etiqueta, luego imagina los tuits que fueron borrados antes de ser enviados. Es imposible de describir.
Los funcionarios del estado miembros del conservador partido de gobierno AKP (Justicia) han sido criticados con frecuencia por la sociedad civil por su postura débil sobre la violencia contra las mujeres y la igualdad de género. Aunque el primer ministro Ahmet Davutoglu dijo que hará «lo que sea necesario» para detener la violencia contra la mujer mientras participaba en una manifestación por Aslan en Anatolia el domingo 15 de febrero, hasta ahora, el gobierno no ha adelantado ninguna propuesta concreta para combatir el problema.
En medio de falta de ideas por parte del estado, las figuras públicas como el catedrático universitario Nurullah Ardıc han añadido su voz al debate. Pero la noción de Ardıc de ‘buses rosados‘ — color del transporte público reservado exclusivamente para mujeres– parece exhibir más que resolver los prejuicios de género, profundamente enraizados en la sociedad turca.