Se ha informado ampliamente que las aplicaciones y programas informáticos hechos en China tienen con frecuencia una «puerta trasera» por la que el fabricante o el Gobierno pueden supervisar y recabar datos de usuario.
Pero ¿cómo funciona exactamente esta característica? Los recientes debates entre usuarios de teléfonos móviles de China continental han arrojado algo de luz sobre la cuestión.
En junio de 2018, algunos usuarios de Vivo NEX, teléfono chino con sistema Android, descubrieron que cuando abrían algunas aplicaciones en su aparato, como el navegador QQ del gigante chino Tencent y la aplicación de reserva de viajes Ctrip, se activaba la cámara del teléfono.
A diferencia de la mayoría de los celulares, donde la cámara puede activarse sin que el usuario lo note, el Vivo NEX tiene una pequeña cámara retráctil que sale físicamente de lo alto del teléfono cuando empieza a funcionar.
Quizás involuntariamente, esta característica de diseño ha dado a los usuarios chinos de telefonía una idea tangible y exacta de cuándo y cómo les espían.
Un usuario de Weibo observó que la cámara retráctil se activaba sola cada vez que abría un nuevo chat en Telegram, aplicación de mensajería diseñada para realizar comunicaciones seguras y encriptadas.
Mientras que Telegram reaccionó rápidamente, informó del problema y solucionó el error de la cámara, Tencent defendió la anomalía y argumentó que su navegador QQ necesita que la cámara esté en marcha para preparar el escaneo de códigos QR, e insistió en que no tomaría fotos ni grabaría audios a menos que el usuario lo pidiera.
Esta explicación no convenció a los usuarios, ya que solo revela hasta qué punto el navegador QQ puede registrar sus actividades.
Cuando se conocieron las noticias sobre el fallo informático, los usuarios comenzaron a comprobar otras aplicaciones, y descubrieron que la aplicación de reconocimiento de voz de Baidu tiene acceso a la cámara y a la función de grabación de voz, y que puede ponerlas en marcha sin la autorización del usuario.
La propietaria de un Vivo NEX vio que, tras instalar el sistema de reconocimiento de voz de Baidu, se activaban la cámara y la función de grabación de sonido del móvil en cuanto abría cualquier aplicación ─incluidas aplicaciones de chat o navegadores─ que permitiera al usuario introducir texto.
Baidu afirma que la grabación que se activa sola no es una puerta trasera, sino una «puerta principal» que permite a la empresa recabar el ruido de fondo y ajustarlo para preparar y optimizar su función de reconocimiento de voz. Esto tampoco convenció a los usuarios: es incuestionable que cualquier micrófono que grabe el ruido de fondo también captaría la voz y las conversaciones del usuario y de cualquiera que le hable cara a cara.
¿Cómo afecta el espionaje de estas cámaras a usuarios fuera de China?
Estos elementos espía no solo afectan a la gente de China continental, sino a cualquiera de fuera del país que quiera comunicarse con amigos en China.
Como el Gobierno chino ha bloqueado la mayor parte de las tecnologías de medios sociales extranjeros, cualquiera que quiera comunicarse con gente en China no tiene otra opción que instalar aplicaciones hechas en China, como WeChat.
Una estrategia para incrementar la privacidad de un celular cuando se utilizan aplicaciones fabricadas en China es mantener todas estas aplicaciones poco seguras en un dispositivo y asumir que se van a grabar o espiar estas comunicaciones, y contar con otro teléfono móvil para las aplicaciones «limpias» o más seguras. Cuando utilicemos una aplicación de comunicaciones encriptadas como Telegram para conversar con amigos en China, debemos asegurarnos de que los aparatos de nuestros interlocutores también están limpios.
Baidu es célebre por espiar datos privados y actividades de sus usuarios. En enero de 2018, una asociación de consumidores dependiente del Gobierno de la provincia de Jiangsu presentó una denuncia contra el buscador y el navegador para teléfonos móviles de Baidu por espiar las conversaciones telefónicas de los usuarios y acceder a sus datos de geolocalización sin su consentimiento. Pero el caso se desestimó en marzo, después de que Baidu actualizase sus aplicaciones y asegurara el consentimiento de los usuarios para controlar su cámara, registro de voz y datos de geolocalización, aunque estos controles no sean necesarios para que la aplicación funcione.
En respuesta a la preocupación generalizada por estas tecnologías de puerta trasera, Baidu y otros gigantes chinos de internet se defienden argumentando que los usuarios consienten en tener sus cámaras activadas. Pero dada la naturaleza monopolística de estas grandes empresas chinas, ¿tienen los usuarios comunes y corrientes el poder ─o la opción─ de negarse?