La semana pasada, la estación transmisora al extranjero de Rusia -Russia Today TV (RT)- emitió un informe sobre los bloggers rusos y cómo, heroicamente, exponen delitos y corrupción en el sistema. Acá alguna extractos del artículo relacionado, publicado en línea:
Escritorios, laptops, teléfonos y PDAs…. internet en Rusia se está volviendo rápidamente mucho más disponible, y mucho más que solamente entretenimiento. Para muchos, se ha convertido en un rincón virtual del orador, donde no solamente se escuchará su voz, sino que se garantiza que se repetirá en todo el país al cabo de horas.
Hay claros ejemplos de cómo los usuarios de internet pueden ayudar a resolver problemas complicados. En un ejemplo, un video de un hombre publicado en línea llevó a su despido. El hombre, que era el jefe del gobierno local, estaba intimidando a unos chicos en el colegio, pero todo quedó impune hasta que el video se tornó viral.
El análisis seguía:
«Esto no significa que los periodistas sean malos y los bloggers sean mejores”, enfatizó Sergey Dorenko, editor en jefe del Servicio Ruso de Noticias. “O que la única noción de libertad de expresión existe en línea. Es simplemente un asunto de elección. Ya no queremos ver el resumen de alguien más, queremos –y podemos– hacer el nuestro. Internet nos permite escoger qué queremos saber al respecto, simplemente la velocidad de prensa o de los medios de televisión no pueden competir con eso.
Después, había esto:
En otro ejemplo, un blogger se las arregló para llegar al presidente ruso, Dmitry Medvedev, para ayudar a un huérfano, Pasha Berezin. Un jugador de ajedrez maestro, genio de las matemáticas con beneficios estatales garantizados, Pasha está perdiendo el inicio del año académico por las exigencias de una empresa constructura que ayuda a financiar el colegio. “Quiero ser especialista de tecnologías de la información”, le dijo el muchacho a RT. “Pero el colegio dijo que si quiero estudiar acá y vivir en la residencia, tengo que estudiar para ser constructor”. El caso de Pasha fue asumido por una organización de caridad, Murzik.
Su fundador, German Pyatov, dice que lo que hace diferente a este caso fue un mensaje que publicó en línea al presidente. “Luego de publicar mi carta, alguien de la oficina del presidente llamó y pidió detalles sobre este caso”, dijo Pyatov. “Sé que se pusieron en contacto con el colegio de Pasha, porque casi inmediatamente después, el colegio llamó a Pasha para que retirara su solicitud y se largara. Estaban asustados con que las autoridades intervinieran. Entonces, los medios recogieron la historia, y el colegio se vio obligado a detener sus ilegítimas acciones. Ahora le permiten a Pasha asistir a las clases, pero se siguen negando a darle un cuarto”.
Esta historia fue transmitida el 20 de setiembre. Al día siguiente, otro informe sobre el gran potencial de la blogósfera rusa apareció en Russia Beyond the Headlines (Rusia más allá de los titulares, en línea e impreso, en cooperación con varios destacados periódicos extranjeros):
La política de oposición en Rusia ha pasado a tratarse menos de sobre figuras o partidos políticos y más sobre temas de base: presenciar las protestas en autos o las campañas de base en contra de la corrupción de la policía. El efecto de ir de abajo hacia arriba (de la blogósfera a los medios preponderantes) es especialmente significativo, pues muestra cómo los bloggers van más allá de ser el dominio de una élite urbana, bien conectada.
Al ver esos informes, no se puede evitar considerar la fuente: ambos medios de comunicación son de propiedad estatal y son producidos, principalmente, en inglés, con el objetivo de «ayudar a los extranjeros a entender mejor a Rusia». Con esto en mente, parece que esas historias servirían bien a la diplomacia pública rusa, sobre todo dados los intentos del presidente Medvedev de demostrarle al mundo que Rusia puede estar a la par con Occidente en términos de progreso tecnológico, así como en las transformaciones sociales y económicas que la acompañan.
No obstante, la libertad en internet rusa también parece una paradoja que ha captado la atención de muchos últimamente. A comienzos de este mes, Tangled Web trató de abordar la «democracia virtual» de Rusia, refiriéndose a un reciente informe del Instituto de Paz de EE.UU. -Blogs and Bullets- sobre el poder de los nuevos medios:
Desde el comienzo, el informe destaca que sigue sin estar claro el impacto de los nuevos medios en democracia, en tanto que mucha de la evidencia sigue siendo fragmentaria y anécdotica. Pero una oración, en la sección de cómo los nuevos medios pueden afectar a las personas, se quedó conmigo: “los nuevos medios podrían hacer más pasivos a los ciudadanos, haciéndoles que confundan retórica en línea con acción política sustancial, alejando su atención de actividades productivas”.
El ciberespacio es sorprendentemente libre en Rusia, sobre todo comparado con emisoras con dominio del estado y medios impresos. Y hay mucho buen activismo de base en la web en Rusia. Pero en vez de que internet sea el facilitador de la democracia, también podría ser uno de sus mayores vacíos, permitiendo un discurso paralelo, uno que es activo y diverso, pero a la larga una farsa.
Acá no se pude dejar de mencionar el informe de 2010 de la Iniciativa OpenNet, cuyo perfil de país sobre Rusia dice:
La ausencia de un evidente filtro de internet por parte del estado en Rusia ha hecho que varios observadores concluyan que la internet rusa representa un espacio abierto e indiscutible. De hecho, lo contrario es cierto. El gobierno ruso compite activamente en el ciberespacio ruso empleando estrategias de segunda -y tercera- generación como medio de dar forma al espacio nacional de información y de promover mensajes políticos y estrategias a favor del gobierno. Este enfoque es consistente con la visión estratégica gubernamental del ciberespacio que se articula en estrategias como la doctrina de seguridad de la información.
Se puede leer más de estos «enfoques alternativos» al «manejo» de internet en un capítulo separado del informe, dedicado al ciberespacio ruso. Sin embargo, en esencia, representan medidas discretas y, quizás incluso hasta encubiertas, que no necesariamente limitan libertades más amplias -para dar una sensación general de calma (es decir, no hay «cortafuegos» ni ciertas restricciones de sitios web)- mientras absorben instancias donde permitir demasiada libertad puede tener graves repercusiones.
Hubo otras varias «noticias» que trataban del mismo tema, que vale la pena mencionar:
- The Guardian tuvo un artículo optimista acerca de la «Revolución Rusa de blogueo«, y señala ejemplos de cómo también la pueden explotar los que están en el poder para sus propios intereses.
- The New York Times tuvo un segmento especial de video sobre el potencial del activismo en internet, y algunas de sus posibles consecuencias en Rusia.
- El propio Russia Today TV pasó una historia acerca de un intento fallido de una corte en la lejana ciudad de Komsomolsk-en-Amur, en el este, de bloquear YouTube. Esto sigue al muy discutido «nuevo experimento» del Kremlin: abrir el recientemente propuesto proyecto de reforma de la policía para revisión pública en línea.
Tal vez esto muestra señales de progreso, que ciertamente, no puede esperarse que lleguen de la noche a la mañana. No obstante, también pueden ser ejemplos de aquello a lo que se refería Tangled Web como «una antigua tendencia de pensamiento en Rusia, donde el zar era fundamentalmente decente y eran sus corruptos funcionarios de mando medio los que tenían la culpa de todo».
Sin embargo, se debe mencionar que la democracia -real o virtual- se prueba, una y otra vez, como muy relativa. Incluso cuando algunas de las más destacadas democracias occidentales tienen grandes problemas con el acceso y la supervisión en internet, ¿quizá no se debería juzgar tan estrictamente a Rusia? Pero entonces, ¿por qué no, si el país se ha fijado ese objetivo?
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