Las relaciones diplomáticas entre Turquía y Suecia se han enfriado después de que el político danés de extrema derecha y antiinmigrante Rasmus Paludan quemó un Corán frente a la embajada turca en Estocolmo el 21 de enero. La condena de Turquía no se hizo esperar, al igual que la declaración de la oficina del primer ministro sueco, que calificó el acto de «irrespetuoso». Pero las desavenencias persisten.
Turquía se retiró de una reunión en Bruselas entre Suecia, Finlandia y Turquía a realizarse en febrero, que estaba destinada a resolver el enfrentamiento diplomático sobre la candidatura de Finlandia y Suecia para entrar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tras la invasión rusa de Ucrania, Suecia y Finlandia anunciaron su decisión de ingresar en la OTAN. Sin embargo, la decisión debe ser aprobada unilateralmente por los 30 Estados miembros. Turquía, miembro de la OTAN, dijo en 2022 que a menos que ambos países cumplieran sus exigencias, no aprobaría la candidatura, «citó su historial de acoger a miembros de grupos militantes kurdos y la suspensión de Suecia de la venta de armas a Turquía desde 2019 por la operación militar de Ankara en Siria», según The Guardian. Además de Turquía, Hungría también vetó la decisión de que ambos países se unieran a la alianza. Mientras tanto, Finlandia dio a entender que se uniría a la alianza sin Suecia si las desavenencias continúan.
Turquía también dijo que canceló la visita del 27 de enero del jefe de defensa de Suecia con el argumento de que la reunión ya no era importante. En una conferencia de prensa, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan dijo que ante la falta de respeto hacia los musulmanes y Turquía, «[Suecia] no verá ningún apoyo de nuestra parte en la cuestión de la OTAN». Tomando las palabras del presidente, una declaración emitida por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía describió el acto como «vil» e «inaceptable». «Este acto despreciable es un ejemplo más del alarmante nivel que la islamofobia y, los movimientos racistas y discriminatorios han alcanzado en Europa», decía el comunicado.
Tras la quema del Corán en Estocolmo, hubo una serie de protestas ante el Consulado General de Suecia en Estambul, donde los participantes quemaron la bandera sueca y corearon consignas contra Suecia. Un cartel colgado en la ventana del consulado que decía: «No compartimos la opinión del idiota quemador de libros» no contribuyó a calmar las tensiones. El 25 de enero, un hombre fue detenido frente al consulado en Estambul tras apuntar con una pistola al edificio. Mientras tanto, Diyanet, máximo organismo religioso de Turquía, declaró que emprenderá acciones legales por la quema del libro sagrado. «Alzaremos nuestra voz contra la atroz quema del Corán en Suecia, y también contra los ataques islamofóbicos en los países europeos», declaró Ali Erbaş, director del organismo.
Decenas de países musulmanes han condenado la quema del libro sagrado. Algunos han llamado a boicotear productos suecos, mientras que otros pidieron cerrar de las misiones diplomáticas suecas.
El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ned Price, ofreció una visión diferente de los acontecimientos. En una rueda de prensa, Price dijo: «El hecho es que se trata de un particular, un provocador, alguien que puede haber intentado deliberadamente distanciar a dos estrechos socios nuestros: Turquía y Suecia. Puede haber buscado deliberadamente influir en las actuales conversaciones sobre la adhesión de Suecia y Finlandia a la OTAN».
Günün karikatürü…
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La caricatura del día.
Poco después del incidente, aparecieron en los medios acusaciones de que el periodista sueco Chang Frick era quien estaba detrás del acto de Paludan. Frick afirmó en un tuit que intentó convencer a Paludan de que no quemara el libro. En una entrevista con la plataforma de periodismo de investigación Insider.ru, Frick, que también fue colaborador de Ruptly, filial de Russia Today, dijo que, aunque pagó el permiso para celebrar la protesta, «no pidió a nadie que quemara el texto religioso». En otra entrevista concedida al medio sueco SVT, Frick afirmó que el acto tenía que ver con la libertad de expresión: «Se trata de la libertad de expresión. ¿Debemos restringir nuestra libertad de manifestación y expresión por culpa de una potencia extranjera? Si no tenemos libre formación de opinión, se pueden cerrar los medios libres».
No era la primera vez que Paludan, que también tiene la nacionalidad sueca, quemaba el Corán en una manifestación. También fue condenado por racismo en 2021, aunque nunca cumplió condena en prisión.
La quema del Corán de Paludan siguió a otro incidente que tuvo lugar el 12 de enero, en el que los manifestantes colgaron una efigie del presidente turco de una farola frente a la municipalidad de Estocolmo. Tras el incidente, Turquía expresó su desaprobación por la decisión del Gobierno sueco de no seguir investigando a los autores. El hecho de que las protestas fueran organizadas por un grupo asociado al Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK), reconocido como organización terrorista en Turquía y sus aliados occidentales, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, hizo que el incidente fuera aún más personal para los dirigentes turcos.
Pero la verdadera razón de la decisión de Turquía de bloquear el ingreso de Suecia en la OTAN no tiene su origen ni en las protestas ni en la quema del Corán. Según el periodista e investigador Guney Yildiz, «la decisión de retrasar o bloquear el ingreso de Suecia y Finlandia no tiene su origen en las protestas anti-Turquía o anti-Erdoğan en Estocolmo ni en la quema de un ejemplar del Corán por un político de extrema derecha. El hecho de que Ankara impida el acceso [de Finlandia y Suecia] es un movimiento táctico destinado a equilibrar su relación con Rusia y usarla como palanca contra Occidente para extraer concesiones». De lo contrario, Turquía se habría retirado de la OTAN por una cuestión de principios, dados los sentimientos anti-Erdoğan y anti-Turquía que prevalecen en otros países, como Estados Unidos, Alemania y Francia, escribió Yildiz.
En un reciente debate en Medyascope, Ömer Taşpınar, investigador no residente del Centro sobre Estados Unidos y Europa del Instituto Brookings, afirmó que Turquía está más interesada en sentarse a la mesa con la administración Biden y saber si las relaciones entre ambos países van a mejorar. Las adhesiones de Suecia y Finlandia se están usando como moneda de cambio en manos de Turquía, que ahora ha aplazado hasta después de las elecciones. «En su mente, [el presidente] Erdoğan piensa que la importancia estratégica de Turquía ha aumentado [tras la invasión rusa de Ucrania] y que Occidente necesita a Turquía en este momento», explicó Taşpınar. En el mismo programa, Gönül Tol, director del programa sobre Turquía del Instituto de Oriente Próximo e investigador principal de la Iniciativa Fronteras de Europa, afirmó que Turquía, como país de «potencia media», está «usando las tensiones entre potencias mayores para abrir un camino a sus propias maniobras». Así, enfrentando a Rusia y a la OTAN, Erdoğan abrió un margen de maniobra en la escena internacional.
Otros consideran que las recientes tensiones diplomáticas son «un intento de desviar la atención de los votantes de una crisis del costo de vida y de proyectar una imagen de estadista internacional», antes de las elecciones generales del 14 de mayo, según describe Reuters. El exdiplomático turco Sinan Ulgen está de acuerdo. En su artículo para Project Syndicate, Ulgen escribió: «Al hacer pública su oposición a las candidaturas finlandesa y sueca, en lugar de optar por una diplomacia discreta, Erdoğan espera que la cuestión le ayude a consolidar su apoyo público» antes de las elecciones.
Entre quienes piensan que Erdoğan está jugando para una audiencia en casa antes de las elecciones generales está el diputado lituano Laurynas Kasčiūnas, presidente de la Comisión parlamentaria de Seguridad Nacional y Defensa. Kasčiūnas espera que tanto Suecia como Finlandia se adhieran a la OTAN antes de la próxima cumbre de la alianza, que se celebrará en Vilna en julio, pero después de las elecciones nacionales en Turquía. El Ministro de Asuntos Exteriores finlandés, Pekka Haavisto, también espera una decisión después de las elecciones locales. Por ahora, las negociaciones han quedado en suspenso, y solo el tiempo dirá si la postura de Turquía contraria a la ampliación de la OTAN ha sido provocada realmente por sentimientos antiislámicos, o simplemente por estrés preelectoral y maniobras estratégicas.