Presidenta de Estonia advierte contra «autoocupación» y genera elogios y revolución política

Presidenta de Estonia, Kersti Kaljulaid, en un discurso en junio de 2017. Foto del Ministerio del Exterior estonio, CC-BY.

En su reciente discurso por el día de la independencia, el 20 de agosto, la presidenta estonia Kersti Kaljulaid habló sobre el cambio tecnológico, la globalización del trabajo y los peligros del nacionalismo inflexible. Este último punto dominó las reacciones globales a sus comentarios.

En su discurso a la nación, con ocasión de los 26 años de independencia de Estonia de la Unión Soviética, la presidenta Kaljulaid habló sobre las aparentes contradicciones entre valores nacionales y socialmente liberales. Sus comentarios fueron concretos y claros, y enfatizaron la posibilidad de preservar la cultura estonia «sin inhibir a la democracia».

«Estoy orgullosa de ser estonia y no veo contradicción en ser también parte de una comunidad internacional basada en valores», dijo.

Continuó:

Iseseisvus tähendaski muuhulgas võimalust olla ka eri meelt. Üks idee, üks arvamus, üks õigus – see oli see, millest me tahtsime vabaks saada. Toona tundsime sarnases mõttelaadis ilmeksimatult ära totalitarismi.

Täna, 26 aastat hiljem, oleme millegipärast hakanud arvama, et me ei vajagi oma erimeelsusi. Tundub ka, nagu ei oskaks me enam leida mõistlikke kompromisse. Selliseid, mille puhul võimalikult paljude süda oleks ikkagi rahul.

Entre otras cosas, independencia también significa la oportunidad de discrepar. Una idea, una opinión, un derecho –de eso queríamos estar libres. En ese tiempo [cuando Estonia logró independencia de la Unión Soviética], explícitamente reconocimos que esa manera de pensar significaba totalitarismo.

Hoy, 26 años después, por alguna razón empezamos a pensar que ya no son necesarias las opiniones diferentes. Parece que ya no podemos encontrar compromisos razonables –con los que mucha gente estaría feliz.

Kaljulaid resumió actuales actitudes nacionalistas en Estonia que también se sienten alrededor del mundo. En lugar de apoyar socialmente opciones inclusivas, observó que el énfasis en estos días parece estar en el derecho de todos de tomar sus propias decisiones.

Se inspiró en la historia de Estonia y la lucha de los estados bálticos por su libertad, y señaló cómo la lucha desde la ocupación soviética permitió que estados democráticos que fácilmente adoptaron gobiernos que “siguen el estado de derecho, valoran las libertades personales, la libertad de medios y mantienen el poder del estado dentro de un marco predecible”.

Ahora, advirtió Kaljulaid, los estonianos están amenazados por una “autoocupación” que puede estar provocada por la restricción de libertades en nombre de una idea.

«No se puede aspirar a liderar la sociedad y luego hacer compromisos relacionados con el futuro a largo plazo de Estonia en nombre de los propios intereses políticos a corto plazo. La victoria se ve acompañada por la obligación de asegurarse que los perdedores no sientan que han sido sacrificados por los intereses de otros», dijo.

Y continuó:

Iseenda okupeerimine, see algab ühe idee nimel, ühe mõtte taha koondununa teiste ideede ja mõtete kuulamata jätmisest. Järgneb selle tüütu pirina, mis on eriarvamus, kinni keeramine. Sest kui nagunii ei kuula, siis saab teistest mõtetest müra. Ja valmis ta ongi. Demokraatiast saab minevik.

Me näeme sellist iseenda okupeerimist riikides, kelle kohta me oleme arvanud, et meiega sarnane raudse eesriide kogemus aitab niisuguseid arenguid vältida. Me oleme olnud veendunud, et demokraatiat neis riikides, nagu ka meie riigis, saaks hävitada vaid võõras võim.

Sellepärast on oht, et me ei pane pahaks sarnaste arengute toetamist nende poolt, kes kõnelevad meiega sama keelt. Iseenda okupeerimine, see käib hiilivamalt kui siis, kui okupant on võõras. Vabaduste piiramine mis iganes püha idee nimel, olgu selleks puhas eestlus või parem toiduvalik – see on iseenda okupeerimise algus.

Una ocupación suele iniciarse en nombre de una idea, que se moviliza detrás de un concepto sin escuchar otras ideas o conceptos. A esto le sigue cerrar el zumbido molesto de opiniones discrepantes, porque si no escuchas, las ideas de los demás se convertirán en ruido. Es todo lo que se necesita. Y la democracia queda relegada al pasado.

Vemos que esta autoocupación ocurre en países donde pensamos que experiencia similar detrás de la Cortina de Hierro los ayudaría a evitar esas novedades. Nos convencimos de que la democracia, en esos países, como en el nuestro, solamente podría ser destruida por una potencia extranjera.

Y por lo tanto, estamos en peligro de no ofendernos por el apoyo de esas novedades si quienes los promueven hablan el mismo idioma que nosotros. La autoocupación se mueve más sigilosamente que la ocupación de un extranjero. La restricción de la libetad, en nombre de cualquier idea sagrada, sea estonianismo puro o una mejor elección de comida –puede ser el inicio de la autoocupación.

El discuso resonó dentro del país y la región vecina. Toomas Alatalu, historiador, político y periodista estonio comentó:

La presidenta Kaljulaid definió nueva censura – autoocupación/ocúpate = todo se inicia en el nombre de la idea propia que deja afuera la de los demás.

Mārtiņš Bondars, financista, político y exjugador de básquetbol letón, elogió el discurso en Twitter:

Es un gran placer que nuestros vecinos tengan un líder así… ¡un discurso grandioso!

Por su parte, los medios en ruso tomaron la presentación del término «autoocupación». Medios como Lenta.ru lo vincularon a la actual iniciativa de los países bálticos de pedir compensación por daños causados en el periodo entre 1940 y 1990, cuando se vieron olibgados a formar parte de la Unión Soviética, y los esfuerzos bálticos de integrar el término «ocupación soviética» en la terminología europea oficial de la historia del totalitarismo y en honor a sus víctimas. Como el Gobierno ruso considera a Rusia heredera del Imperio Ruso y la URSS, probablemente vean esto como un afrenta directa su reputación.

Kaljulaid también habló sobre desafíos concretos que enfrenta Estonia, incluidas tecnologías actuales y futuras que están listas para globalizar fuerzas laborales y hacer que la geografía y la ubicación sean obsoletas.

Desde la independencia de Estonia en 1991, el país ha sido activo participante en la comunidad global, sobre todo a través de las tecnologías digitales. Estonia tiene uno de los servicios de banda ancha más rápidos del mundo y fue el primer país que declaró el acceso a internet como un derecho humano básico. la propia Kaljulaid a menudo habla de “ciberhigiene” y de sociedades digitales -en contraposición a tecnologías digitales- que incluyen a todos.

Estonia empezó a ofrecer servicios de gobierno electrónico en 1997, y empezó a brindar red inalámbrica a nivel nacional gratuita en 2002. El voto en línea empezó en 2005. En 2012, se distribuyó la infraestructura de fibra óptica y hoy se puede acceder en línea al 99% de los servicios administrativos del Estado. Estonia está lista para crear la primera embajada de datos en Luxemburgo, un centro que almacena la información del país y puede reiniciarlo en caso de un ataque cibernético.

Después de haber establecido una alfabetización digital y conectividad tan altas, bajos precios de uso y servicios electrónicos, Estonia está recurriendo a los asuntos más desafiantes planteadas por la transformación digital, como derechos ciudadanos, seguridad y protección de información privada.

Pronto Estonia asumirá la presidencia del Consejo de la Unión Europea, y ayudará a promover el desarrollo de una sociedad digital en la Unión Europea como la que tiene Estonia. Estos asuntos ciertamente se han vuelto fundamentales a cómo Europa y el resto del mundo dirigen amplias actitudes nacionalistas a escala global.

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