Por Camille Arquette
Aunque cada vez más países del mundo adoptan políticas y prácticas a favor de la comunidad LGBTQ, algunos países de Medio Oriente y Norte de África se mueven en dirección contraria.
De Egipto a Turquía o Irán, los Gobiernos de la región actúan contra la inclusión LGBTQ+, incluso a través de medios sociales y teléfonos móviles para rastrear y atacar a la comunidad. Los estigmas sociales también entorpecen el progreso. Es más, la comunidad LGBTQ+ en Medio Oriente está bajo considerable amenaza, y los defensores internacionales de derechos deben presionar a estos Gobiernos para que cambien esas políticas y creen una sociedad más inclusiva, libre de miedo y opresión.
Aunque el contenido de las leyes relacionadas con los derechos LGBTQ varían de un país a otro en la región de Medio Oriente y Norte de África, la mayoría tienen leyes estrictas contra la homosexualidad, muchas de las cuales vienen heredadas de potencias coloniales como Francia y Reino Unido. Además, algunos países han adoptado leyes contra las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo o la expresión de la identidad transgénero, basadas en la sharía. Estos marcos legales y los estigmas sociales existentes sobre los homosexuales o transgénero en la región dificultan cada vez más que la comunidad LGBTQ+ establezca y mantenga espacios seguros e inclusivos.
En un célebre caso ocurrido en Egipto, la feminista homosexual egipcia Sarah Hegazy fue arrestada después de enarbolar la bandera arcoíris en un concierto en El Cairo en 2017. La foto fue publicada en Facebook y muy difundida, y atrajo la atención de críticos y defensores de la comunidad LGBTQ+. Unos días después de que la imagen se hiciera viral, el Gobierno egipcio intervino, arrestó a Hegazy por «unirse a un grupo prohibido dedicado a interferir con la Constitución». El Gobierno también revisó los videos del concierto y detuvo a decenas de asistentes que habían enarbolado banderas arcoíris y a ciudadanos que consideraron gais o transgénero. Las autoridades mantuvieron a Hegazy en detención preventiva durante tres meses, durante los que la torturaron con choques eléctricos y aislamiento. Durante ese tiempo, sufrió ataques o abusos de otros prisioneros. Tras su liberación, Hegazy se exilió en Toronto (Canadá), pero desgraciadamente, en 2020 se quitó la vida.
Desde el concierto, el Gobierno egipcio también ha perpetrado una campaña masiva de detenciones:
Dentro de esta campaña, las autoridades egipcias crearon perfiles falsos en plataformas de citas entre personas del mismo sexo y los utilizaron para tender trampas a homosexuales.
En Irán, país conocido por ejecutar personas LGBTQ+, siempre está presente la vigilancia en las plataformas de medios sociales. La comunidad LGBTQ+ se ha ido pasando a Twitter, Instagram y Telegram para expresas su sentir de descontento con el régimen iraní. A los ojos de este régimen, la homosexualidad es un pecado que se castiga con la muerte. En 2007, el expresidente Mahmoud Ahmadinejad exclamó: «En Irán no tenemos homosexuales», y el parlamentario Mehrdad Bazrpash declaró que «para la República Islámica es un gran honor violar los derechos de los homosexuales». En realidad, la comunidad LGBTQ+ de Irán sufre opresión y aislamiento de las autoridades.
La represión a la comunidad LGBTQ+ en Irán es probadamente invasiva y a menudo brutal. Las autoridades persas pueden investigar aplicaciones sociales como Grindr y Hornet para chantajear y atrapar a personas en su peligrosa trampa de miel. Las autoridades pueden hackear fácilmente aplicaciones como Hotgram y Talaeii, versión de Telegram permitida en Irán (Telegram quedó prohibida en 2018), gracias a su ineficaz política de privacidad, y pueden obligar a los fundadores a comunicarse con funcionarios del Gobierno. Estas dificultades y esta invasión de la privacidad fuerzan a muchos miembros de la comunidad LGBTQ+ a huir a países más progresistas.
El sentir anti-LGBTQ+ también crece en Turquía. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, hace frecuentes comentarios hostiles y degradantes sobre la comunidad LGBTQ+, lo que ha contribuido a un aumento en el odio anti-LGBTQ+. Durante muchos años, Turquía se consideró un país tolerante que destacaba en la sociedad conservadora de la región Medio Oriente y Norte de África. Aunque la homosexualidad sigue siendo legal en Turquía, Erdogan ha invertido considerables recursos en atacar a la comunidad, desencadena el temor de que en el país pueda producirse un aumento en los delitos de odio. Estos ataques han tenido como resultado que Netflix cancelara una serie producida en Turquía que incluía un personaje gay porque el Gobierno se negó a concederle licencia. Además, en junio de 2021, la prensa turca organizó un boicot a la cadena francesa de deportes Decathlon después de que esta empresa emitió una declaración de solidaridad con la comunidad LGBTQ+. Algunos ciudadanos turcos creen que esos esfuerzos solo pretenden desviar la atención de la sociedad de las fallidas políticas económicas y sociales del Gobierno.
Aunque no se considera parte de Medio Oriente, hay que mencionar que Afganistán, que comparte frontera con Irán, se encuentra actualmente en medio de una crisis LGBTQ+. Aunque el estado de los derechos de esta comunidad no era ideal durante la ocupación de Estados Unidos, el riesgo de sufrir violencia y daños ha aumentado considerablemente bajo el nuevo régimen talibán. Antes de la ocupación militar de Afganistán de Estados Unidos en 2001, los talibanes eran bien conocidos por ejecutar públicamente a los homosexuales.
Ahora que el grupo controla el país, se esperan hechos similares. Según un informe de Los Angeles Times, en las últimas semanas los talibanes han reprimido a varios sectores de la población, incluida la comunidad LGBTQ+. Además, un juez talibán confirmó recientemente a un medio alemán que bajo la sharía, la homosexualidad es ilegal y que el régimen talibán castigará la homosexualidad con la lapidación o derrumbe de un muro sobre el acusado. A lo largo de los últimos años, numerosos afganos gais han revelado su homosexualidad ante sus familias y comenzaron a usar sus teléfonos para comunicarse y apoyarse entre sí. Muchas de estas personas temen ahora que los talibanes les confisquen sus teléfonos móviles y utilicen la información que encuentren para perseguir a otros afganos homosexuales.
A pesar del progreso de los derechos LGBTQ+ en algunas partes de la región, la comunidad sigue sufriendo. En Israel, país donde el Gobierno está fuertemente influenciado por las facciones religiosas, los legisladores han realizado grandes progresos al atender las necesidades de la comunidad LGBTQ+. En el conjunto de la región, los activistas luchan por sus derechos sin descanso. Túnez es un ejemplo de la fortaleza de la comunidad LGBTQ+, que ha conseguido que el Gobierno acabe con los exámenes anales para perseguir la homosexualidad.
Aunque estos esfuerzos constituyen un paso hacia adelante, persisten las leyes que criminalizan las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Los Gobiernos recurren cada vez más a la tecnología para identificar y rastrear a miembros de la comunidad. Al igual que han hecho en Túnez, los defensores de los derechos LGBTQ+ en el ámbito internacional deben seguir presionando a los Gobiernos de Medio Oriente y Norte de África para que cambien sus políticas. Estas políticas deben mejorar la situación de la gente LGBTQ+, con protección y derechos a la comunidad, a la vez que detienen el patrón retrógrado actualmente evidente en la región